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Ravinet valoró como «valiosa donación» piezas de arte desparecidas bajo su gestión en Santiago Originales y réplicas de piezas grecorromanas desaparecieron extrañamente en 1992

Ravinet valoró como «valiosa donación» piezas de arte desparecidas bajo su gestión en Santiago

Héctor Cossio López
Por : Héctor Cossio López Editor General de El Mostrador
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El destino de las obras escultóricas donadas por el Ashmolean Museum de la Universidad de Oxford sigue siendo un misterio. El exalcalde restó importancia a las piezas desaparecidas cuestionando -25 años después y ahora que no están- su importancia y validez patrimonial, pero fue precisamente él, en una carta que el ex alcalde designado por Patricio Aylwin, en los primeros años del retorno de la democracia, envió al experto de Oxford, quien calificó las piezas, ahora perdidas, como «una valiosa donación».


«Matar al mensajero» y cuestionar la valoración de las piezas grecorromanas desaparecidas extrañamente desde la Municipalidad de Santiago durante la primera gestión del exalcalde Jaime Ravinet, fueron los argumentos que el exdemócrata cristiano y su entorno usó para desacreditar en un artículo de El Mercurio a la doctora en arqueología clásica de la Universidad de Oxford, Valeria Riedemann -quien denunció los hechos- y de pasó eludir la responsabilidad de dar cuenta de un hecho esencial: ¿Dónde están las piezas de arte clásico -originales y réplicas- que Ashmolean Museum de la Universidad de Oxford donó a la Municipalidad de Santiago en 1992?

El caso que fue revelado por El Mostrador da cuenta que hace 26 años, el entonces alcalde designado por Patricio Aylwin en la Municipalidad de Santiago gestionó a través del abogado y escritor Rafael Vargas Hidalgo, residente en Roma, una serie de piezas de arte clásico para construir en Chile el Centro del Arte Antiguo, un ambicioso proyecto de museo con el que se pretendía iluminar en los primeros años del retorno de la democracia la oscuridad cultural legada de la dictadura.

Desde el origen de la idea estaban contempladas una serie de réplicas escultóricas de alto valor estético, como en efecto existen en los principales museos del mundo. Las piezas que se exhiben en el propio “Cast Gallery”del Ashmolean o las contenidas en el Museo de Arqueología Clásica de Cambridge, son algunos de los múltiples ejemplos. En documentos de la época y bajo la entusiasta participación de Ravinet, Vargas incluso inició la gestión para traer a Chile reproducción de vidrios romanos de la librería del Vaticano, diferentes tipos de naves griegas donadas de un coleccionista en Atenas, entre muchas otras especies.

Estas últimas donaciones, según se ha podido reconstituir, jamás llegaron porque desde Chile reemplazaron a Vargas y designaron a Paula Jaramillo como directora del Museo, el que, por cierto, nunca se llegó a construir. En 1992 -narra Vargas en un carta que envió a Bachelet en 2013 y en el que acusa a Ravinet de haberle robado no solo la idea del Museo sino que también lo hace responsable de los objetos desaparecidos- cuenta que de un día para otros y cuando ya habían llegado a Chile las piezas del museo de Oxford, fue citado a la embajada de Chile en Roma donde le comunicaron que ya no estaba a cargo del proyecto. » Yo no voy a discutir un proyecto que tengo registrado, que goza de personalidad jurídica, que está amparado por un decreto supremo y que posee el apoyo moral y material de todos los más grandes museos del mundo», le escribió entonces a Bachelet, en uno de los múltiples actos que ha llevado desde entonces el doctor en ciencias jurídicas de Harvard, Rafael Vargas Hidalgo, para defender la autoría intelectual del proyecto original.

Veintiséis años después del intento fallido de instalar en Chile un museo de estas características, el profesor de la Universidad de Oxford que había gestionado la donación de las piezas grecorromanas desde el Ashmolean Museum, Michael Vickers en el artículo de El Mercurio, que se tituló «Especialista de Oxford desmiente valor de obras clásicas extraviadas en municipio de Santiago» restó validez a las piezas donadas a principios de los 90, agregando entre otras cosas que «no creo que nadie habría pensando en exponerlos».

El profesor emérito, que no tiene cátedra en la universidad de Oxford, pensaba algo completamente distinto en diciembre de 1992. Como no hay nada menos indesmentible que los documentos, El Mostrador accedió a un carta que el mismo Vickers envió a Varas en donde muestra su entera colaboración en el proyecto de Museo. «Le estoy escribiendo ahora para preguntarle si le gustaría tener más objetos para su Centro Cultural Chileno del Arte Antiguo. Un museo local ha puesto un material a nuestra disposición que me gustaría pasarle a usted. Consiste de objetos (cerámica y fragmentos de mármol, además de un par de lámparas romanas) halladas en la casa de un recientemente fallecido ciudadano en Newbury, y coleccionados por él en varios sitios del Mediterráneo. Si es agradable para usted, podría darle lo que es una pequeña caña llena de artículos a la señora Varas en la Embajada Chilena cuando regrese en enero. Puede además escribir agradeciendo el regalo al doctor Paul Cannon. Él sabe de este acuerdo y lo ha aprobado».

Estás lámparas llegaron a Chile, pero hoy es una de las piezas originales que nadie sabe dónde están y que el actual alcalde Felipe Alessandri, pese a existir un requerimiento por Transparencia para dar respuesta sobre el paradero de las piezas, el alcalde adelantó que coincide con Ravinet de que se trata de «imitaciones» por lo que tampoco estaría dispuesto a investigar su paradero ya que de existir responsabilidades «estarían prescritas».

La razón para restarle importancia 25 años después a las piezas desaparecidas durante la administración de Ravinet descansaría en su escaso valor, situación que en cualquier caso es muy difícil comprobar dada que las obras no están. Sin embargo, durante el periodo en que las piezas sí estaban ubicables en Chile, el propio Ravinet fue quien las calificó de «valiosas» como se desprende de la carta que el ex alcalde le escribió a Vickers el 28 de julio de 1993, varios meses después que llegaran las obras al país. «Agradezco sinceramente esta valiosa donación cuyo destino definitivo es el Centro de Arte del Mundo Antiguo», dice la misiva aludiendo a un museo que nunca se conformó.

Los especialistas de Oxford

La doctora en arqueología clásica de Oxford, Valeria Riedemann, aclara que efectivamente no fue alumna del profesor Vickers, como él confirma en la nota de El Mercurio, pues como profesor emérito, no dicta cátedra. «Yo tenía otro profesor guía en Oxford pero fue el después de una charla quien me comentó del caso, me informó de las donaciones y me proporcionó todos los documentos originales del caso para que indagara sobre su destino final».

Independiente del valor de mercado o estético que tengan estas donaciones, precisa la especialista chilena «se trata de un material patrimonial que tiene más de dos mil años de antigüedad (me refiero aquí a los fragmentos de mármol y cerámicas, además de las lámparas romanas)».

Asimismo repara en lo que Alessandri llama «imitaciones» que las» réplicas escultóricas de obras clásicas tienen un valor educacional tremendo: «hay muchos museos que son renombrados por esto y hay numerosas publicaciones que señalan la importancia de este tipo de obras para la difusión y apreciación del arte clásico. Sin ir más lejos, las pocas réplicas de esculturas clásicas que hoy se encuentran en el Museo de Bellas Artes han causado siempre gran impacto. Resulta imposible no preguntarse el tremendo valor educacional que hubiese tenido un centro de estudios clásicos, que además incluyera objetos originales y “réplicas”, como el que se quiso crear hace más de dos décadas. En un país donde este campo es prácticamente inexistente, la gestión del Sr. Rafael Vargas Hidalgo fue, además de monumental, visionaria. Por último, la solicitud a Transparencia a la Municipalidad de Santiago que hice como por derecho cualquier ciudadano chileno puede hacerlo, no tiene otro fin más que el de saber dónde están estas donaciones.

Esa pregunta, sigue sin respuesta.

 

 

 

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