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La fresca, novedosa e impecable apuesta de la ópera El Trovador en el Teatro Regional del Maule La crítica musical de Alejandra Kantor

La fresca, novedosa e impecable apuesta de la ópera El Trovador en el Teatro Regional del Maule

El «Trovador» es una ópera que tiene el riesgo de “acartonarse” porque su drama es débil: una gitana que maldice, el robo de recién nacidos, dos rivales enamorados de una bella dama, guerra de espadas son parte de la historia que viene del siglo XV. Esta fresca y novedosa apuesta fue aplaudida por la sala orgullosa de su teatro en el centro de Talca. Este trabajo hecho en casa merece los más grandes reconocimientos . ¡Felicitaciones al equipo del Teatro Regional por un Trovador hecho a pulso y dará que hablar por mucho rato!


Una gran luna llena, rodeada de densas nubes y llamas de fuego, es la imagen que aparece invitando a la ópera El Trovador en los afiches cerca del Teatro Regional del Maule. Es una clara señal de que en el Maule están pensando en la tecnología aplicada en las artes escénicas como es la tendencia mundial.

Coherente con lo anterior fue la propuesta que presentaba una decena de pantallas verticales de diferentes anchos, como único articulado escénico. Allí se proyectaron las múltiples escenas de este inmortal título verdiano. El novedoso aparataje proyectó en las nueve pantallas móviles, bosques, castillos, convento, jardines y maravillosos vitrales de alguna catedral. No solo la proyección fue muy atingente sino el movimiento entre ellas, lo que permitió darle agilidad y permanente acción.

El Trovador es una ópera que tiene el riesgo de “acartonarse” porque su drama es débil: una gitana que maldice, el robo de recién nacidos, dos rivales enamorados de una bella dama, guerra de espadas son parte de la historia que viene del siglo XV. Esta fresca y novedosa apuesta fue aplaudida por la sala orgullosa de su teatro en el centro de Talca. Este trabajo hecho en casa merece los más grandes reconocimientos y estuvo a cargo del Director escénico Rodrigo Navarrete apoyado por el equipo de Teatro Regional del Maule, específicamente el diseñador Claudio Rojas y el Audiovisual Álvaro Lara, quienes crearon y dieron vida a cada uno de los escenarios de la ópera, el apoyo de Ramón López en la iluminación y apoyo escenográfico fue vital y un excelente complemento. El aporte del Municipio de Santiago con el vestuario fue clave en el ahorro de costos. Este montaje simple ágil es fácilmente exportable y permite pensar en el sueño de las redes de teatro: hacer trabajos colectivos.

Vamos a la música: en el podio Francisco Rettig dirigió a la Orquesta del Maule reforzada, con una correcta lectura verdiana, logrando equilibrios en las familias de su orquesta. con notorio apoyo a los cantantes Quizás faltó algo del típico “temple” verdiano en los tuttis, pero de todas maneras logró con anchas cumplir con cabalidad con. En el Miserere, uno de mis momentos favoritos de la ópera, la soprano Paulina González angustiada por salvar la vida de su amado Manrico, en las afueras del castillo es iluminada tenuemente forzando los tonos grises con una gran luna roja. musical y escénicamente fue un momento culminante.

Tuvimos la oportunidad de ver el regreso del tenor chileno Giancarlo Monsalve que si bien es oriundo de Valparaíso, es ciudadano del mundo y representó a Manrico, el héroe de la historia. En Chile, solo lo ha cantado en Talca: el Otello el año pasado y este año en Manrico. Con cuerda spinto, es un tenor que no le teme a nada. Dueño de un rico material vocal fue irregular teniendo muchos altos y bajos que no pasaron desapercibidos. El año pasado en Otello su desempeño fue notoriamente superior. Sin embargo creo un personaje convincente en lo escénico.

La soprano Paulina González debutó en este difícil rol que no le da tregua a la soprano. Con enorme profesionalismo logró crear una Leonora convincente tanto en los pasajes complejos propios del belcanto como en los pasajes del Verdi maduro con dramatismo y profundidad. Esta ópera tiene un poco de ambos estilos y se la clasifica dentro del periodo intermedio. González tiene todos los atributos vocales y escénicos para dominar su rol y con oficio sorteo las difíciles coloraturas así como los pasajes dramáticos. Fue emocionante e inolvidable su escena del Miserere ya descrita.

Por su parte, el debut de nuestra mezzo soprano Evelyn Ramírez en el rol de Azucena fue una apuesta interesantes ya que tiene los atributos líricos, el carácter, las líneas verdianas y solo se percibe un cambio de color que lo recogen solo los más puristas.

Finalmente, en un reemplazo de último minuto el argentino Omar Carrión representó al Conde de Luna, el antihéroe de la jornada. Dueño de un oficio innegable, llegó para el ensayo general y no tuvo problemas de escenificar al atormentado noble. Su gran aria Il Balen del suo sorriso fue interpretada con nobleza y hermosa resignación. En lo escénico, el momento en que este se inclina para tomar la capa de Leonora y olerla refuerza la humanidad de su personaje.

En los roles secundarios destacamos a Inés, la nodriza de Leonora a cargo de la soprano Camila Guggiana y el Ruiz de Gonzalo Araya. En un nivel más bajo estuvo David Gaez como Ferrando. Finalmente los roles de mensajero a cargo de Edman Leal y el Viejo Gitano a cargo de Gonzalo Orellana cumplieron bien con sus breves intervenciones.

El coro tuvo notable desempeño en los múltiples momentos como el coro de gitanos y es emocionante pensar que la gran mayoría no han tenido experiencia lírica y son locales oriundos de la región. Pablo Ortiz, fue su notable director.

¡Felicitaciones al equipo del Teatro Regional por un Trovador hecho a pulso y dará que hablar por mucho rato!

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