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Crítica al libro que recoge testimonios sobre el fundador del gremialismo Libros de actualidad en el comentario de Gonzalo Rojas Sánchez

Crítica al libro que recoge testimonios sobre el fundador del gremialismo


Claudio Arqueros, editor, Testigos de una vida de servicio público. Testimonios sobre Jaime Guzmán, Fundación Jaime Guzmán E., Santiago, 2017, 198 páginas

¿Cómo sabe uno que está frente a una persona superior? Seguramente los humanos damos variadas respuestas a esta interrogante.

La mía es simple: Porque en su presencia, tiendo a quedarme callado.

Eso era lo que me pasaba delante de Jaime Guzmán y, después de leer los muchos cientos de testimonios que se incluyen en este libro, la impresión es que a tantos otros de los 101 entrevistados parece haberles sucedido algo parecido.

Porque estos “testigos” lo que hicimos en vida de Guzmán fue fijarnos mucho en él. Discípulos y rivales, admiradores y contradictores, es opinión tácita pero unánime en los entrevistados, que el envoltorio físico de Guzmán   -tan precario-  resultaba muy  útil para que uno concentrara toda la atención en un espíritu de excelencia.

La obra está dividida en diez capítulos que intentan agrupar los testimonios por contenidos. En general, esa clasificación esta bien lograda, pero también resulta evidente al lector que la metodología tenía sus límites: no se pueden trozar fácilmente las apreciaciones sobre un ser humano tan fuertemente estructurado, como lo era Guzmán. En él, casi todo tenía que ver con casi todo, por lo que se hace muy difícil intentar aislar ciertas dimensiones de su vida.

En todo caso, hay capítulos obvios  -como los referidos a su liderazgo, a su sentido del servicio público, a su fe y a sus principios-    mientras que otros resultan mucho más novedosos, en particular los que agrupan testimonios sobre sus pasatiempos, sus virtudes y defectos, y su estilo de trabajo, calificado como meticuloso.

Como cada uno de los testimonios está subdividido en párrafos distribuidos en los diversos capítulos y transcritos literalmente, el libro tiene la frescura propia de los textos breves y de los estilos personales de los 101 entrevistados, sujetos tan variopintos como Sergio Livingstone, Gabriel Valdés, Julio Jung, Germán Becker o Sergio de Castro, junto a muchos de los liderazgos gremialistas de los últimos 50 años.

Eché de menos dos cosas: por una parte, una cronología básica de la vida de Jaime Guzmán  -una paginita habría bastado-  para que las nuevas generaciones puedan ubicarse en sus tiempos; y, por otra, un mapa en que se hubiesen consignado sus principales puntos de estudio, trabajo y habitación, marcando sus muy movidos itinerarios santiaguinos.

Gonzalo Rojas Sánchez. Profesor Universitario

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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