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¿Por qué un “Día del Cine Chileno”? Opinión

¿Por qué un “Día del Cine Chileno”?

A días de elegir al Presidente que deberá implementar el nuevo Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, es pertinente preguntarse, ¿aumentará el “Vale Cultura” propuesto por Sebastián Piñera las audiencias que acuden a ver cine chileno?, ¿cómo se “consagra el derecho a la cultura” propuesto por Alejandro Guillier, sin fortalecer los lugares de exhibición que hacen viable ese acceso?


El 29 de noviembre se cumple un nuevo aniversario de la desaparición de los audiovisualistas Carmen Bueno y Jorge Müller en manos de la DINA, en 1974. En su recuerdo, cada año se  conmemora el Día del Cine Chileno. Cine chileno que se constituye como una herramienta de transformación social, y que es espejo y memoria de un país y su cultura.

En un día significativo como éste, que aplaude el lugar que ocupa el cine chileno, premiado y distinguido por las audiencias y la crítica especializada en el extranjero, insistimos en buscar la forma de cautivar a las audiencias que en Chile, optan la mayoría de las veces por los superhéroes y espadas láser. Porque aunque en los últimos cinco años el cine chileno haya sido nominado a dos premios Oscar y ganado uno, aunque Hollywood busque a nuestros directores y haga remakes de sus películas, aunque Una Mujer Fantástica haya sido recién nominada como mejor película extranjera en los Independent Spirit Awards, las cifras de audiencia en Chile siguen siendo insuficientes. Si en 2010 se estrenaron 15 películas que sumaron 351 mil espectadores, según el estudio de Oferta y consumo de cine en Chile publicado por el CNCA, hasta el 30 de septiembre de 2017 se habían estrenado 33 películas chilenas en nuestro país, sumando entre todas un poco más de 208 mil espectadores.

A días de elegir al Presidente que deberá implementar el nuevo Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, es pertinente preguntarse, ¿aumentará el “Vale Cultura” propuesto por Sebastián Piñera las audiencias que acuden a ver cine chileno?, ¿cómo se “consagra el derecho a la cultura” propuesto por Alejandro Guillier, sin fortalecer los lugares de exhibición que hacen viable ese acceso?

Hasta ahora los exhibidores independientes, agentes fundamentales del campo audiovisual, han estado ausentes de los consejos que discuten, evalúan y proponen programas y acciones para el desarrollo de más y nuevas audiencias. Ello, a pesar de estrenar en sus salas 29 de las 33 películas chilenas exhibidas este año, 14 de las cuáles sólo es proyectaron en este circuito.

Salas que continuaron con persistencia la tradición de los antiguos cines de barrio, con butacas de cuero y paneles con boletos impresos en papel reciclado y que hoy son fundamentales en la creación de identidad chilena y latinoamericana.  Son ellas quienes se relacionan a diario y conocen al público del cine chileno, por tanto es de esperar que quien implemente el nuevo Ministerio de las Culturas las Artes y el Patrimonio, considere un rol activo, con voz y voto, de las salas de cine en la definición de políticas públicas culturales.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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