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Cortometraje chileno que honra la fortaleza de la mujer gana concurso de la Academia de los Emmy Awards

Como premio, su director, el joven estudiante de Derecho, Roberto Pino, viajará a la ceremonia de los premios en noviembre. «Es una oportunidad que me permitirá tomar contacto con el mundo del cine. Mi objetivo es desarrollarme, pero no siempre uno tiene oportunidades tan grandes. Doy las gracias por haber quedado seleccionado, no me lo esperaba», comenta el cineasta.


Con un emotivo cortometraje protagonizado por su abuela paterna, que destaca la fortaleza de la mujer frente a la adversidad, el estudiante Roberto Pino (Concepción, 1993) fue uno de los ganadores del primer concurso de cortometrajes de la Academia de los Emmy Awards.

El film «sobre la lucha de una mujer que aconseja a otras y les dice: no se rindan. A muchas nos ha tocado difícil, pero se puede», sintetiza su creador.

Pino, quien cursa quinto año de Derecho en la Universidad de Concepción, fue elegido por su film «Nosotras», junto a Eisa Alhabib (Kuwait), con «Domestic Cycle», y Ewing Luo (China), con «The Peacemaker from Nanking».

En el certamen concursaron más de 90 cortos de una treintena de países. Como premio, Pino podrá viajar a la gala de los 45. Emmy Awards a realizarse en Nueva York el próximo 20 de noviembre, que será dirigida por el actor Kevin Spacey.

«Es una oportunidad que me permitirá tomar contacto con el mundo del cine. Mi objetivo es desarrollarme, pero no siempre uno tiene oportunidades tan grandes. Doy las gracias por haber quedado seleccionado, no me lo esperaba», comenta el ganador.

Roberto Pino.

Las mujeres fuertes

El video es protagonizado por la abuela paterna de Pino, quien destaca la fortaleza de la mujer frente a la adversidad. Quedó viuda a temprana edad -su esposo, un trabajador de Huachipato, sucumbió a un ataque cardíaco- con siete hijos. Su autor filmó en tiempo récord: apenas cuatro días, lo justo para enviar la obra a tiempo.

La obra mezcla una emotiva música incidental también compuesta por el cineasta junto a imágenes de las Madres de Plaza de Mayo de Argentina, la activista guatemalteca Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz, Violeta Parra, la feminista francesa Simone de Beauvoir y la asesinada ecologista hondureña Berta Cáceres.

«A veces me pregunto qué somos y qué debemos hacer. Ya soy una anciana y he vivido de todo. Me ha tocado ver partir a muchos de los que amo en este camino, a veces sola. Pero he aprendido que somos fuertes. Nosotras somos fuertes», recita Cristina Seguel, de 79 años, quien además de la temprana viudez tuvo que enfrentar la muerte (por cáncer y ahogamiento) de dos de sus hijos. A pesar de todo, ha salido adelante, y es eso lo que quiere destacar su nieto.

Pino es un artista atípico. Hijo de un profesor y concejal de Talcahuano, Roberto Pino, y una ingeniera que trabaja en el sector gubernamental de Salud, egresó del Liceo 21 de Talcahuano y estudia con gratuidad. En el cine le gustan los mexicanos Alejandro González Iñarritu y Alfonso Cuarón, el estadounidense Martin Scorsese y el soviético Andréi Tarkovski, y a nivel local a Raúl Ruiz, Miguel Littín, Alejandro Jodorowski  y Pablo Larraín. A nivel de estética cinematográfica, no tiene dudas: insta a rescatar «la poesía visual».

Ha incursionado en la música y la literatura. En este último género, fue seleccionado para ser parte de un libro con 100 poemas que la Universidad Diego Portales le regaló a Nicanor Parra en 2014. Pero cine empezó a hacer hace poco, a instancias de su hermano, en las noches, para no descuidar sus estudios.

Lucha desde el dolor

«Había que hacer relacionado algo relacionado con el rol de la mujer en la sociedad y en cómo ha sido la lucha de las mujeres en materia de derechos», cuenta al recordar las bases del concurso que ganó. Y lo hizo inspirado en la historia de su abuela, para narrar ciertos hechos dolorosos de su vida, reflexionar sobre lo que ha significado ese dolor y superarlo.

La abuela ha sido un ejemplo que al propio Pino le ha ayudado a enfrentar desastres personales como el terremoto de 2010, cuando el tsunami arrasó su casa en Talcahuano.

«Era un llamado de las mujeres a decir: nos ha tocado duro, pero tenemos que seguir luchando, porque de nosotras depende la historia», expresa.

Las imágenes de activistas como Menchú o Cáceres se debió a que Pino quiso impregnar el documental de la lucha de las mujeres desde el dolor, y que al igual que su abuela no se han dejado vencer por la adversidad, como las Madres de Plaza de Mayo, un grupo de mujeres de Argentina que se organizó cuando la última dictadura trasandina (1976-1983) comenzó a desaparecer a sus hijos sistemáticamente. «Ellas se organizaron y desde el dolor hicieron algo. Esa es la invitación» del film.

Pino cree que en ese sentido ya están pasando cosas, también en Chile, donde «las mujeres se están empoderando».

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