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«Surinam»: la pieza que retrata la búsqueda de la identidad en un mundo hiperconectado Obra parte del Ciclo Teatro Hoy de Fundación Teatro a Mil

«Surinam»: la pieza que retrata la búsqueda de la identidad en un mundo hiperconectado

Los Contadores Auditores celebran una década de trabajo con su nueva obra. La trama representa la tensión entre lo que esperamos del mundo y lo que éste tiene para ofrecernos, la maduración, la búsqueda interna y el amor en tiempos de transculturación. Su protagonista es Sócrates, un joven tímido que que es parte de una generación que posee toda la información al alcance de la mano, pero que no se siente perteneciente a ninguna causa.


Surinam es uno de los países sudamericanos, junto con Guyana, que no tiene casi ninguna relación con los demás. Allí se habla holandés, además de otras lenguas locales, hay muchas etnias y religiones, y es desconocido para la mayoría de los latinoamericanos.

La figura de este pequeño desconocido y colorido país de la región amazónica, olvidado por los habitantes de su propio continente, fue uno de los puntos de partida para la creación de la pieza de los diseñadores teatrales Felipe Olivares y Juan Andrés Rivera, los cerebros detrás de Los Contadores Auditores, que estrenarán su novedosa obra en el festival Teatro Hoy.

«La idea de la obra partió hace bastante tiempo, detonada por la curiosidad que nos provocaban dos imágenes. Una es la de los ‘falsos indios norteamericanos’, que se visten como indígenas sioux y que tocan versiones andinas de clásicos del pop en las calles. Esa mezcla, ese hibridismo cultural, nos parecía muy interesante como punto de partida de una puesta en escena. Luego está la imagen de Surinam, un país sudamericano distinto en todos los aspectos a los demás de Sudamérica. Estas dos imágenes poco a poco fueron cristalizando la idea de la obra, que habla de transculturación, de cruces identitarios, de la búsqueda de la identidad en un mundo hiperconectado», revelan.

La trama gira en torno a Sócrates, un hombre tímido que se dedica a escribir subtítulos de series hasta que descubre un día que su verdadero padre no es quien lo crió, sino su tío Fernando, un revolucionario exiliado en Europa y del que no sabe absolutamente nada. Aburrido de una vida solitaria y sin sentido, parte a buscarlo en una aventura en la que se descubrirá a sí mismo y a extraños personajes que no está seguro si habitan la realidad o la ficción.

Figuras de músicos callejeros vestidos de indios sioux y personajes de series como Game of Thrones fueron parte de la concepción de la pieza.

Una generación decepcionada

Con la participación de Jaime Leiva, Elvis Fuentes, Jaime Omeñaca, Benjamín Bravo, Francisca Muñoz y Jacinta Langlois, «Surinam» usa también un recurso poco explorado en el teatro actualmente. Se trata de ver en escena referencias de series populares como Breaking Bad o Game of Thrones, que sirven de espacio imaginario para hablar de una generación adicta a Netflix, permanentemente conectada, que no se puede definir a sí misma.

Y así Olivares y Rivera definen a Sócrates, un hombre que pertenece a una generación que posee toda la información al alcance de la mano, pero que no se siente perteneciente a ninguna causa, a ningún lugar.

«Una generación decepcionada, que perdió la esperanza de poder ‘cambiar el mundo’. De todas formas, él ansía poder sentirse parte de algo, cree que dentro suyo está la posibilidad de ser un ‘luchador’, pero no sabe muy bien cómo dejarlo salir», explican.

Parte de ese sentimiento es la influencia de las series de televisión. Un producto mediático que se puso de moda en los últimos años y se ha instalado en la vida de las personas, y no sólo como medio de entretención, sino también como herramienta que les ayuda a escapar de la rutina y para lidiar con ciertos dilemas psicológicos.

«Las series le ofrecen al protagonista nuevas posibilidades de entender la realidad. Él es un tipo reservado, tímido, con problemas para entenderse y entender al resto, pero a través de la ficción logra completar esos vacíos de su propia vida. Sentíamos que el universo de la ‘generación Netflix’ no había sido puesto en el teatro aún, o al menos nosotros no lo habíamos visto así», cuentan.

Doble esfuerzo

Ciertamente, trabajar con una temática como las series requiere un doble esfuerzo, no sólo en cuestión de contenido, sino también de puesta en escena.

«Siempre nos ponemos como pie forzado el poner en escena cosas que creemos son imposibles de escenificar, o muy difíciles. Cosas que rayen en el mal gusto. Nos gusta jugar con ese borde. En cuanto a lo escénico, el universo de las series es una cita muy entretenida de poner sobre el escenario, y un desafío. ¿Cómo hacer una escena de Game Of Thrones en un teatro?», cuestionan.

La odisea de Sócrates por Europa, en busca de un encuentro con sus orígenes, en parte hace referencia a la inmigración, aunque -aclaran los dramaturgos- se aborda desde un punto de vista más interno y no tanto sociológico o político.

«Se trata de un personaje que cree que escapando de Chile podrá encontrar las respuestas a las preguntas que se ha hecho siempre. Es una historia de viaje, pero no necesariamente se hace cargo del ‘gran’ tema de la inmigración que ya se ha abordado bastante en el teatro».

La evolución de Los Contadores Auditores

Después de diez años en la dramaturgia, estos creadores consideran difícil mirarse a sí mismos desde lejos. «No sé si somos capaces», disparan.

Desde que empezaron hasta ahora, con el estreno de «Surinam», cada obra ha sido un desafío y un problema nuevo, pero la esencia de su manera de trabajar -al mismo tiempo de forma artesanal y elaborada, sin dejar de lado la provocación de la risa- continúa siendo la «marca registrada» de los artistas.

«Probablemente ahora somos menos caóticos, pero igual de barrocos, menos ansiosos, pero igual de estridentes. Hay un lenguaje que muta, pero una búsqueda que permanece. Seguimos haciendo el teatro que queremos hacer, sin ganas de complacer a nadie, un teatro artesanal, expansivo, ridículo, pero con más herramientas y cada vez con más recursos».

Humor y algo más

Tras empezar a explorar el género dramedy, mezcla de drama y comedia teatral, los Contadores señalan que en «Surinam» la propuesta de seguir un camino un poco distinto a lo que estaban acostumbrados a hacer, surgió de manera natural. Sin embargo, aunque la intención fue mantener el humor, esta vez la historia no se desarrolló con un guión cien por ciento cómico.

«Nació naturalmente, no sé si fue algo buscado. Anteriormente habían aparecido ciertos elementos dramáticos en otras obras, pero no tanto como en ésta. Hemos tratado de explorar nuevas formas de hacer comedia, de llegar a nuevos públicos. Sigue siendo una comedia, pero aborda un mundo más intimo, en el que es difícil eludir la seriedad. Creemos que ha funcionado bien, sobre todo porque contamos con un equipo de actores increíbles que pueden pasar de hacer el ridículo en una escena a conmovernos en la siguiente. Sin ellos, no lo hubiéramos logrado», sostienen.

Con su «marca registrada» establecida en esta novedosa pieza, esta vez Olivares y Rivera van más allá con su nuevo proyecto, y pretenden explorar y experimentar otras posibilidades de contar una historia «al estilo Contadores Auditores».

«En esta obra nos planteamos la idea de ser radicales con el diseño de vestuario, que el vestuario sea la escenografía, que los personajes ‘sean’ los lugares que habitan. Eso deriva de un trabajo que veníamos haciendo hace tiempo, desde ‘En Busca del Huemul Blanco’, cuando hicimos un bosque con jóvenes actores y actrices. También en lo musical esta obra marca una diferencia con nuestros montajes anteriores. Por primera vez tenemos música en vivo, y eso le da un plus al espectáculo mucho mayor. En ‘Surinam’ quisimos plantearnos jugar a algo más ‘apoteósico'», concluyen.

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