Publicidad

Desde dentro cineasta Iñaki Velásquez retrata la educación de élite: «Temas como la lucha por la gratuidad no llegan. Es un mundo aparte»

«Me interesa tocar el tema de la educación en colegios de clase alta, porque yo viví esa experiencia», explica. «Es importante hablar de lo que uno conoce. Además, la clase alta no se retrata con frecuencia en el cine chileno», agrega.


Una serie de cortometrajes sobre la educación y la clase alta ha filmado el cineasta Iñaki Velásquez (Viña del Mar, 1991), que actualmente prepara su primer largometraje, Niño transparente, cuyo teaser será lanzado en julio próximo.

Su último cortometraje, The Sutherland School, a estrenarse en agosto, cuenta la historia de un colegio de clase alta que es denunciado por irregularidades en su proceso de admisión, mientras el anterior, Victoria Rosana Maite, expone un caso de discriminación en un colegio a una niña de una pareja de lesbianas.

«Me interesa tocar el tema de la educación en colegios de clase alta, porque yo viví esa experiencia», afirma Velásquez. «Es importante hablar de lo que uno conoce. Además, la clase alta no se retrata con frecuencia en el cine chileno. Solo puedo nombrarte Aquí no ha pasado nada, que explora a la clase alta desde la juventud y el carrete. A mí me interesa mostrar otra parte, más adulta y más real. La educación es una de las ramas de ese mundo, que me parece fascinante por lo que implica socialmente», añade.

Niño transparente abordará la historia de un niño transgénero, hijo de una documentalista, cuya hermana es una candidata de derecha.

En su corta carrera, Velásquez ya cuenta con otros dos cortometrajes a su haber: Francine (2015) y Latidos (2013).

Su filmografía además se destaca por elencos de conocidos actores. En el caso de The Sutherland School, su última obra, está repleta de estrellas: Katty Kowaleczko (que aparece en varios de sus filmes), Antonia Zegers, Alejandro Goic, Anita Reeves, María Olga Matte y Daniel Antivilo. El elenco es completado por el periodista José Antonio Neme, que se interpreta a sí mismo en una lograda actuación.

Caso real

Velásquez asistió a un colegio británico de Viña del Mar y estudió cine en la Universidad del Desarrollo. En su obra más reciente, se ha centrado en las vicisitudes de la élite en la educación.

En el caso de The Sutherland School, el cineasta se inspiró en una noticia que relataba en detalles las centenares de denuncias que acumulan los 10 colegios más prestigiosos de Chile, por irregularidades en sus procesos de admisión.

«A los apoderados que postulaban se les pedía fotos de sus vacaciones familiares, exámenes médicos –como, por ejemplo, de VIH– o cartas que certifiquen que van todos los domingos a misa», recuerda.

«Eso simplemente no está bien. Y, para mi sorpresa, en esa lista estaba el colegio donde yo estudié. Ahora, debo decir que el cortometraje no refleja mi experiencia en mi colegio, que francamente fue muy buena», puntualiza.

The Sutherland School cuenta, específicamente, la historia del escándalo mediático que sufre un colegio debido a múltiples denuncias por el proceso de admisión en el colegio. Leticia (María Olga Matte), la jefa del Departamento de Lenguaje, comienza a organizar a un grupo de profesores para destituir al rector, un empresario británico que a través de su controvertido discurso promueve la discriminación.

La protagonista debe resistir a los directivos de la escuela.

En una de las escenas de la cinta, durante una reunión de apoderados, algunos se expresan explícitamente a favor de que el colegio siga siendo de «gente como uno», déjà vu de una similar en la recordada Machuca, de Andrés Wood. «Quiero que mis hijos se relacionen con cabros que puedan ir a Miami, ir a la nieve», comenta puntualmente una apoderada rubia.

En el filme, su protagonista, Leticia, arriba al colegio esa mañana muy empoderada, pensando que va a cambiar las cosas. A lo largo del día va quedándose sola, va perdiendo apoyo, hasta que llega la noche y debe tomar una decisión.

«Yo creo que el mayor mensaje es ‘elige tus batallas’. En la vida, nos vamos a enfrentar a gente con la que no estamos de acuerdo y a entornos donde no pertenecemos. Es importante entender que la vida no es blanco y negro. A veces, la gente va a pensar muy distinto a nosotros y, al tratar de cambiarlos, nos vamos a desgastar. Hay mucha gente intransigente. Es mejor dar la batalla donde podemos ganarla y, en ese caso, ser invencible», señala el director.

Por experiencia propia

Velásquez sabe de lo que habla. Aunque la escena de la apoderada rubia podría parecer una caricatura, para hacer este filme se basó siempre en cosas que vio o escuchó.

«En mi caso, te podría decir que la educación de estos colegios prestigiosos es bien exigente y rigurosa», comenta. «Hay una pulcritud que atraviesa todo. En mi caso, era un colegio británico, por lo que el inglés tenía un peso tremendo. Hubo un semestre que tenía 12 horas semanales de inglés, porque estaba en el nivel superior», añade.

Iñaki Velásquez

«También hay un tema con el deporte, sobre todo el rugby, que en ese entonces era obligatorio. Hay un cuidado por la presentación personal, que si llegabas con aros o pelo desordenado, te mandaban a inspectoría o de vuelta a la casa. Es bien riguroso, esa es una buena palabra», dice.

Para él, la educación en la clase alta es «como una burbuja». «Temas como la Revolución Pingüina o la lucha por la gratuidad no afectan, no llegan. Es un mundo aparte. Me gusta explorar eso, porque es un aporte al imaginario colectivo. Creo que tenemos una responsabilidad, como directores, de mostrar una realidad y que sea acorde a como es. No una caricatura ni un retrato superficial», sostiene.

Zegers interpreta a una periodista que investiga el caso.

«También podría decir que, bajo mi visión, este tipo de colegios son bastante conservadores y tradicionalistas», aunque siempre hay matices, y él lo sabe. Por eso mismo, no resulta sorprendente que en una escena de The Sutherland School el director del colegio admita que no mandaría a su hijo a este colegio, sino que prefiere que estén en uno de pedagogía Waldorf.

«No todo es blanco y negro», plantea Velásquez. «No todos los ABC1 son súper conservadores, ni súper de derecha, ni creen en el discurso discriminador que tienen otros», manifiesta.

El caso Maite

En el caso de Victoria Rosana Maite, cuenta la historia de la discriminación que sufre una niña en un colegio, lo que desata una crisis en sus madres, la pareja conformada por Victoria (Katty Kowaleczko) y Rosana (María Olga Matte), debido a sus visiones opuestas frente a la justicia y la privacidad. Victoria tendrá que enfrentarse al miedo por asumir su homosexualidad y al posible quiebre de su familia.

Este filme se basó en un caso de la vida real, el de Roxana Ortiz y Virginia Gómez, la primera pareja homosexual en denunciar a un colegio por discriminación, en 2011. En su caso, el colegio Emmanuel, de Viña del Mar, el cual fue acusado de humillar a una niña de 10 años por tener dos madres.

En su oportunidad, para referirse a la relación de ambas, fueron calificadas “como pecadoras y prohibidas por la Biblia, justo donde se encuentran los asesinos, pedófilos, zoofílicos y ladrones”, en palabras del propio director del establecimiento, Luciano Villarroel, que además caducó la matrícula de la pequeña. Un caso que quedó sin sanción.

«Nosotros trabajamos directamente con ellas, las fuimos a conocer, grabamos un documental sobre su vida, y estuvieron muy involucradas», cuenta Velásquez. De hecho, Ortiz participó en la organización de un preestreno que la producción hizo junto al Movilh en el Palacio La Rioja de la Ciudad Jardín.

El filme se basa en un caso real.

En busca del espectador crítico

Esta cinta fue seleccionada en el festival de Palm Springs, lo que le permite calificar el cortometraje para los premios Oscar 2018. Antes ganó varios premios: Mejor Cortometraje LGBTQ en el festival New Renaissance de Amsterdam y Premio del Público en el Festival Internacional de Río de Janeiro Curta Cinema, Brasil, entre otros.

«Me interesa que el espectador sea el crítico, poner un tema en la mesa, mostrarte una situación específica, que siempre va a generar diferencias de opinión, y ver qué pasa. No me gusta poner una bandera de lucha evidente y en tu cara, aunque yo la tenga, pero trato de que mi cine hable por sí solo».

Finalmente, en su más reciente proyecto, Niño transparente, la protagonista es Erica Kästner, una directora que va a estrenar un documental sobre niños transgéneros, donde el protagonista es su hijo Gaspar, de 9. En una entrevista, le preguntan a Erica sobre la candidatura presidencial de su hermana Amara, una política de derecha, y al exponer su opuesta visión y revelar que no la apoya, se genera un conflicto mediático, que escala a nivel nacional y personal dentro de la familia Kästner.

Como en otros casos, la clase alta es el hilo conductor del proyecto. Pero Velásquez insiste en que no se trata de reivindicarla ni de criticarla «desaforadamente».

«Se trata de hacer una visión crítica de qué pasa con el conservadurismo de la clase alta, con la discriminación en la clase alta, sobre todo en la educación, que es el otro gran tema», concluye.

Publicidad

Tendencias