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La ceguera cultural: una de las peores amenazas a la biodiversidad Científico chileno Javier Simonetti interpelará a las audiencias en Festival Puerto de Ideas

La ceguera cultural: una de las peores amenazas a la biodiversidad

El académico de la Universidad de Chile estará en el panel «Ojos que no ven ¿Corazón que no siente? Amenazas a la biodiversidad». En la charla «nos focalizaremos en nuestra creciente disociación con la naturaleza, la ‘ceguera’ que emerge a consecuencia de perder experiencia con la biodiversidad y las formas de re-encantarnos con la naturaleza, para lograr condiciones que aseguren mantener la vida, incluyendo la nuestra», adelanta.


¿Por qué es importante la biodiversidad? ¿Qué beneficios, incluso económicos, tiene la conservación de la naturaleza? De esta y otras cuestiones conversará en biólogo Javier Simonetti en la próxima edición del festival Puerto de Ideas, que se realizará en Valparaíso entre el 8 y 12 de noviembre.

El académico de la Universidad de Chile estará en el panel «Ojos que no ven ¿Corazón que no siente? Amenazas a la biodiversidad», que se realizará el sábado en el Centro de Extensión Duoc UC a las 16:30 horas.

Doctorado de la U. de Washington, Seattle (EEUU), el trabajo de Simonetti busca proveer las bases científicas y culturales para apoyar el desarrollo de políticas y la toma de decisiones sobre conservación de la biodiversidad. Por ello ha sido distinguido por la Society for Conservation Biology y la Sociedad de Ecología de Chile.

Es profesor titular de la Facultad de Ciencias en la U. de Chile, presidió la Red Latinoamericana de Botánica e integró el Comité Directivo de la Society for Conservation Biology. Además preside la Asociación Kauyeken, entidad destinada a poner en valor la relación entre la naturaleza y la cultura nacional.

Una vida por la conservación

El profesor espera que en Puerto de Ideas pueda conversar «sobre el significado de la naturaleza chilena, su devenir y nuestro devenir».

«Durante mi vida profesional y personal he trabajado por la conservación de la biodiversidad, desde numerosos ángulos que van desde aspectos propiamente ecológicos hasta su dimensión social y cultural», comenta.

«Es una cuestión poco valorada es el hecho que la humanidad depende de la diversidad biológica. Nuestro bienestar depende en buena parte de ella, en virtud de los bienes y servicios que nos provee. Sin embargo, las especies y ecosistemas están severamente amenazados por nuestras propias actividades, poniendo en riesgo muchas formas de vida y nuestro bienestar».

Durante su charla, el profesor espera analizar esta paradoja en sus diferentes aspectos, incluyendo la relevancia biológica y cultural de la biodiversidad, las causas próximas y últimas que la amenazan y las formas de resolver la paradoja.

«Nos focalizaremos en nuestra creciente disociación con la naturaleza, la ‘ceguera’ que emerge a consecuencia de perder experiencia con la biodiversidad y las formas de re-encantarnos con la naturaleza, para lograr condiciones que aseguren mantener la vida, incluyendo la nuestra».

Animales, no «recursos»

El académico destaca que la biodiversidad ha estado siempre presente en el devenir de la nación, y como tal ha figurado desde diferentes miradas en el desarrollo de políticas públicas.

«En general, como sociedad mirábamos solamente aquellas especies que nos representaban algún beneficio tangible, los ‘recursos naturales’. Pensemos en los coigües, los jureles o los locos. Sin embargo, ignorábamos, y es frecuente seguir ignorando,  al resto de las especies que no eran ‘recursos’. Una relación claramente utilitaria».

Simonetti resalta que, de hecho, una fracción significativa de nuestra economía depende del normal funcionamiento de la biodiversidad, sea pesca, agricultura y por cierto, turismo de naturaleza. Y que hoy, aun manteniendo una postura muy antropocéntrica, la Constitución Política de la República indica claramente, en su Artículo 19 (8) que es deber del Estado «tutelar la preservación de la naturaleza».

«Por tanto, debería existir un ordenamiento jurídico e institucional que velase por el cabal cumplimiento de esta obligación».

Por otro lado, según el académico, al momento de ingresar a la OCDE se indicó claramente que pese a que existían en Chile numerosas normas referidas a la biodiversidad,  la protección de la misma estaba supeditada a los intereses y metas de organismos sectoriales, abocados al uso de una fracción de los componentes de la biodiversidad, sean los bosques y sus árboles, los peces u otros «recursos».

«Esta mirada estrecha y segregada pone en jaque la sobrevivencia de la biodiversidad, y con ello es una amenaza a nuestro propio bienestar», advierte.

Avances en Chile

Sin embargo, Simonetti no es pesimista. De hecho cree que Chile avanza en mejorar la relación con su biodiversidad. Y que luego del análisis realizado para ingresar a la OCDE, era evidente la necesidad de una entidad que concentrase o coordinase las diferentes competencias o entidades que inciden en el uso y conservación de la biodiversidad.

Actualmente está en tramitación una ley que crea el Servicio de Biodiversidad y  Sistema Nacional de Áreas Protegidas.

«Esta es una entidad bienvenida, en tanto logre coordinar o concentrar las competencias hasta ahora repartidas en más de 20 servicios públicos diferentes», opina. «Este debería ser un paso para instalar la idea que la biodiversidad representa un patrimonio nacional, más allá del mero valor económico que una parte de ella puede ofrecer».

Para él hay más valor («no confundir con precio») en la biodiversidad.

«Este es un desafío donde se debe insistir sin claudicar que la naturaleza chilena, incluyendo su biodiversidad tiene carácter patrimonial  y nos debe importar por múltiples motivos, muchos de los cuales ignoramos o somos ciegos. En parte sobre esos valores conversaremos en Puerto de Ideas, de lo que no vemos, de lo que hemos dejado de ver y de los motivos para valorar nuestra naturaleza. En la medida que nos demos cuenta de la relevancia y valor de la biodiversidad como sociedad demandaremos con más fuerza que se cumpla lo que la Constitución nos asegura».

¿Pero cuál es la importancia de la biodiversidad?

«La biodiversidad tiene un valor intrínseco», responde. «El valor propio de un ser vivo por el mero acto de existir».

Para Simonetti, desde una mirada antropocéntrica, la biodiversidad influye directamente en nuestro bienestar, aportando bienes y servicios de los cuales dependemos.

«Pensemos por ejemplo en las numerosas especies de peces y moluscos que son ‘recursos pesqueros’ y que extraemos desde nuestros mares, o de la regulación de la erosión que proveen nuestros bosques, o del aporte a nuestra cultura de la flora chilena, como nuestra flor nacional, el copihue. Importa, porque existe y porque mi existencia también depende de su existencia», dice.

Coexistir con el capitalismo

En este sentido, cabe preguntarse sobre si son antagónicos capitalismo y biodiversidad, y sobre la posibilidad de su convivencia, especialmente con el poder político.

«La biodiversidad ha sido afectada  durante diferentes épocas, en prácticamente todo el planeta y bajo diferentes regímenes políticos y económicos, incluyendo modelos capitalistas. La pregunta es conocer las condiciones bajo las cuales podemos convivir con la biodiversidad, satisfaciendo nuestras necesidades sin poner en riesgo la sobrevivencia de los otros 10 millones de especies con las cuales compartimos, no muy equitativamente,  el planeta», reflexiona Simonetti.

«Hoy somos muchos, siete mil millones de personas y aumentando. Los humanos hacemos enorme presión por el espacio y los recursos de los cuales dependemos, aún sin darnos cuenta. No tenemos una fórmula para lograr la convivencia, si tenemos la información científico y técnica para decidir qué se podría hacer, pero no lo hacemos. No lo hacemos en buena parte porque nos hemos distanciado de la naturaleza, somos ciegos a ella, y por otra, por el predominio de intereses sectoriales que aparentemente sentirían restringidas sus oportunidades de explotar especies y espacios».

Sin embargo, prosigue, la información disponible muestra que esto último no es cierto, que existirían opciones de continuar usando la biodiversidad sin amenazarla.

«Un desafío es demostrar, hacer patente en toda la ciudadanía, el valor de nuestra biodiversidad y con ello, demandar que exploremos y decidamos las mejores alternativas para convivir con el resto de las formas de vida que pueblan la Tierra. Si no es por su propio valor, porque egoístamente dependemos de ello. Darnos cuenta es el primer gran paso».

Argumentos políticos para conservar

¿Pero qué argumentos políticos y económicos se pueden dar a favor de la preservación de la biodiversidad?

«Conservar la vida sobre la Tierra es un imperativo ético», contesta. «Argumentos hay muchos. En términos económicos, baste mencionar que solamente las áreas protegidas -parques y reservas- aportan del orden de US$2.000 millones por año a la economía nacional en términos de subsidios ambientales».

En ese sentido, en palabras del científico, incluso una estrecha mirada economicista indica entonces que es un muy «buen negocio» proteger la biodiversidad. Súmese lo generado por la pesca, el turismo de naturaleza, por los servicios intangibles como regular la erosión o la calidad de las aguas que provee la biodiversidad.

«Una estimación muy básica sugiere que el aporte de la biodiversidad anualmente a la economía mundial puede equivaler a dos veces el PGB de todas los países combinados», asegura. «Pero hay más. La biodiversidad ofrece opciones de recreación, está en la base de nuestra cultura. Pensemos en leer a Neruda, Mistral o de Rokha entre otros, y veremos cómo las plantas, los animales, los bosques de Chile, nuestra biodiversidad, han influido en su poseía. Pensemos en platos típicos como un mariscal, donde nuestras especies marinas son las estrellas».

Para él la lista de argumentos económicos es larga, pero estrecha pues hay otros motivos, como que el acceso a áreas verdes urbanas que contengan diversidad de árboles inciden en una vida más sana y calma.

«Entonces, desde motivos económicos, de salud, culturales entre otros podríamos argumentar en favor de mantener la biodiversidad junto con valorar la existencia misma de otros seres vivos. Pero todos estos argumentos se debilitan o esfuman si no estamos conscientes de la existencia y valores de la biodiversidad. El punto crucial es cultural. Por ello durante Puerto de Ideas enfatizaremos la necesidad y formas de volver a ‘ver’ la biodiversidad y con ellos sus valores, y así lograr tomar decisiones informadas respecto protegerla, y protegernos».

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