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Marco Antonio de la Parra y las elecciones: «Son tiempos de la venganza de los iletrados. El anti siglo de las luces» El escritor y psiquiatra no oculta su pesimismo frente al próximo gobierno sea quien sea el que gane las elecciones

Marco Antonio de la Parra y las elecciones: «Son tiempos de la venganza de los iletrados. El anti siglo de las luces»

Autor de casi 90 obras acaba de recibir el premio Isidora Aguirre a la trayectoria del CNCA. Respecto a los candidatos se muestra tajante. «¿Cuánto leen? ¿A qué exposición van? ¿Entran a una sala de teatro? Es el tiempo del despotismo ignorante», sentencia.


Marco Antonio de la Parra (Santiago, 1952) está a full. En noviembre exhibió en el Teatro Finis Terrae su última obra El crimen, inspirada en Dostoievski- y ya prepara para el próximo año Variaciones Meyerhold en el GAM, cuyo título hace referencia al gran dramaturgo ruso que apoyó con entusiasmo la Revolución de 1917 y luego fue fusilado por el estalinismo en 1940.

Muy político, como siempre. En ese mismo sentido, de cara a las elecciones presidenciales que vienen, su visión es más bien pesimista, especialmente por cómo ve la vinculación de los candidatos con el arte y la cultura.

Es «nula, muy pobre, un adorno. Una palabra por definir, comisiones a granel, poco compromiso. ¿Cuánto leen? ¿A qué exposición van? ¿Entran a una sala de teatro? Son tiempos de la venganza de los iletrados. El anti siglo de las luces. El despotismo ignorante», sentencia el director artístico de la Finis Terrae.

Premio a la trayectoria

Entre sus reconocimientos, De la Parra ganó en octubre el premio Isidora Aguirre del Consejo Nacional de las Artes y la Cultura, que en la ocasión también fue otorgado a otros exponentes de diversos géneros. Un premio que lo hizo muy feliz.

«Es un reconocimiento feroz», señala. «De pronto cobra sentido una especie de poligrafía de cerca de 90 obras teatrales», en una ceremonia realizada en el centro cultural NAVE.

El ministro de Cultura, Ernesto Ottone, señaló en la oportunidad que “ésta es sin duda una forma de generar memoria y registro del trabajo de aquellas personas cuya labor deslumbra y hace avanzar la disciplina. Una elección que se da además, bajo el criterio de sus propios colegas, que mediante el comité asesor de cada área, hoy han elegido dos nombres para el circo y la danza, y tres para el teatro”.

«Sin duda es el premio más importante que he recibido en todos estos años de trayectoria, con casi noventa horas teatrales», dijo el dramaturgo en la ceremonia.

«Este premio me parece extraordinario, es algo que necesita el teatro en su diversidad y en todas las posibilidades que tiene de abrir un territorio en el cual a uno lo puedan significar, donde uno se pueda reconocer con los pares, ir buscando huellas. Para mí hubiese sido muy importante que esto hubiera existido antes y tener, entonces, gente que me hubieran mostrado y que sería una ayuda para los que vienen, para la gente joven. Este reconocimiento es la confirmación de que he estado haciendo lo correcto y eso, como maestro, me consagra”, aseguró en la ocasión.

«Es un empujón de esos que uno siempre necesita. Cada obra retorna al punto de partida. Con el premio lo hecho cobra un volumen que re significa una carrera», remata ahora el egresado del Instituto Nacional que se tituló de médico psiquiatra en la U. de Chile en 1976.

El dramaturgo como liberador

Hoy, a cuatro décadas de que la UC censurara una de sus principales obras, «Lo crudo, lo cocido, lo podrido» (1978), el dramaturgo cuya escritura está en gran medida marcada por la dictadura, cree que su papel es ser «creador de un espacio deliberante que interroga el momento que vivimos, alguien en sintonía con la gente, que ayude a pensarnos y descubrirnos».

En ese sentido, cree que sin duda hoy existe un teatro político y social en Chile.

«Existe y tal vez hasta existe en exceso», dice. «Busca una poesía que no siempre aparece, pero es síntoma de una sociedad en cuestionamiento feroz. Es así muy valioso».

Y dice que él sigue escribiendo y montando teatro porque «no tiene comparación con otros soportes de la actuación».

«La experiencia en vivo, en carne viva, es única en su intensidad y potencialidades», dice con entusiasmo. «Cala la memoria con una experiencia única. El problema está en la calidad y rigor del trabajo del teatrista para convertirla en algo irrepetible, que cambie para siempre al espectador».

Caracterización de la dramaturgia

Para De la Parra, la dramaturgia es un género particular por el mero hecho de escribir pensando en la escena y «el ver y oír lo que uno escribe».

También por trabajar «en el deslinde entre la palabra y la imagen, en el abismo de la emoción pura que convoca con el lenguaje escrito a imágenes, música, contenido», y el que «convoque a muchos artistas en su realización».

«La dramaturgia es un género dependiente, su hábitat es el público, pero necesita para su manifestación de un grupo», asegura. «No es una epifanía en sí, aunque aprenda de la poesía y relate como la narrativa».

Cómo se forma un dramaturgo

Una de las características de este autor es que, a lo largo de su carrera, sistemáticamente ha hecho talleres de escritura, ¿Cómo debería formarse un dramaturgo?

«Leyendo teatro, escribiendo teatro, compenetrándose del oficio teatral, trabajando en equipo como trabajando profundamente solo y retirado, yendo y viniendo de la isla a la ciudad, de la soledad al carnaval, del insomnio al despertar gozoso», responde.

«El taller, el grupo teatral, le permiten revisar de manera permanente su escritura», reflexiona. «Debe tener un oído poderoso que le abra una escucha enorme de su sociedad como de su escribir que no quede desconectado encerrado en su torre de cristal, esa que, por suerte, siempre se rompe».

A la hora de señala su obra favorita, se muestra un tanto abrumado, «es que son casi 90», resalta.

«‘La pequeña historia de Chile’ contiene mucho de lo escrito, allí está todo, desde ‘Lo crudo’ hasta ‘La secreta obscenidad’ o ‘La vida privada’, o las piezas breves delirantes de la última década», menciona.

«Me quedo con ella, está hecha para ser montada tanto por aficionados como por profesionales. Y funciona».

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