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Saura: El cine para la televisión está pensado para gustar y es poco personal El cineasta prepara una película sobre Picasso cuando pintó Guernica

Saura: El cine para la televisión está pensado para gustar y es poco personal

El director de cine español Carlos Saura considera que el cine que hoy se está haciendo para la televisión «está pensado para gustar, tiene talento, pero es poco personal».


En una entrevista concedida a en Barcelona, donde, Carlos Saura (1932), acaba de recibir un premio como fotógrafo, señala que «en las series de televisión está trabajando gente con mucho talento, pero se trata de un cine más comercial, pensado para gustar de manera inmediata y, en general, con poco riesgo, un cine menos personal».

Ganador de premios en festivales como Cannes, Berlín y Montreal, Saura debutó en 1959 con «Los golfos».

Desde entonces el cine ha cambiado mucho por los materiales de trabajo, por las nuevas tecnologías y «hoy en día cualquier persona con una cámara digital ya tiene calidad suficiente para hacer producciones de gran tamaño, que se pueden hacer con pocos medios, ya que no se debe pasar por los laboratorios e incluso se puede montar en casa con un buen programa de ordenador».

Sin embargo, este aparente poder democratizador de la tecnología sobre el cine ha traído otro problema: «Por esa facilidad aparente, ahora hay miles de directores en todo el mundo que están haciendo su pequeña película, que debe competir con el cine industrial de siempre, controlado sobre todo por Estados Unidos, con grandes películas, grandes efectos, palomitas y cocacolas».

Siempre entre la fotografía y el cine, y el cine y la fotografía, Saura confiesa que desde siempre le gustó dibujar, escribir y la fotografía, y todo eso le llevó a «algo que parece más importante, que es hacer una película», porque «finalmente todo es una herramienta para hacer una película y todo lo demás es accesorio, incluida la música, que es una maravilla».

Asumiendo que «hoy la fotografía está al alcance de cualquier persona que tenga un móvil o una tableta», Saura piensa que fotografía y cine son dos cosas diferentes.

«En el cine se trata de contar una historia, está más cerca de la literatura, mientras que en la fotografía es muy difícil contar una historia a no ser que lo hagas a través de varias fotos».

Aun así, Saura todavía ve la fotografía como algo «mágico», por su capacidad de «detener el tiempo, algo que no tiene el cine»: «Cuando accionas el disparador y se activa el obturador, lo que tienes capturado dentro de la máquina ya es pasado, o sea que es una caja de cadáveres».

En fotografía, Saura trabajó en blanco y negro hasta que comenzó a trabajar con cámaras digitales por una cuestión práctica: «Siempre traté de hacer mis ampliaciones, tener mi laboratorio, tratando de ser responsable de mis fotografías desde el principio al final, algo que también he podido hacer con la edición de las fotografías digitales en color».

Saura se ha convertido en su vida en un coleccionista de cámaras, – tiene más de 700 – , que ha ido comprando poco a poco, comenzando por las que le «hubiera gustado tener de joven pero no podía».

«Es raro el día que no hago una fotografía», confiesa Saura, que exhibe su cámara colgada al cuello en todo momento, y que no se decanta por un género concreto, sino que hace paisajes, retratos o lo que le parece.

Preguntado por sus proyectos cinematográficos, Saura asegura que tiene «muchos en marcha», y uno de ellos es «33 días», un filme sobre la realización del Guernica de Picasso, que ha pasado por numerosas dificultades de producción, «aunque ahora parece que se va a hacer después de que haya entrado un productor mexicano», apunta.

Para este proyecto, que espera que se comience a rodar este año, es «absolutamente fundamental» la participación de Antonio Banderas en el papel de Picasso, mientras que la actriz que hará de Dora Maar -se barajó inicialmente Gwyneth Paltrow- «ya se verá».

En paralelo, Saura tiene firmado un contrato para hacer «un musical argumental entre México y España» al estilo de su filme «Tango», pero en este caso con la música mexicana, que «va más allá de las rancheras, los corridos y los boleros».

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