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Sebastián Lelio, ganador del Oso de Plata al mejor guión en Berlín: «el desafío de la transexualidad es súper contemporáneo» «Una mujer fantástica» se llevó dos galardones en la capital alemana

Sebastián Lelio, ganador del Oso de Plata al mejor guión en Berlín: «el desafío de la transexualidad es súper contemporáneo»

«Es un tema muy de frontera, que en su propia esencia obliga a pensar sobre los temas que están en el centro de la discusión social no sólo en Chile, sino en el mundo entero. ¿Cuáles son los límites que estamos dispuestos a permitir? ¿Qué es lo normal? ¿Qué amores son legítimos? ¿Qué es el amor? ¿Qué es la identidad? ¿Qué somos? Y sobre todo: ¿queremos incluir o aislar, queremos un mundo de murallas o de vasos comunicantes? En ese sentido creo que la película toca algo que está en el aire, y que espero que resuene en Chile, pero también en el mundo, porque es algo que no está resuelto del todo todavía en ninguna parte», señala en esta entrevista realizada durante la Berlinale.


Finalmente, valió la pena. Las noches de discusiones, trasnoches, los fines de semana en el computador. Este domingo el director chileno Sebastián Lelio (Mendoza, 1974) fue premiado junto a Gonzalo Maza con el Oso de Plata en el festival de cine de Berlín al mejor guión por Una mujer fantástica, además de haber logrado antes el premio Teddy a la mejor película de la Berlinale en el cine de contenido homosexual o con especial sensibilidad hacia la comunidad LGTB.

En esta cinta, Marina (Daniela Vega), una mujer transexual, debe lidiar con la repentina muerte de su compañero Orlando (Francisco Reyes), veinte años mayor, y cuya familia le quiere impedir vivir el duelo en paz. Ella hará gala de toda la resilencia que posee que hacerles frente.

En 2013, Lelio ya había sido premiado en la capital alemana por su film Gloria, cuando la actriz Paulina García logró un Oso de Plata como mejor actriz. En esta entrevista con Cultura + Ciudad realizada durante la Berlinale, dice que le cuesta «filmar juzgando, mirando hacia abajo a los personajes», a pocos días de terminar de rodar su primer film en inglés, Desobediencia, con Rachel Weisz como protagonista.

«Siempre tengo que encontrar un lugar de genuino interés, de admiración o de conexión. Y con Daniela Vega y el personaje que fue creado para la película hay muchísimos puentes, porque me parece que hay algo inspirador en ella, por la valentía, el coraje, el arrojo y la sed de vida, que para mí es algo potente de retratar».

El hecho de que ella sea transexual, ¿fue algo elegido a propósito? ¿Por qué se decidió tocar el tema de la transexualidad?

– Todo es a propósito y al mismo tiempo todo es intuitivo, porque el cine no es ni política ni ciencia. Es mucho más cercano a ser un arte. En ese sentido hay conciencia de lo que se está diciendo, pero al mismo tiempo hay mucha intuición. Yo creo que el desafío de la transexualidad es súper contemporáneo. En su esencia misma conecta con problemáticas y situaciones por las que estamos pasando como seres humanos hoy. ¿Cuáles son los límites que estamos dispuestos a permitir como sociedad? ¿Cuáles son las vidas que pueden y no pueden vivirse? ¿Qué es lo legítimo? ¿Qué es lo normal?

¿Cuáles son los temas de esta película?

– Es una película sobre la identidad, sobre la libertad y sobre quién es el que declara qué es y qué no es legítimo. Creo que esos son temas que estaban muy en el centro de la discusión contemporánea cuando se empezó a escribir el guión y que ahora que la película nace y el mundo cambió y dio un vuelco gigante hacia atrás gigante se vuelve mucho más resonante que hace un año y medio cuando la estábamos terminando de filmar. Creo que la película conecta con un momento del planeta en que hay muchas preguntas en el aire, que son encrucijadas evolutivas, de una importancia capital. La manera en que respondamos estas preguntas quizás va a determinar que sobrevivamos o no como especie. Queremos un mundo donde se genere más comunión, más inclusión, más puentes, mas contacto, más libertad, o queremos un mundo de murallas, de segregación y de fronteras y de palabras que limiten las cosas. Creo que en ese sentido la película conecta con algo súper contemporáneo, porque el personaje de Marina, y la propia película, se rehúsan a ser definido de una sola manera.

Has dicho que es una película transgénero…

– Es una película transgénero porque es cine romántico, tiene elementos de cine de fantasía, de thriller, de cine de humillación y venganza, de fantasmas, de comedia… tiene muchos tonos, el multitonal, multiexperiencial, y en ese sentido comulga con su personaje, que empujó a la película a un lugar que yo, al menos como cineasta, no había visitado, de problemas nuevos.

¿Qué esperas lograr en el espectador?

– Espero que la película invite al espectador a un viaje que es potente, que es fuerte, y que ojalá termine sintiendo como Marina, a pesar de los jucios, prejuicios y definiciones preexistentes que el espectador pueda tener, y que termine en una especie de comunión con este personaje central. Ése es el desafío de la película, y en ese sentido la película invita a explorar los límites de la propia empatía, quizás una palabra central de la discusión contemporánea. ¿Qué tan empáticos podemos ser como seres humanos y como sociedad? Creo que ese es un rasgo central de la película, su identidad oscilante y los temas que toca de manera múltiple, producto de su personaje central.

Tanto Gloria como Una mujer fantástica como Desobediencia, la película que estás filmando ahora en inglés con Rachel Weisz, son protagonizadas por personajes femeninos. ¿Te gustan los personajes femeninos? ¿Y cómo los enfrentas, a la hora de interpretarlos?

– Te confieso que es algo que me doy cuenta retrospectivamente. No es una agenda premeditada, pero hay algo en el retrato de la mujer que me parece muy fascinante, no sé muy bien por qué.  ¿Será que lo femenino es algo que está amenazado hoy, que está arrinconado, que ha sido acosado y acallado durante tantos siglos, y que hay algo allí que está despertando, y que todos sabemos que está despertando? Primero que nada (la elección) es producto de la intuición, es muy natural y muy orgánico. Es o que va pasando al ir escribiendo. Hasta ahora parece que ha sido algo así como una constante, pero tampoco quiero limitarme a nada y quién sabe hasta dónde nos lleve la marea.

Si uno ve el trailer puede pensar en una película de Almodóvar. ¿Te inspiraste en alguna película o algún libro para hacer este film?

– La película es un gran mosaico de muchísimas cosas, de historias que he escuchado, he vivido, producto de la investigación durante la escritura del guión, también de todo el cine que he visto, el cine que admiro.

¿Qué te aportó Pablo Larraín como productor?

– Pablo y Juan de Dios son, primero que nada, amigos y compañeros de viaje a estas alturas. Es la tercera película que hacemos juntos y hemos ido creciendo juntos. Nos ha tocado que haya sido así y ha sido todo muy natural. Después de tantos años son, primero que nada, amistades. Por Pablo, como director, tengo sólo admiración. Me parece que es una de las grandes voces del cine latinoamericano contemporáneo, si no mundial. Son personas que se atreven, que no le tienen miedo a películas que logren, al mismo tiempo, abordar temas que son desafiantes y al mismo tiempo abrazar al público, y buscar y alcanzar audiencia nacional o internacional. Ése es un desafío con el que yo conecto mucho, me parece que el cine nace para ser internacional, hay algo en su corazón que lo instala para ser una conversación para el mundo. Una película no se hace solo para un país, sino para el mundo, y eso es muy bonito, porque eso en ningún momento significa que no se haga para Chile, porque la película emana de Chile, surge de esa sociedad, pero es emocionante ver que la Berlinale la quiere, que la ve gente de todas partes.

En ese sentido, ¿cómo interpretas que Sony haya comprado los derechos de distribución?

– Es una alegría gigante, primero que nada, un honor, que una compañía del prestigio y la relevancia de Sony Pictures Classic la haya adquirido, y lo haya hecho antes de que se estrene.  Es inusual, a nosotros los tiene súper entusiasmados y muy contentos, porque es un espaldarazo muy fuerte. La distribución internacional es algo súper difícil de conseguir para el cine latinoamericano en general, y que el cine chileno ha estado logrando en los últimos años. Me parece que es una conquista fuerte. Ojalá que sea más que un momento y empiece a ser una constante.

El hecho de que se haya hecho una película a lo grande sobre la transexualidad, ¿te parece que habla de que Chile está cambiando?

– Creo que el tema es desafiante aquí y en la quebrada del ají. Esa es la verdad. Si uno ve la portada del último National Geographic, sobre ‘El cambiante paisaje del género’, una edición especial sobre todos los nuevos géneros e identidad, creo que habla de un tema para el cual ni siquiera hay palabras. Es un tema muy de frontera, que en su propia esencia obliga a pensar sobre los temas que están en el centro de la discusión social no sólo en Chile, sino en el mundo entero. ¿Cuáles son los límites que estamos dispuestos a permitir? ¿Qué es lo normal? ¿Qué amores son legítimos? ¿Qué es el amor? ¿Qué es la identidad? ¿Qué somos? Y sobre todo: ¿queremos incluir o aislar, queremos un mundo de murallas o de vasos comunicantes? En ese sentido creo que la película toca algo que está en el aire, y que espero que resuene en Chile, pero también en el mundo, porque es algo que no está resuelto del todo todavía en ninguna parte.

Para ir cerrando, ¿qué nos puedes contar de Desobediencia?

– Muy poquito. Estoy por terminar el rodaje en Inglaterra en estos días. Ha sido una experiencia potente, transformadora, un desafío gigante, trabajar con estos actores y actrices de este nivel.

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