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Málaga, o cómo convertir una ciudad en modelo cultural Opinión

Málaga, o cómo convertir una ciudad en modelo cultural

«Sin duda es importante contar con los recursos necesarios para financiar una infraestructura de esta naturaleza, pero por sobre todo hay que tener la convicción y visión para lograrlo, sumado a una estrategia en conjunto con distintos actores (fundaciones, empresas, administración pública, gobiernos locales, etc.) y creer firmemente que la artes y la cultura tienen la capacidad de desarrollar una ciudad, atraer nuevos capitales, hacer crecer los barrios, su economía local y la seguridad en ellos. En definitiva, tener un mejor país», escribe María Fernanda García.


El pasado 28 de febrero se celebró un nuevo aniversario de Andalucía como Comunidad Autonómica en España (1981), proceso por el cual tras la dictadura de Franco, se reorganizó el estado español, como lo conocemos hoy en día.

Andalucía, plagada de historias y patrimonio, y cuna de tantas culturas- como la fenicia, romana, árabe, bizantina y castellana- es la más habitada y una de las más extensas de España, con ciudades bellísimas como Sevilla y Granada, los pueblos blancos y la Costa del Sol, entre otros cientos de atractivos, que conocemos muchísimo también a través del cine, el arte y la música.

Málaga, cuidad y puerto en la costa cercana al estrecho de Gibraltar, con casi 600 mil habitantes en su capital, es una de las ciudades más antiguas de Europa (emplazada en una zona muy estratégica y apreciada por distintos reinos, marinos y mercantes de distintas épocas), alcanzó un boom turístico entre las décadas de los 70 y 80´s, y en que se siguieron durante los siguientes años. Famosas son Marbella, Fuengirola y Torremolinos por los veranos llenos de sol y playas y los cruceros, tiendas de lujo y los yates en Puerto Banús. Sin embargo, Málaga capital parecía quedarse fuera de esta fiesta, en la que casi exclusivamente era visitada para hacer compras en El Corte Inglés, y abastecerse de los necesario.

¿Cómo cambió tanto una ciudad en poco más de una década? Como casi todo, finalmente se traduce en políticas públicas y un interés estratégico de convertir a Málaga en un referente cultural dentro de Andalucía, España y Europa. O sea, intención real de cambiar, con presupuestos acordes y las alianzas necesarias para este desarrollo. Este ejemplo bien podría valer para nuestra acontecido Valparaíso, eterna promesa de ciudad-puerto patrimonial y cultural, o para una de las tantas ciudades que podrían potenciarse en materia de turismo cultural en nuestro país.

El año 2010, el alcalde de Málaga (en ejercicio desde el año 2000 hasta la fecha) Francisco de la Torre, se propuso acondicionar la ciudad para ser Capital Europea de la Cultura en el 2016. Finalmente la elección recayó sobre San Sebastián y otra ciudad polaca, sin embargo el desarrollo cultural, y sobre todo museístico es impresionante. Recuerdo haber ido a Málaga el año 2003 y era otra ciudad, mucho más sucia y descuidada, insegura, y con una escasa oferta cultural. Hay que decir, que tal como en todas las experiencias de crecimiento, y casos de innovación, emprendimiento y crecimiento en materia de cultura, deben estar involucrados distintos actores. Es por eso que sumado a la visión del alcalde, han sido muy importantes las fundaciones privadas y otras administraciones como la Junta de Andalucía y la Diputación para la construcción, gestión o implementación de estos museos o centros culturales.

Sólo por nombrar algunos de los más de 30 museos, destaco el Museo Picasso Málaga, que obedece al sueño que tuvo el famoso pintor malagueño, y que es una colaboración entre la Junta de Andalucía y la fundación FABA, de familiares del pintor para preservar y difundir su obra. Este museo fue además uno de los primeros en inaugurarse y sentar un precedente de lo que sería la Málaga de hoy, desarrollando el turismo cultural en la ciudad.

Otro muy interesante, y que no se debe dejar de visitar por sus bellísimas colecciones de pintura de grandes maestros, y de costumbrismo típico español, es el Museo CarmenThyssen de Málaga. Emplazado en el Palacio Villalón que estaba en estado de abandono en pleno centro, el ayuntamiento (municipio) se hizo cargo de la refacción del edificio y es el principal soporte económico del museo, que se autodenomina el ¨museo de las personas” y pone un gran énfasis en su relación con el público. También con el comercio y servicios alrededor, potenciado una zona alicaída que hoy es una de las favoritas de los visitantes.

Un espacio distinto es La Térmica, un ex hogar de niños huérfanos, con un gran edificio para el desarrollo de distintas actividades y programación como centro cultural contemporáneo, con énfasis en la ciudadanía y los vecinos. Está situado en las afueras de Málaga centro, y cumple una labor importante con los artistas jóvenes, con el arte contemporáneo y la innovación cultural e impartiendo clases, seminarios y charlas. También es muy interesante su modelo de residencias artísticas. Este proyecto depende de la Diputación de Andalucía, que tiene sus oficinas en un moderno edificio próximo a La Térmica.

Cercano a este centro cultural, y es la ex Tabacalera de la ciudad están el Museo Automóvilístico y el Museo Ruso. Este último, al igual que el Museo Pompidou de Málaga, son “franquicias” o acuerdos entre el ayuntamiento y estos connotados museos, para exponer sus colecciones más allá de sus fronteras. El Ruso es bellísimo, poniendo a nuestra disposición colecciones del mismo Museo Ruso de San Petersbugo. Destaco en él la exposición temporal acerca de Kandisnky y la de la Dinastía Romanov. Una manera de acercarnos a la historia a través del arte.

Sin duda es importante contar con los recursos necesarios para financiar una infraestructura de esta naturaleza, pero por sobre todo hay que tener la convicción y visión para lograrlo, sumado a una estrategia en conjunto con distintos actores (fundaciones, empresas, administración pública, gobiernos locales, etc.) y creer firmemente que la artes y la cultura tienen la capacidad de desarrollar una ciudad, atraer nuevos capitales, hacer crecer los barrios, su economía local y la seguridad en ellos. En definitiva, tener un mejor país.

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