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La obra sobre las abuelas que ponen una bomba el día del cambio de mando para borrar a la clase política «Alameda», de César Farah, se estrena este viernes en el Teatro Mori Bellavista

La obra sobre las abuelas que ponen una bomba el día del cambio de mando para borrar a la clase política

El montaje marca el regreso a las tablas de las destacadas actrices Carmen Barros y Ana Reeves. «Nos interesaba -y nos sigue interesando- el conflicto o el proceso a través del cual una persona ‘común’ -suponiendo que eso existe- llega a convertirse en un ‘terrorista’”, comenta el director del montaje.


Una reflexión sobre la creación mitológica de Chile, la violencia y la ira es el montaje «Alameda», del destacado artista César Farah, que se estrena este viernes en el Teatro Mori Bellavista.

La obra, cuyo título hace alusión al famoso último discurso del presidente Salvador Allende,  y marca el regreso a los escenarios de las actrices Carmen Barros y Ana Reeves, que vuelven a subir a las tablas demostrando que siguen tan vigentes como hace 30 años.

«Alameda» se centra en dos mujeres ancianas, 60 años en el futuro, dispuestas a poner una bomba el día del cambio de mando, para borrar a todo el cuerpo político del país en el futuro, mientras de forma paralela se exhiben una serie de entrevistas que habrían tenido Manuel Rodríguez y Bernardo O’Higgins en 1818, semana antes del asesinato de Rodríguez.

Con esta obra, la compañía “La Diosa Guacha” sigue en la senda de construir montajes que poseen una perspectiva política.

«Nuestro teatro busca poner en crisis -por eso es ‘crítico’- ciertos supuestos de los paradigmas sociales instalados, tensionar las bases ideológicas o míticas de nuestro entorno», dice Farah. «No siempre tenemos respuestas, por supuesto, tenemos opiniones, ideas, posiciones, no somos tibios en la compañía, creo yo, pero más bien queremos instalar cuestionamientos sociales a nuestra -valga la redundancia- sociedad, en la medida que solo en la comunidad encontramos la identidad de los sujetos».

Elenco femenino

El novelista, dramaturgo y crítico nacional regresa de esta manera con su quinto trabajo, el cual estrena con un destacado elenco nacional, que abarca diversas generaciones, para reflexionar sobre el Chile que se empieza a visualizar en un futuro.

El montaje es la primera parte de una trilogía, que se verá entre el 9 de junio y se extenderá hasta el 25 del mismo mes, viernes y sábados a las 22:30 horas y domingos 20:00 horas.

«Alameda» cuenta con la actuación de Barros (“Carmela” en “La Pérgola de las Flores”, “Mi Marilyn Monroe”, Susana en “Las Bodas de Fígaro” de Mozart y Premio “Caleuche” a la trayectoria en 2017) Reeves (“Antígona”, “Buenas Noches Mama”, “Mama Rosa”), María Olga Matte (“Victor Sin Victor Jara”, “Agosto”) y Martina Sivori (“Medea”, “Ubú Rey”).

«El elenco es casi exclusivamente femenino porque incluso desde la dramaturgia está propuesto de ese modo, desarrollar ciertos roles, tradicionalmente masculinos, con mujeres, pues sus cuerpos, sus modos de construir a los personajes, de articular los textos, tienen una especificidad distinta, una intención necesaria de género que queríamos rescatar», explica Farah.

«Esta obra habla sobre la mitología de Chile, tradicionalmente construida sobre el discurso masculino, por ello, si íbamos a montar una obra que lo -intentara- deconstruir, se hacía atractivo y necesario, hacerlo desde voces femeninas», asegura.

De persona común a terrorista

Con esta obra, los artistas quisieron, entre otros, indagar el conflicto o el proceso a través del cual una persona «común» llega a convertirse en un «terrorista».

«¿Cómo es que el estudiante de economía Mehmed Alí Agcá en Estambul se convierte en el hombre que dispara contra Karol Wojtyla, Juan Pablo II? ¿Cómo es que la estudiante del Grange School Cecilia Magni se convierte en la comandante Tamara del Frente? Pero también desde el otro lado: ¿cómo es que el simple campesino y arriero Emiliano Zapata se convierte en el líder revolucionario que llega a ser?», se pregunta Farah.

Al artista le interesaba explorar ese camino, entre la persona anónima, la persona X y el mito, la leyenda revolucionaria. En el proceso de investigación, Farah y su equipo descubrieron que muchos de ellos, si no la mayoría, eran personas que eventualmente no tienen nada que ver con el arquetipo del terrorista o revolucionario.

«Por otro lado, sucede lo mismo con los héroes nacionales: ¿cómo era Bernardo O´Higgins o Manuel Rodríguez? La tragedia de la que fueron parte, ¿cómo la vivían privadamente? ¿Tenían conciencia de en qué se iban a convertir?», plantea.

Contra el capital

Pero su reflexión va más allá.

«También queríamos pensar en el futuro:¿Qué va a pasar cuando tengamos más y más jubilados de AFP que no pueden vivir con lo que ganan? ¿Qué va a pasar cuando la brecha entre el 1% más rico y el resto -todo el resto de Chile- se siga profundizando? ¿Qué va a pasar cuando pasen y pasen las décadas y no se logre una educación igualitaria, inclusiva, de calidad y gratuita? los jóvenes de hoy, cuando tengan 70 años, ¿Cómo van a estar? ¿Qué van a hacer? ¿Van a aguantar, van a votar por los mismos, van a salir a la calle, van a ser ‘terroristas’ si el Estado sigue sin oírlos?».

Farah apunta a que todo ello ocurre en un escenario en que la política económica, la política social, «nuestra cultura toda», en sus palabras, «está hecha para perpetuar un paradigma que se eterniza a pesar de ser inservible en términos humanos».

«El capitalismo se sostiene en esta paradoja: la de un sistema en permanente cambio para mantener todo tal como está, ello supone, consciente o inconscientemente, la complicidad ciudadana, por eso, nos preguntamos si esa complicidad será eterna o si la sociedad en su mayoría buscará modos de dar un giro social más humano y justo a sus propias necesidades», dice.

Un país con 25 golpes de Estado

Asimismo, esta obra quiere reflexionar en «Alameda» sobre el mito “Chile”, esa construcción mitológica de nuestro país como un país de tradición republicana, un país que se configura como austero, correcto, un país civilizado y ordenado, Chile, un país seguro, un país donde las instituciones funcionan, con baja corrupción, un país de gente correcta, en palabras de Farah.

«En La Diosa Guacha conversamos bastante sobre esto y nos resultó evidente que todas estas aseveraciones son una construcción ideológica, una construcción muy exitosa, por cierto, en la medida que esas ideas se han naturalizado».

«¿Cómo puede ser republicano un país cuya historia tiene más de 25 procesos de golpes de estado? ¿Cómo puede existir justicia si las leyes –en la cara de todos nosotros- ponen obstáculos a investigaciones de corrupción y delitos económicos? Tenemos un candidato presidencial que ha sido encargado reo, que ha participado en múltiples negocios reñidos con, ya no digamos la ética, sino derechamente con la ley, que ha prometido cosas que no ha cumplido y que, encima, busca perpetuar un modelo que es, en sí mismo, perverso y ahí está, en la tele, prometiendo cambiar y mejorar a este país».

Para él, lo interesante es que este no es un fenómeno de nuestro presente.

«La verdad es que Chile siempre ha estado en estas situaciones, somos un país que no quiere ver la sangre, ni la carne podrida, ni los esqueletos que tenemos debajo de la alfombra, somos una nación fundada sobre los huesos y la sangre de muchos, sobre la muerte, la violencia y el asesinato y gran parte de nuestros grandes héroes, antes de ser héroes, fueron forajidos; un proceso relativamente normal en la historia y en particular en la modernidad, lo extraño es que no queramos verlo, que no queramos hacernos cargo, como ciudadanos, de ello, pero es porque hay muchas cosas que comprar, muchos canales para ver, muchas páginas sobre celebridades en la red por mirar», comenta.

Un país violento

Finalmente, “Alameda” es una obra que sostiene un conflicto violento, en la medida que la historia y presente de Chile es violento.

«¿Por qué alguien estaría dispuesto a volar en pedazos para cambiar el mundo, sino va a disfrutar de ese mundo posible? Pues, seguramente, porque el mundo en el que se encuentra ahora mismo, es inaceptable a tal punto que incluso la muerte es una mejor alternativa», aventura Farah.

«La espectacularidad de un acto terrorista -si un atentado no es un espectáculo también, difícilmente es un atentado que valga la pena- a menudo nos hace olvidarnos de una violencia menos evidente, pero tal vez más profunda: la violencia de la pobreza, la violencia de la desigualdad, la violencia de los viejos con pensiones de vergüenza -y la violencia de José Piñera diciendo que el modelo AFP es correcto-, la violencia de la gente que espera por meses para operarse en un consultorio, la violencia de los militares que nunca se juzgaron, la violencia de la desigualdad económica impresentable de Chile».

«La violencia es una constante en nuestra vida, pero a partir de la mitología del Chile que se ha inventado a través del tiempo, la hemos naturalizado, la hemos convertido en el paisaje natural de nuestra sociedad y, la verdad, no es natural, no es normal, mucho menos correcta o aceptable. Esta obra no es una apología de la violencia, solo la cuestiona en varios ángulos», remata.

COORDENADAS

“Alameda”.

Teatro Mori Bellavista.

Constitución #183, Providencia.

9 de junio al 25 de junio.

Vi y Sá 22:30 y Do 20:00 horas

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