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Libro El poder de la UDI de María Olivia Monckeberg La crítica de libros de actualidad de Gonzalo Rojas Sánchez

Libro El poder de la UDI de María Olivia Monckeberg

La autora quiere establecer todos los vínculos posibles entre cada persona  y el resto de la humanidad. Se supone que con eso prueba que los gremialistas y los UDI son tipos que se han dedicado a tejer redes y más redes, como si tuviera algo de extraño que una persona participe en su vida adulta de variadas dimensiones económicas, familiares, deportivas, sociales, culturales y religiosas.


Qué bueno poder leer y comentar este libro sin tener como punto de apoyo la militancia en la UDI (dejé esa colectividad en mayo de 2016).

Abordé, por lo tanto el libro de Monckeberg con una dosis de libertad actual y con otra dosis de compromiso con el pasado, que es fruto del ejercicio de mi libertad anterior. Y me encontré con una obra que  no pasa de ser un texto más de una larga serie de artefactos de consumo que ella ha elaborado para primerizos (aunque después de tan larga saga, seguramente cuenta con lectores ansiosos ante cada nueva entrega).

En este caso  -no juzgaré los anteriores libros-    lo que la autora llama “periodismo de investigación” no pasa de ser “ensayo de incitación”.

Varios son los defectos que invalidan la obra en su pretendido objetivo de mostrar la verdad.

Por una parte, la enorme cantidad de errores de información. No viene al caso juzgar aquí si Monckeberg acierta en ésta o aquélla línea de interpretación, porque es obvio que toda mirada penetrante debe partir de un conocimiento certero de la realidad. Hay páginas vergonzosas. La 50, por ejemplo, donde la autora comete nada menos que cinco ¡cinco! errores básicos en algo más de 25 líneas. Y esos datos equivocados se multiplican a lo largo de toda la obra (perdón por la auto referencia, pero de siete menciones que hace a mi persona, dos son erróneas también. Uf).

Por otra, el afán de la autora por cambiar el plano temporal, haciendo un juego muy poco elegante. Monckeberg tiene la tendencia de presentar a sus personajes en estado juvenil y después los trae, cual mi bella genio, a un presente medio siglo posterior en el que los muestra comprometidos con esto o aquello. Un lector poco avispado no dejará de lamentarse con un ¡caramba, qué tipos los que buscó Guzmán!, como si el fundador del gremialismo hubiese podido leer el futuro. Es un truco poco noble.

Se presenta además en esas descripciones sobre el presente, una mirada siempre conspirativa. La autora quiere establecer todos los vínculos posibles entre cada persona  y el resto de la humanidad. Se supone que con eso prueba que los gremialistas y los UDI son tipos que se han dedicado a tejer redes y más redes, como si tuviera algo de extraño que una persona participe en su vida adulta de variadas dimensiones económicas, familiares, deportivas, sociales, culturales y religiosas. O Monckeberg es una individualista que mira todo vínculo humano como pecado o quizás ha carecido ella de esas dimensiones. Dudo que alguna de esas posibilidades explique su afán por armar puzzles. Huele más bien a la intención propia de un “ensayo de incitación”.

¿Nada positivo en esta obra? Sí, por cierto: una crítica feroz a un partido que por motivos en parte insinuados por la autora -y en parte ignorados por ella- perdió su talante y su rumbo.

El libro molestará en la UDI de hoy. A los que ya la dejamos, también nos molesta, pero por otros motivos.

María Olivia Monckeberg, El poder de la UDI. 50 años de Gremialismo en Chile, Debate, Santiago, 2017, 366 páginas.

Gonzalo Rojas Sánchez. Profesor universitario

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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