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Las nuevas plataformas que buscan incentivar la lectura infantil Dos sellos chilenos son pioneros en la elaboración de libros digitales para niños

Las nuevas plataformas que buscan incentivar la lectura infantil

Los primeros textos de este tipo de literatura editados en Chile datan del período de instalación de la primera imprenta en 1812. Su función era estrictamente pedagógica y religiosa, sin embargo, con el pasar del tiempo, la aparición de nuevas tendencias y autores transformaron la lectura, llevándola por un camino más didáctico y dinámico. Actualmente, con la aparición de nuevas plataformas digitales, el interés aumenta y más niños se suman al fenómeno.


A principios del siglo pasado y tras la llegada del periodismo moderno, apareció la primera revista chilena para niños, llamada “El Peneca”, creada por la editorial Zig-Zag. Más tarde fueron publicados los primeros libros infantiles, los que abordaron temáticas asociadas a las tradiciones más populares de la época, tales como: “Cuentos de mi tío Ventura” de Ernesto Montenegro y “Por qué el Petirrojo tiene el pecho rojo” de Marta Brunet.

Las nuevas tendencias respecto a esta materia, se iniciaron con el trabajo de Marcela Paz y Hernán del Solar, renovados autores cuyas propuestas retrataron nuevos puntos de vista. El interés en la literatura infantil ha aumentado progresivamente y en Chile es cada vez más especializada, gracias a la colaboración de ilustradores o nuevos proyectos editoriales que pretenden mejorar la calidad de las ya conocidas publicaciones.

Por otra parte, los dispositivos móviles están presentes en el día a día de toda la comunidad, asimismo los formatos digitales en toda su extensión. Es por ello, que la editorial “Amanuta”, tomó la decisión de incursionar en la elaboración de libros digitales, un campo que en Chile recién se está desarrollando.

Libro digital Caperucita App

El primer proyecto del sello, “Caperucita App”, fue premiado en la Feria del Libro Infantil de Japón el 2015. La aplicación, que posee un carácter netamente interactivo, está disponible tanto en español como en inglés y cuenta con el relato de Gabriela Mistral, con ilustraciones de Paloma Valdivia y dos finales alternativos, entre otros.

Ana Pavez, una de las directoras de Amanuta, calificó esta primera experiencia como “difícil”. “En Chile no se había desarrollado algo así y fue complejo, pues el apoyo técnico no contaba con el manejo necesario, entonces, todos tuvimos que ir aprendiendo en el hacer. Se paga un poco el precio de ser primerizo, pero al trabajar en las otras aplicaciones, ya con más experiencia, la fluidez era mayor, te das cuenta que la sofisticación no vale la pena y que se debe abordar el tema de tal forma, para que las aplicaciones no sean complejas de utilizar”.

En relación a la literatura digital para niños, Pavez señala: “Por lo menos en el país, todo está muy en pañales. En general los niños todavía leen en el formato tradicional, sin embargo, siempre es bueno adelantarse a las tendencias y creo que, progresivamente, los colegios incorporarán libros digitales, de hecho, algunos establecimientos ya lo están haciendo”.

Ante dicho planteamiento, profundiza: “Creo que de a poco se está rompiendo esta frontera entre lo tradicional y lo digital, al menos en la literatura. Lo digital tiene varios beneficios, asociados a la inmediatez, al no usar papel y tener la opción de contar con el mismo material en otro idioma. Son muchas ventajas que lentamente están siendo consideradas por los padres y por los profesores, ya que son ellos los que deben realizar el primer acercamiento”.

La diferencia

Tal como explica Maili Ow, jefa académica del Diplomado en literaturas emergentes para niños y jóvenes de la Pontificia Universidad Católica de Chile, al sitio web de Fundación La Fuente, es fundamental aclarar la diferencia entre lo digital y lo digitalizado. “La literatura digital es lo que fue pensada desde su origen para ser leída digitalmente. Es concebida con ese lenguaje, exigiendo un rol del lector distinto. Ha sido ideada para circular en un soporte específico y por ende, saca provecho a sus posibilidades. No sólo tiene palabra e imágenes, sino que también cuenta con sonido, movimiento y brinda el poder interactuar. Esa es la literatura digital, en la que el lector tiene un protagonismo mayor”.

En tanto, la literatura digitalizada, que se puede leer en dispositivos móviles, es la que “fue creada en su origen para un soporte de papel y que luego fue, por ejemplo, escaneada para ser leída en una tableta o celular. Desde su origen fue pensada para la linealidad del papel”.

Desde esta perspectiva, surgen ciertos cuestionamientos, los que en su mayoría se relacionan con el escepticismo de que el uso de libros digitales sea un proceso realmente pedagógico. Al mismo tiempo, se manifiesta la resistencia al cambio y el pensamiento asociado a la próxima inexistencia del libro como tal.

Maili Ow, detalla al mismo medio informativo, que “generalmente todo quiere ser puesto en casillas y en más de una ocasión uno se encuentra con narrativas digitales potentes que cruzan fronteras. Nos hacemos trampas cuando tratamos de comparar libros digitales con libros impresos. Son dos obras artísticas distintas”.

La cantidad de beneficios que entrega un libro digital, según Ana Pavez, son incontables. “Si comparamos el contenido al que niños acceden en los dispositivos, en relación al uso de un libro digital, los beneficios para mí son infinitos. Es un aporte que entrega buenos elementos, en un formato con el que los niños se entusiasman, pues cuenta con sonidos, idiomas y les da, además, la posibilidad de interactuar”.

La importancia de leer

En cuanto al recibimiento del público, Pavez, representante de la editorial Amanuta, comenta que las personas gustan del formato digital, no obstante, la demanda de este tipo de libros no es alta. Además, relató: “La gente tampoco está dispuesta a pagar por una aplicación, como que se entiende que todo lo que está en internet en general es gratis y la idea de pagar no es algo que esté asociada al libro digital”.

A pesar de esto, es enfática al hablar sobre la importancia de incentivar la lectura en la comunidad, sin embargo, menciona que el libro digital es un esfuerzo y no sólo el único método de acercamiento. “Yo creo que los libros de papel no tienen que dejar de existir, pero creo que todo se puede mejorar y se pueden generar contenidos que fomenten la lectura desde un ámbito más novedoso. En la medida que un niño lea en digital también querrá leer en papel y, en el fondo, sólo es un beneficio pues se crean más lectores”.

Dentro de la misma línea, Steffanie Kloss, docente de la Universidad de Concepción magíster en Lingüística Aplicada, aclara que la lectura es fundamental, pues a través de ella, se conoce el mundo y se desarrolla lúdicamente el aprendizaje. “En los niños, es relevante formar el gusto por leer, es decir, elegir textos que correspondan al nivel y a sus inquietudes. Es propicio comenzar con textos narrativos, pues la narración cuenta historias y estas son semejantes al proceso que realizan los niños para comprender su vida misma”.

En cuanto a si es que existe algún tipo de diferencia en el desarrollo de dicho proceso si el aprendizaje es a través de un libro tradicional o en formato digital, expresó: “Para un niño en un contexto tecnológico, donde están frente a un celular o una tableta, podría ser beneficioso, porque es un contexto cercano a su desarrollo. Sin embargo, se presenta otro desafío para los profesores, que se relaciona con los procesos de lectura”.

“Generalmente, en una etapa inicial, partimos con textos narrativos, los que son más bien lineales, pero al hacer que los niños lean textos en un formato digital, donde muchas veces se entran a otros hipervínculos, se produciría una lectura discontinua, fragmentaria. Por lo tanto, las estrategias lectoras debiesen apuntar a ese ámbito. Sin embargo resulta interesante integrar otros recursos que favorezcan la comprensión, por ejemplo, videos, imágenes, infografías y música”, concluyó.

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