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Chilena crea «tablao» popular en Madrid para aficionados al flamenco El lugar recién cumplió dos años y ha logrado popularizar la danza

Chilena crea «tablao» popular en Madrid para aficionados al flamenco

El flamenco es patrimonio de la humanidad y como toda expresión cultural que existe actualmente en el mundo globalizado, ha traspasado fronteras y ya no es algo que sólo los españoles lo pueden hacer. Sin embargo con la popularidad de la danza ibérica los tablaos madrileños han creado una especie de shows costosos para agradar el turista. En contramano de la lógica del mercado, la chilena Caro Fernández ha creado la Taberna Flamenca el Cortijo para reunir aficionados en la danza española que históricamente ha sido, en todo el sentido de la palabra, popular.


En el corazón del barrio de Vallecas, una región de inmigrantes afuera del centro madrileño, se ubica el tablao Taberna Flamenca El Cortijo. La chilena Caro Fernández es la directora artística de la Taberna. Ella nació en Rancagua, se fue de Chile en el año 1996 y ha vivido entre México, España y otros países. Hace diez años se estableció en Madrid. La artista, que empezó con el teatro y la danza contemporánea, encontró por casualidad en el flamenco una pasión que la llevó a cruzar la cordillera y el Océano Atlántico.

“Yo empecé en el flamenco por casualidad, estudiaba danza contemporánea y una maestra me sugirió que lo intentara porque me caía bien por mi estereotipo. Vengo de una familia de españoles por parte de mi padre, son andaluces, de Málaga. Después de probar me encanté y luego fui a vivir a Sevilla y empecé a dar clases. Desde entonces me profundicé en el tema y dejé el teatro y la danza contemporánea por el flamenco”, cuenta.

El tablao cumplió dos años en diciembre del año pasado y es un éxito en la comunidad madrileña. La idea partió de Caro y una amiga al observar que la danza típica de regiones españolas de Andalucía, Extremadura y Murcia ya no estaba tan enraizada en la cultura popular, sino que estaba siendo hecha para que el turista disfrute. Con el tablao, las amigas encontraron una manera de devolver a la gente un arte que, en todo el sentido de la palabra, siempre ha sido popular.

Caro Fernández

Flamenco para el pueblo

“Es un proyecto que empecé también con una socia también bailarina y aficionada del flamenco. He trabajado en muchos tablaos tanto en México como en otros países del mundo, hasta que llegué a España. He percibido que el flamenco está condicionado, sobre todo en España mismo, para el turista y no para que el público se convierta en realmente aficionado al arte flamenca. Queremos generar afición”, agrega.

La propuesta es trabajar de manera distinta. Según la artista, todos los tablaos se manejan un poco con el tipo de fórmula “para turista”. Fernández sigue reiterando que es raro encontrar un ambiente en que se valore el arte de manera más intimista y despierte el aprecio e interés en el flamenco. El lugar elegido para instalarse fue escogido por justamente atender el requisito que proponen las creadoras del espacio.

“Nos instalamos en un barrio popular, no estamos en el centro de Madrid. El barrio de los inmigrantes andaluces por excelencia, donde luego llegó toda la inmigración, es un barrio fuerte, se autodenominan república independiente de Vallecas. Aunque están dentro de Madrid, son muy particulares. Ser vallecano no es ser cualquier cosa dentro de la ciudad, tienen una identidad. Después de hacer una investigación de mercado decidimos hacerlo ahí para acercar los precios al común de las personas, a la gente nacional y así cumplir una doble labor, seguir bailando y tener nuestro proprio sitio con muy buenas figuras y creando una afición, que le interese a la gente”, reitera.

Precios populares

El costo de ir a un espectáculo de flamenco en España ha subido mientras más valorado era. Una de las intenciones del tablao es también tornar el arte accesible en precio y llevar al palco de la Taberna shows de calidad con gente que se ha destacado a nivel nacional.

“Si te encanta el flamenco tienes que pagar 35 euros para ver el espectáculo, yo lo hice más accesible a la gente, para que si uno le gusta puede ir toda la semana si quiere. Realmente antes si tu querías ver un espectáculo bueno, tenías que pagar caro e ir al teatro y ver las grandes figuras. A la medida de lo que es financieramente posible llevo al tablao artistas que estuvieron en Festival de Jerez, por ejemplo, que es uno de los mejores festivales de Flamenco de España”, revela.

La cosecha de los resultados se pudo obtener en poco tiempo de existencia. Fernández evalúa que las presentaciones han sido cada vez mejores y la Taberna ha recibido artistas que espontáneamente empezaron a buscar el espacio para difundirse. Si antes la directora intentaba de todas a manera coordinar shows llamando a los artistas a todo el rato, ahora ellos se interesan por la propuesta del lugar. No es así sólo con los artistas; el tablao también conquistó el público en un nivel que la gente ahora va frecuentemente.

“Cuando estuve trabajando varios años en México lo que me llamaba la atención es que había gente que un día de la semana iba a ver un espectáculo y se repetía. Es un poco diferente de lo que ocurre generalmente en los tablaos que siempre es gente diferente, extranjeros que están de paso. Lo que ocurre en mi tablao es que esa gente se junta a compartir con los locales. En una mesa hay un japonés con españoles, es una mezcla interesante. Los extranjeros tienen una vivencia más real al lado de españoles. Les gusta, aplauden, aprecian de una manera distinta, son expresivos y se logra crear esa magia de un lugar muy familiar”, destaca.

De Chile para España y de vuelta nuevamente

Además de crear y administrar la Tabierna, Fernández sigue creando espectáculos, algunos de ellos inspirados en la cultura chilena. Es lo que hace en “Así yo, cartas de amor y desamor”, inspirado en cartas de Gabriela Mistral que fue presentado en el 2015 en la VI Región. Concebido en Madrid, la obra se estrenó en España a fines de 2011 y ha sido premiada en los más importantes certámenes coreográficos de flamenco.

“Con esa obra intenté acercar mi cultura a algo que es el eje de mi vida que es el flamenco, entonces. Yo estudié teatro además de danza, tengo ambas disciplinas para poder realizar ese tipo de obra. Empezó con algo muy pequeño para un concurso en un certamen coreográfico en Madrid y fui finalista, en el año siguiente me presenté en otro y lo gané y luego postulé en los fondos para hacerlo en Chile”, explica.

El sueño de Caro que se viene realizando con éxito demuestra la fuerza de la chilena en conseguir crear y establecer,  en pleno Madrid, un espacio que difunde el flamenco y aporta la cultura de la manera más eficaz: formando un público aficionado por la danza.

“Imagínate que construir un tablao en pleno barrio de Vallecas es difícil. Me siento orgullosa porque este espacio está generando muchas posibilidades y generando afición. No sólo es un lugar donde muchos flamencos pueden trabajar, sino que la gente puede frecuentar, apreciar, repetir y absorber esa cultura. En todas las artes necesitamos un público apasionado. Es para mí una labor en que también logro que la gente descubra nuevas propuestas y ojalá se interese en bailar flamenco también”.

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