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Académico alemán alerta que escuelas están más interesadas en rendimiento que en enseñar a resolver los problemas mediante el diálogo Georg Lind cree que es el aula es clave para la democracia

Académico alemán alerta que escuelas están más interesadas en rendimiento que en enseñar a resolver los problemas mediante el diálogo

Actualmente un equipo de investigadores de la U. de Concepción, la U. Católica y la U. de Santiago lleva a cabo un proyecto de investigación con estudiantes de pedagogía basado en la teoría del experto sobre la «competencia moral».


En un país donde las autoridades políticas, sean del partido que sean, sufren una grave crisis de credibilidad, y un 40% cree que la democracia funciona mal o muy mal, según un estudio de Naciones Unidas de 2016, cabe preguntarse qué estabilidad futura tiene nuestro sistema político.

¿Se asoma una revolución o una nueva dictadura (o ambas) en el horizonte futuro? ¿Cómo lograr que los ciudadanos sigan comprometidos con la democracia?

Para el teórico alemán Georg Lind (Gleisweiler, 1947), la escuela es clave para ello. Asegura que allí se educa a las futuras generaciones para ser fieles a un sistema que tiene como base derechos y deberes, el voto popular y la división de poderes. Hoy su teoría está siendo aplicada por un grupo de académicos en un proyecto de investigación del Mineduc.

George Lind.

Fortalecimiento de la democracia

Para uno de los investigadores, Jaime Retamal, académico del Departamento de Educación de la Universidad de Santiago, está claro que «tenemos el desafío como país de fortalecer nuestra vida democrática».

«No sólo por la crisis de las élites producida por estar envuelta en casos de corrupción sino también por lo que percibimos en la vida cotidiana. La institucionalidad entendió esta crisis y respondió, por ejemplo, promulgando la ley para que todos los colegios del país creen planes de formación ciudadana. La pregunta es entonces por nuestros futuros profesores: ¿en qué medida han desarrollado sus competencias democráticas? , ¿cuáles son sus fortalezas y cuáles desafíos?».

En este caso se trata de un proyecto financiado por el Fondo de Investigación y Desarrollo en Educación (FONIDE) del Ministerio de Educación, liderado por el académico Daniel Tello, de la Universidad de Concepción, acompañado por sus colegas Retamal y Marisa Meza, de la Pontificia Universidad Católica.

Competencias morales

El trabajo se realiza con tres universidades de tres carreras cada una, y 700 estudiantes en total. Lind define competencia moral como la capacidad de resolver problemas mediante la reflexión y el debate, excluyendo la violencia y la mentira. Ha desarrollado un test para medirla y además un método para ejercitarla. Y cree que la escuela es clave, ya que allí los niños pasan más tiempo que con sus padres.

“La investigación actualmente se encuentra en su fase de recogida de datos cuantitativos, a partir de la aplicación de los cuestionarios a los estudiantes de primer y último año de las carreras de pedagogía básica y media de las tres universidades”, comenta el profesor Tello.

“Posteriormente se inicia un fase de entrevistas, para en el segundo semestre contar con los resultados finales. Ellos serán presentados en un seminario de difusión organizado por los investigadores, además de su presentación en dos congresos internacionales”.

La elección de Lind

“Crecí en una joven democracia. Mis padres vivieron una terrible dictadura en la cual apenas había libertad y justicia, y que asesinó a millones de personas. Una cuestión que me ocupa desde la juventud es cómo hacer posible una democracia y qué hay que hacer para preservarla”, explica Lind, sicólogo  y académico de la Universidad de Konstanz, al ser consultado por el origen de su teoría.

Para él, como cualquier competencia, la competencia moral se desarrolla de mejor manera si se utiliza. Cada vez que una persona debe solucionar un problema o un conflicto moral, su competencia moral crece un poco, “al igual que nuestros músculos cuando los usamos. Por lo tanto es importante que niños y adultos tengan muchas posibilidades para solucionar sus conflictos y problemas por sí mismos”.

Lind alerta que con frecuencia la gente tiene insuficientes posibilidades para hacer esto, con lo cual sus competencias morales no se han desarrollado lo suficiente.

“Son insuficientes porque los mundos de niños y adultos están cada vez más separados. Los niños crecen en la escuela, un mundo artificial. En las escuelas, muchas veces los niños no tienen suficiente libertad para hallar una solución ellos mismos a los problemas y conflictos. En vez de eso, deben aprender las soluciones ‘correctas’ de sus maestros”.

Más oportunidades de ejercicio

Por eso, para Lind  es importante que la escuela brinde más posibilidad de aprendizaje de enseñanzas morales. Desgraciadamente, ha comprobado que actualmente eso ocurre muy poco en la mayoría de las escuelas, y que los mismos profesores no son formados para potenciar las competencias morales en los alumnos.

“Lo que impide el desarrollo de la competencia moral en la escuela es la escasa formación de los docentes. Con frecuencia no saben cómo potenciar la competencia moral, porque no lo aprenden en la universidad. La formación con frecuencia se limita a la teoría –la ética-, pero no se muestra cómo desarrollar e instalar posibilidades de aprendizaje para el desarrollo moral”.

“En todo el mundo no se hace lo suficiente la promover las competencias morales. Por el contrario, muchas escuelas impiden debido a la presión por rendir mediante las notas y exámenes comparativos cada vez más el desarrollo de la competencia moral de sus alumnos, a pesar de que sabemos que a alumnos con una alta competencia les motiva aprender sin mayor presión externa”.

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