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Michael Apple, experto en pedagogía crítica, y Cristián Warnken despedazan «preuniversitario» para niños de 3 años CULTURA

Michael Apple, experto en pedagogía crítica, y Cristián Warnken despedazan «preuniversitario» para niños de 3 años

Actualmente, educadoras y psicopedagogas preparan a los menores por un periodo que va de un par de meses hasta un año, en materias como lenguaje, motricidad y pensamiento lógico. Según un reportaje de revista Paula, un padre gastó un millón de pesos en un año para preparar a su retoño. «Esto no es sino una alienación que parte por los adultos y que quiere devastar la infancia, asesinar la infancia», lamentó el profesor, poeta y presentador Cristian Warnken. Para Apple, estos test no hacen más que profundizar las brechas sociales. Y Jaime Retamal, de Chile, cuestionó que tras estas medidas se esconde el fomento del lucro en los colegios.


Varios expertos en educación criticaron duramente el «preuniversitario» para niños de 3 años, que los prepara para entrar a algunos de los colegios de élite de Santiago de Chile.

El tema salió a la luz mediante un artículo de revista Paula, titulado «Coaching para el examen de admisión», donde cuenta, entre otros casos, la experiencia de un padre que gastó más de un millón de pesos por este ítem.

«Programas como este están creciendo en todo el mundo. Esto es muy desafortunado socialmente», señaló el académico estadounidense Michael Apple, de la Universidad de Wisconsin, conocido como uno de los principales exponentes de la pedagogía crítica.

«Primero, priva a los niños de su infancia, al hacer que el valor de la educación infantil temprana –y luego, el de toda la educación– sea determinado por una medida, los puntajes de las pruebas estandarizadas o los test de admisión. Las pruebas reemplazan un currículo variado e interesante, y la importancia crucial del juego, que es tan importante para el desarrollo social e intelectual general de los niños», señala.

El neoliberalismo y los niños

Actualmente, educadoras y psicopedagogas preparan a los menores por un periodo que va de un par de meses hasta un año, en materias como lenguaje, motricidad y pensamiento lógico.

“Si tengo cupo para 50 niños y tengo 300 postulantes, lo que hace el colegio es subir el nivel de exigencia y quedarse con los mejores niños. ¿Por qué un colegio tomaría a un niño que está bajo la media de la prueba si tiene 100 que están sobre ella?”, señala una de las «emprendedoras» para explicar su actividad.

«La existencia de ese tipo de instituciones no me llama la atención», señaló por su parte Jaime Retamal, académico de la Universidad de Santiago. «Existen en todos los países cuyo sistema educacional está configurado por las lógicas neoliberales del mercado y de la competencia», apuntó.

«Es un mito pensar que el sistema educacional chileno se ha desneoliberalizado a causa de las movilizaciones estudiantiles», agregó. «Por cierto, los que más sufren la escuela neoliberal son los niños: son entrenados antes de entrar a la educación preescolar, ya en las escuelas son sometidos en sus casas a procesos de reforzamiento con profesores particulares, consumen medicamentos para rendir más concentrados ante las exigencias escolares, se les disciplina con una retórica de la excelencia y el exitismo, pierden valiosísimas horas de juego, entretención, descubrimiento del mundo por sí y ante sí, horas de imaginación, de creación artística, de ocio filosófico, etc.».

[cita tipo=»destaque»]»Así, en sociedades ya desiguales, hace la desigualdad aún peor, lo que dificulta todavía más afrontarla. Esto empeora aún más cuando es usado como una excusa por las familias más ricas para no pagar suficientes impuestos para apoyar la educación pública de los niños pobres. Por consiguiente, crece la ‘ética’ de ‘mientras mi hijo esté bien, es todo lo que necesito’. Lo que es conocido como individualismo posesivo –una forma de egoísmo– se vuelve más y más dominante. Esto es exactamente lo que está pasando en muchos países donde se han construido muchas escuelas similares», puntualiza Michael Apple.[/cita]

«Asesinar la infancia»

«Quería un colegio que todos conocieran, que saliera en los rankings«, justifica una madre en el reportaje. “El colegio es esencial, te marca. Yo siento que tengo el sello de donde estudié», afirma otro padre.

El artículo además consigna que la mayoría de los padres demandantes de estos servicios vienen de las comunas de Las Condes, Vitacura, Lo Barnechea y La Reina. Aspiran a que sus hijos ingresen a colegios como el San Ignacio El Bosque, Verbo Divino, Villa María, Santiago College, Nido de Águilas, Craighouse, Wenlock, San Francisco de Asís y San Nicolás de Myra.

«La ciencia ficción se acerca cada vez más a la realidad y la supera», afirma el poeta y académico Cristian Warnken. «Si esta noticia desopilante es verdad, estaríamos ante la expresión más extrema de lo que Heidegger llamó ‘el pensar calculante’, que domina en este mundo sobre el ‘pensar meditativo'», plantea.

Sin embargo, «también quiero tener las esperanza de que, cuando llegamos a esos extremos, comenzamos a ir en sentido contrario, como una reacción, como un instinto de la vida frente a la alienación, porque esto no es sino una alienación que parte por los adultos y que quiere devastar la infancia, asesinar la infancia».

Los niños como fuente de ganancias

Para Apple, este tipo de iniciativa además profundiza la brecha entre los niños de las familias de los pobres y la clase trabajadora y los infantes de las familias más adineradas.

«Así, en sociedades ya desiguales, hace la desigualdad aún peor, lo que dificulta todavía más afrontarla. Esto empeora aún más cuando es usado como una excusa por las familias más ricas para no pagar suficientes impuestos para apoyar la educación pública de los niños pobres. Por consiguiente, crece la ‘ética’ de ‘mientras mi hijo esté bien, es todo lo que necesito’. Lo que es conocido como individualismo posesivo –una forma de egoísmo– se vuelve más y más dominante. Esto es exactamente lo que está pasando en muchos países donde se han construido muchas escuelas similares», puntualizó.

«Finalmente, estas escuelas aumentan el espacio de educación para la aparición de aún más escuelas creadas para lucrar. Unos lemas que suenan bien sobre el cuidado de nuestros niños frecuentemente tapan el hecho de ver a los niños como una simple fuente de ganancias. Esto exigirá aún más vigilancia de parte de cualquier padre que aún elija enviar a sus hijos a algunas de estas escuelas», añadió.

Para Retamal, los niños están «a mansalva del neoliberalismo educativo, pero también lo están de padres completamente inescrupulosos, impúdicos, nuevos bárbaros que proyectan sus trancas existenciales y de estatus social en sus propios hijos».

«Cuando uno verdaderamente se hace la pregunta por la educación, se hace al mismo tiempo la pregunta por la infancia: eso no lo hemos hecho en Chile. La política de la infancia y la política de la educación de la infancia se parece muchísimo a una política por y para el crecimiento económico; es algo que nos debiera espantar –los niños ya instrumentalizados desde su más tierna infancia–, pero no nos espanta, lo encontramos natural, y cuando conocemos noticias como esta, de que niños son entrenados por estos ‘neopreuniversitarios’, tomamos una actitud hipócrita», comentó.

«Mejor veamos qué está pasando ya con nuestros niños en la escuela más tierna, miremos la naturalización de nuestra barbarie posmoderna, no vaya a ser que nos encontremos que hasta el Simce , en verdad, es NO una carrera académica, sino una carrera farmacéutica», concluyó.

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