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A un año del Oscar de Historia de un oso, animadores garantizan que el futuro audiovisual chileno está en la animación El mercado de la animación nacional se ha dinamizado de manera cada vez más exigente y profesional

A un año del Oscar de Historia de un oso, animadores garantizan que el futuro audiovisual chileno está en la animación

Luego de que el corto de la productora chilena Punkrobot ganara el Oscar de Mejor Cortometraje Animado en febrero del año pasado, se generó mucha expectativa acerca del futuro de la animación chilena con el galardón histórico. Un año después, el impacto que el premio causó en la industria audiovisual nacional no sólo ha provocado un aumento de financiamiento en el sector sino que logró a visibilizar a Chile a la hora de lograr alianzas internacionales en la producción de animaciones.


Conquistar un Oscar representando su país y traer el galardón para casa es un hecho que no impacta solamente al equipo realizador de una película, si no que a toda la industria local. Ese impacto es aún mayor cuando el ganador representa a un sector por años marginado, invisibilizado, dentro de la industria del cine, como es el caso de la animación. La victoria de Historia de un Oso – del cual se preparara hoy un largometraje- ha hecho que progresivamente haya crecido el apoyo del Estado a la animación y generó también una consolidación política interna que ahora comprende el valor de la animación chilena.

Si antes el live action era completamente el centro de las atenciones de los recursos, ahora no existe ningún fondo Estatal chileno que no incluya la palabra animación en sus concursos. Aún así, eso no significa que la animación ocupe un rol principal, pero es comienzo para un reconocimiento histórico.

En un intento de resistir a un escenario nada motivador que subvaloraba el audiovisual animado como una industria que no sería capaz de generar productos de excelente calidad, nació la Fundación Chilemonos. La fundación viene realizando anualmente el festival Chilemonos, que expone las principales obras nacionales e internacionales a fin de popularizar y divulgar la animación como un medio entretención y aprendizaje.

El Director Artístico de la fundación, Erwin «Wilo» Gómez, comentó acerca de la sorpresa que le causó recibir la noticia que la cinta de Punkrobot -que se había estrenado en el festival Chilemonos- había sido reconocida con uno de los premios más importantes del mundo audiovisual.

“Para nosotros como fundación fue una alegría enorme porque fue en el segundo festival Chilemonos que hicimos cuando se estrenó Historia de un Oso, así que nos sentimos muy vinculados con lo que ocurrió. Especialmente por haber ocurrido en una época en la que los festivales de animación chilenos tenían un espacio cada vez menor, que fue una de las razones de por qué surgió también Chilemonos. La animación ya estaba minimizada casi a la nada. Conocíamos a Gabriel y a Antonia desde mucho tiempo y tener amigos próximos así ganando un Oscar fue maravilloso”, cuenta.

Inicialmente después del gran reconocimiento por la industria Hollywoodense, Wilo señala que el efecto inmediato que se sintió fue que de manera masiva las audiencias empezaron a darse cuenta de la calidad y el potencial que tiene la animación en el país. Algo que antes era muy lejano de la consideración pública pasó a ser apreciado con la debida valoración.

“El mayor impacto ha sido en la cultura chilena, que ahora entiende la importancia de la animación. Antes era una cosa abstracta y ahora si tú hablas con un niño de 4 o 5 años de edad, ellos conocen Historia de un Oso, y eso es fundamental para la formación de público, para el futuro de los largometrajes que se están haciendo en Chile. Producir animación chilena se está haciendo como una alternativa viable. Mirar una animación chilena ya se hace cada vez más común y se torna sinónimo de calidad”, relata.

Sin embargo, con el gran reconocimiento vinieron grandes responsabilidades. El director artístico de Chilemonos comenta que con el Oscar hubo mucha expectativa con relación al sector y las exigencias aumentaron, demandando cada vez más calidad con resultados impecables a nivel de intentar lograr una segunda estatuilla para Chile.

“Se ‘subió la barra’ internamente y a nivel internacional también. Cualquier estudio chileno pasó a trabajar con un nivel más alto de resultados y un requerimiento técnico mayor. La industria local se sintió más apreciada y con más responsabilidad de hacer algo de mayor calidad. En el día de la premiación, no estaba ganando Hollywood, estaba ganando un país latinoamericano, fue la primera vez que ocurrió eso”.

La profesionalización

El aporte financiero, sin embargo, todavía no acompaña el nivel de calidad de lo que se está produciendo.

“Siempre vamos a querer más y más apoyo, nunca vamos estar contentos con lo que tenemos. No queremos que sea simplemente algo que se pasó y después de una década volvamos a la segunda o tercera división de reconocimiento. La animación chilena es una industria que ha continuado creciendo, consolidándose, exportando e incorporando nuevos integrantes. Las escuelas de animación están llenas de jóvenes interesados en estudiar el tema, muchas clases han duplicado su capacidad. De alguna manera nos volvió más digno, ser animador en Chile hoy es más profesional que antes. Es visto ahora como una carrera viable de cual uno sí puede vivir y ser un profesional. Eso ya ocurría pero el Oscar ayudó a visibilizarlo más”, explica Wilo.

El director artístico de Chilemonos es optimista en asegurar que en la animación se resguarda el futuro del audiovisual chileno, y todo el tiempo que en no se valoró apropiadamente el área, sirvió de preparación para los animadores para producir sin la presión del mercado.

“Cuando se habla de cine, de series todo el ‘oxígeno’ siempre se lo lleva el live action. La animación siempre fue un sector postergado. Sin duda vuelvo a insistir que el talento y el futuro audiovisual chileno están en la animación. De aquí va a seguir saliendo cosas, las películas que se están armando son de un nivel internacional. Las series que hoy se están produciendo y coproduciendo en Chile están increíbles. El bueno de lo malo fue poder trabajar en silencio y sin presiones para que hoy se tenga un gran nivel”.

Coproducciones internacionales

Cuando se trata del consumo de la animación producida en Chile, hay más exportación que apreciación interna de los productos audiovisuales. La lógica es que se tener éxito en el extranjero implica ser valorado nacionalmente, conforme explica Wilo. El director agrega que aunque Chile junto y Brasil sean referencias mundiales de animación latinoamericana, hay mucho que aprender con vecinos como Argentina y Colombia que tienen en su programación una presencia expresiva de animaciones nacionales.

“Las grandes producciones siguen estrenando afuera y llegan acá como segunda opción y aún no tengamos prime times de animación y seguimos molestos porque siguen exhibiendo Los Simpsons, El Chavo del Ocho y Bob Esponja. Esos productos siguen ocupando espacios que podría estar destinados a la animación nacional, como ocurre con Colombia, Argentina y Brasil”, critica.

En las co producciones internacionales Chile ha trabajado en proyectos con Argentina, Brasil, Colombia, y ahora se está incorporando México. Hay series como Puerto Papel exhibida por TVN que se ha estrenado en Colombia y se exhiben también en Brasil y en cadenas internacionales como Cartoon Network.

“Hoy somos un referente latinoamericano, Europa nos mira con curiosidad y quiere nuestras ideas, los norteamericanos siempre van preferir tomar un director y llevárselo de acá para allá y no fomentar nuestra industria. El festival Chilemonos para nosotros ha experimentado un crecimiento enorme y el MAI (Mercado de Animación e Industria Chileno) es un referente que ha impactado regionalmente. Los países están replicando esa idea porque se dieron cuenta del éxito de la dinámica chilena en torno de la animación gracias al talento existente, las cadenas internacionales dicen que los mejores proyectos se hacen en Chile porque la creatividad es desbordante. Existe una gran masa de realizadores y todas con una unidad muy comercial, y esa es la mirada que tenemos”, señala.

Vocación comercial

En términos de costo, hacer una animación requiere la misma cantidad de dinero que un live action.  Corfo (Corporación de Fomento de la Producción) el año pasado financió 13 proyectos de animación, un cambio substancial ante un escenario en que 90% de los aportes eran para el cine convencional y apenas un par de proyectos animados recibían incentivo. Para Wilo lo que  puede considerarse una ventaja de la industria de la animación chilena es que tiene un perfil completamente comercial con la posibilidad de popularizarse muy fácilmente, lo que torna el país un referente latinamericano.

“La gran diferencia para el live action es que la animación chilena tiene vocación comercial. Eso es lo que nos diferencia. A nosotros nos gusta las alfombras rojas, los trofeos, pero más nos gusta el rating y los cortes de tickets. La animación chilena hace mucho tiempo dejó de alimentar su ego y quiere alimentar sus hijos. Para nosotros éxito significa coproducir, exportar, vender en los mercados internacionales. Y ahí está también una muestra de crecimiento. El festival Chilemonos nació del MAI (Mercado de Animación e Industria Chilena) hace 4 años y el MAI se ha transformado en el lugar donde se hacen negocios en la animación latinoamericana. O sea si uno quiere coproducir en Latinoamérica hay que venir al MAI”, revela Wilo.

Durante mucho tiempo la animación chilena estuvo en una especia de “gran bolsa” en que estaban mezcladas distintas miradas en torno de la relación del audiovisual animado frente al mercado. El director de Chilemonos reitera que hay una parte artística pero con una profunda vocación comercial.

“Si tomas como ejemplo los chicos de PunkRobot ellos hicieron dos series antes de Historia de un Oso, que se han exportado y se han exhibido en cadenas en Brasil y Argentina. Todo con una mirada muy comercial y veo que es una tendencia que deban seguir no sólo ellos sino todas las productoras”, predice.

Aún que el Oscar ha servido para promover una visibilización mundial para el sector de animación, Chile aún necesita resolver cuestiones internas. Wilo explica que todavía hay que insistir en lograr aportes para el Mercado de Animación e Industria; la mirada del director ya debería estar consolidada por el Estado como una herramienta esencial para la propuesta de acuerdos entre coproducciones latinoamericanas.

“Las deudas siguen también de parte los canales nacionales de televisión abierta y hace falta también un respaldo definitivo del Estado con relación al MAI, que nos miran todo el mundo, nos clonan, sacan ideas, y todavía tenemos que concursar cuando ya tendría que ser algo estatal. Nos gustaría estar concentrando en hacerlo crecer y no todo los año estar buscando financiamiento. Ese reconocimiento que poco a poco vamos obteniendo es motivador. Entonces lo que viene es que muchos estudios medianos y pequeños van a empezar insertarse en el mercado internacional. Veremos delegaciones chilenas en esos escenario, eso es lo que viene”, proyecta el director.

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