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IVA, bajos hábitos de lectura y otros desafíos de la industria del libro Entrevista con director de editorial estatal mexicana

IVA, bajos hábitos de lectura y otros desafíos de la industria del libro

José Carreño Carlón visitó recientemente el país en el marco de la reinauguración de una de las filiales del Fondo de Cultura Económica (FCE). El sector está sujeto a una intensa transformación tecnológica, al igual que la televisión y los medios de comunicación.


El libro electrónico, la concentración del mercado y la falta de hábitos de lectura son algunos de los desafíos que enfrenta la industria mundial del libro, según José Carreño Carlón, el director del Fondo de Cultura Económica (FCE), quien visitó recientemente el país en el marco de la reinauguración de la filial del Paseo Bulnes en Santiago.

«Hay muchos retos, aunque todos son asimilables», señaló el jefe de la editorial estatal mexicana, con presencia además en Estados Unidos, España, Brasil, Argentina, Colombia, Venezuela, Perú y Guatemala.

La industria, que «ha tenido sus altibajos», admite, está sujeta a una intensa transformación tecnológica, al igual que la televisión y los medios de comunicación.

Libros sin IVA

México es un país donde la producción del libro (no la venta) no paga IVA, un impuesto que en Chile introdujo el gobierno del general Augusto Pinochet en 1978.

«Castigar los libros es criminal con los bajos niveles de lectura», reflexiona. «Hay que favorecer los libros para paliar los grandes déficit de lectura. Si tenemos tan bajos niveles de lectura y de venta de libros, ¿cuanto puede perder el Estado (se elimina el IVA)? Muy poco», reflexiona.

En México un libro estándar cuesta entre 10 y 12 dólares, la mitad que en Estados Unidos, recalca.

La importancia de la lectura

Carreño señala que la lectura es importante, y no sólo porque sea una forma de «enriquecer tu vida, viajar, conocer sitios sin moverte de tu lugar, como una gratificación permanente».

«Creo que la lectura, sobre todo de buena literatura, y la transmisión y recepción de conocimiento, te permiten tener una visión más comprensiva o más crítica del mundo. Todo eso te hace mejor persona, no tengo duda de eso. A nivel más pragmático, hace que el niño, el joven o el profesional tenga mejores elementos para enfrentar la vida, para desarrollarse profesionalmente, obtener mejores ingresos. La lectura es un vehículo de muchas cosas», dice.

A diferencia de la creencia usual, el directivo, un Premio Nacional de Periodismo que asumió en 2013 y además es académico en la carrera de Comunicación, no cree que las nuevas generaciones estén leyendo menos, en un mundo donde los diarios de papel venden mucho menos que hace algunas décadas.

«Creo que se está leyendo más. Tengo alumnos de muchas generaciones y algunos se sorprenden cuando llego con un periódico de papel. Pero ellos leen en pantalla y, contra lo que se dice, también están escribiendo mucho más. Serán mensajes de Whatsapp, correos electrónicos, pero finalmente se ha recuperado la tradición epistolar, que había quedado de lado con el teléfono. Hoy hay mucho más intercambio escrito».

El libro electrónico

En el tema de los libros electrónicos, el propio Fondo edita unos 300 al año y la mitad de su catálogo -unos 10 mil títulos- está en el mercado en esa condición.

«Hemos batallado mucho con ese mercado. En Estados Unidos, el libro electrónico en su tope llegó al 23% del mercado respecto del libro impreso, pero luego retrocedió debajo de esa cifra. En España no ha llegado al 5% y aún menos en América Latina».

El Fondo hizo un estudio del uso del libro electrónico, específicamente en el público universitario, y determinó que prefiere este formato cuando se trata de textos profesionales y de estudio. Para lecturas gratificantes, como literatura, poesía e incluso historia, en cambio, prefiere el libro de papel.

Falta de hábitos de lectura

Otro de los desafíos es la falta de hábitos de lectura, «que es muy pobre». Carreño admite que la situación ha cambiado para bien en medio siglo en el mundo, donde el problema era el analfabetismo, pero aún está lejos de ser ideal.

Según un informe de la UNESCO de 2012, Chile es el país de la región donde menos se lee voluntariamente.

«Es un tema estructural, donde debería haber una acción más concertada entre la industria -pública y privada- y las políticas estatales», acota.

Competencia desordenada

El otro desafío, en opinión de Carreño, es la diversidad de normativas que rigen en los diversos países sobre los precios de los libros.

«Hay una competencia desordenada en muchos países», opina, donde entre otros hay una «monstruosa concentración en la oferta».

En México hay leyes para un precio único del libro, como manera de proteger a «la industria y los derechos de los autores», que impiden rebajarlos, al menos en los primeros 18 meses desde su lanzamiento.

«Lo que pasa es que son legislaciones sin fuerza, que al menos en México no tienen un órgano regulador. Entonces no hay sanciones, no hay nada. Nosotros, como organismo estatal, estamos obligados a cumplir. Pero nos ha tocado ver en la Feria de Guadalajara que nuestra novedad está a un precio mayor en nuestro stand que en otros de cadenas de libreros dentro de la misma feria».

Las grandes editoriales, según el directivo, además han logrado, «por buenas o malas artes», ganar las licitaciones de compra de libros que realizan los diversos estados mexicanos. La concentración en la oferta es otro de los retos del mundo editorial.

Él apoya el establecimiento de puntos de venta de las cadenas en los grandes almacenes, como Walmart o Palacio de Hierro.

«Eso pone al alcance de un público, que no necesariamente está familiarizado con la lectura, pero hay que dar el siguiente paso, porque el que tiene vocación lectora va a pasar a niveles de exigencia mayores en la lectura».

«Aún falta mucho más. El tema fiscal es importante, hay que propiciar los hábitos de lectura, la disposición de la oferta».

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