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“Mi papá lo quería todo, el Nobel, los premios, las casas, las mujeres» Barraco Parra, hijo del poeta, se confiesa en revista SML

“Mi papá lo quería todo, el Nobel, los premios, las casas, las mujeres»

A parte de asumir que «la cagó» cuando vendió manuscritos sin la autorización de su padre a dos libreros, el hijo músico del antipoeta confesó que en cuanto a los conflictos que lo llevaron a un distanciamiento de 10 años «mi papá lo quería todo, el Nobel, los premios, las casas, las mujeres, sus ansias eran infinitas (…) Una vez tuve una polola que me confesó: le di un beso a tu papá. Ella no me preocupó, se tomaba y regalaba los besos a la ligera. Lo peor fue cuando mi papá me preguntaba: ¿Y cuando viene a vernos esa chiquilla tan encachada?”.


Juan de Dios «Barraco» Parra el hijo menor de Nicanor salió del silencio en que se refugió tras el escándalo por la venta de los cuadernos de Parra a un coleccionista y especialmente después de la muerte de su famoso padre a los 103. Los detalles de su relación con el poeta como la polémica por la venta de los cuadernos, los relató el hijo del vate en la última edición de la revista masculina SML.

Esa fama, del tipo rock star, fue -según él- un orgullo pero también una condena que los redujo a ser siempre un niño.

«Mi papá siempre me dijo, hasta la última vez que lo vi: tú siempre serás mi guagua».

«No le pediría perdón hoy, pero sí viajaría en el tiempo, unos 20 años atrás, y le explicaría todo lo que iba a suceder. Le leería el decreto de mi vida», lanzó. «Mi papá no solo era poeta, era más viejo que todos los padres y más vivo también. Y ya se perfilaba como un rockstar”.

“Hay algo de la posta de la vida que se interrumpe con alguien como él que vive 103 años. Su vida me condenó a la inmadurez”, dice.

Respecto a los conflictos que lo llevaron a un distanciamiento de 10 años, Juan de Dios confiesa que «mi papá lo quería todo, el Nobel, los premios, las casas, las mujeres, sus ansias eran infinitas (…) Una vez tuve una polola que me confesó: le di un beso a tu papá. Ella no me preocupó, se tomaba y regalaba los besos a la ligera. Lo peor fue cuando mi papá me preguntaba: ¿Y cuando viene a vernos esa chiquilla tan encachada?”.

Ahora con el paso delos meses, Barraco, o barraquito como le decía su padre se arrepiente de haber vendido sin autorización de su padre, algunos de los cuadernos escritos por el eterno candidato al nobel de literatura.

«La cagué vendiendo algunos cuadernos y papeles de mi padre, pero no me robé el Louvre», sostuvo .

«El grueso de lo que entregó se lo di a dos libreros: César Soto y Carlos Vera. Es una buena cantidad de cuadernos y papeles, pero no llega a ser relevante frente a la cantidad de cajas y cajas de material que mantuve resguardado», concluyó.

 

 

 

 

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