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Final de Sense8: Un manifiesto político de las Washowski CULTURA

Final de Sense8: Un manifiesto político de las Washowski

El capítulo y cierre de Sense 8 es un regalo dirigido directamente a los fans de la serie, más que mal, ellos y ellas la resucitaron, y así se plantea en el final con los agradecimientos y un puente de complicidad fuerte y claramente establecido.


Hace casi un año, tras la entrega de la segunda temporada, Netflix anunciaba la cancelación de la serie Sense 8 para una tercera temporada, dejando la historia abierta y evidentemente inconclusa, la reacción fue instantánea y usuarios/as de la plataforma de streaming se manifestaron en las redes sociales. Tras negociaciones más y menos –e incluso el ofrecimiento a Lana Washowski por parte de una página porno para hacer una tercera temporada final- Netflix recapacitó y anunció un capítulo de larga duración para darle cierre a una de las series más interesantes y originales del último tiempo.

Y es que Sense 8 es una serie eminentemente política, una síntesis de la obra previa de las hermanas Washowski (que pueden resumirse en; Matrix, V de Vendetta y, por sobre todo, la iniciática Atlas Cloud) y que suma la genialidad de Joseph Michael Straczynski (Babyloon 5), con una apuesta coral (8 protagonistas tan distintos uno de otro pero que se acoplan perfectamente) rodada en los 5 continentes y con un costo de 9 millones de dólares por capítulo (una de las razones por la que Netflix la había cancelado), pero, con el apoyo de los fans, este viernes se entregó su final de 152 minutos “Amor Vincit Omnia” (el amor vence todo) y de amor (de todos los tipos, razas y gustos) la serie nos entrega, literalmente, una orgía visual, discursiva y de acción al por mayor.

El Final:

Sin esconderlo el capítulo y cierre de Sense 8 es un regalo dirigido directamente a los fans de la serie, más que mal, ellos y ellas la resucitaron, y así se plantea en el final con los agradecimientos y un puente de complicidad fuerte y claramente establecido.

En el capítulo final, los Sensetes logran capturar a “whisper” (la encarnación del fascismo y el amor convertido en odio) y con ello pretenden recuperar a Wolfgang, nuestro Sensate alemán y “chico malo” encantador. Desde ahí todo inicia para dar el cierre final, una frenética operación y aventura por parte de los 7 Sensates para recuperar al faltante y acabar con la OPB, la organización maligna que va por ellos y que los quiere para –lo obvio- controlarlos y tener más poder en el mundo.

Y es aquí donde los discursos se afianzan, la necesidad de los cercanos nos dan la fuerza para seguir, es por ello que cada circulo de amistad y afectivo -y que es capaz de amar sin prejuicios alrededor de los Sensates, se convierte en una pieza de vital apoyo para Will, Riley, Capheus, Sun, Lito, Kala, Wolfgang y Nomi, porque el amor nos da la fuerza para pelear, para vivir y para vencer.

Y en este punto el amor idílico se vuelve –extrañamente en la ficción de la aventura- en lo más real. Para tener derecho a vivir y amar hay que luchar. Y ahí aparecen escenas de acción con muchos disparos, con huídas frenéticas, pero también con espacios –a veces algo forzados, hay que decirlo- de felicidad, como cuando comienza a sonar “I feel you” de Depeche Mode, pero que logran un realce a esa conexión que ahora suma a más personas, y obvio, a los fans.

Y ante un mundo donde las fuerzas conservadoras o de “lo políticamente incorrecto” se afianzan en el mundo (todo avance cultural implica su reacción), es tiempo de tomar posición –nos dicen sus creadoras- en voz de Britney: “Ante semejante maldad la neutralidad es complicidad”.

Y es que Sense8 es un manifiesto político, de eso no cabe duda y sus fans lo saben y lo disfrutan y fomentarán. Las nuevas formas de familia (independiente del género, color o estructura social y cultural), el reconocimiento de derechos a la comunidad LGTB+ o de la mujer y sus luchas.

En el final, Amanita (la pareja de Nomi, nuestra hacker Sensate transexual) lo resume; “vivir en un mundo que recela de los sentimientos donde nos dicen que no importan tanto como la razón. Nos enseñan a ignorarlos, pero si algún día tienes suerte –le dice a Nomi en sus votos- tendrás sentimientos que lo cambiaran todo”.

Sense 8 es un manifiesto político de amor, inteligente y arriesgado –como serie- pero que está llamada a convertirse en una serie de culto para aquellas comunidades perseguidas, discriminadas y que día a día se conectan con otros y otras, sin importar con quienes, salvo su humanidad y empatía, para crear comunidad y pelear contra todo atisbo de fascismo y totalitarismo que quiera dictar norma de cómo debe ser una familia o cómo se debe amar.

La declaración política de las Washowski, en forma de serie, funciona. Más que mal ya demostraron que, a punta de protestas, sus fans –y ellas- obtuvieran su merecido, colorido y placentero final.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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