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La influencia plástica de Michael Jackson: un rey también en el arte visual CULTURA

La influencia plástica de Michael Jackson: un rey también en el arte visual

El reciente libro de la académica Claudia Campaña, «Michael Jackson-Artes visuales y símbolos», reflexiona sobre cómo el músico estadounidense impactó sobre artistas tan disímiles como Andy Warhol, Jeff Koons, Rufino Tamayo y David LaChapelle, entre otros. «Recién se está comenzando a investigar con rigor el impacto de Jackson en las artes visuales, y los hallazgos son sorprendentes”, destaca la autora, la académica Claudia Campaña.


La académica Claudia Campaña acaba de publicar un libro sobre la influencia del rey del pop, fallecido el año 2009. «Michael Jackson-Artes visuales y símbolos» (Editorial Metales Pesados), reflexiona sobre cómo el músico estadounidense impactó sobre artistas tan disímiles como Andy Warhol, Jeff Koons, Rufino Tamayo y David LaChapelle, entre otros.

«Recién se está comenzando a investigar con rigor el impacto de Jackson en las artes visuales y los hallazgos son sorprendentes”, destaca la especialista, además autora de varios libros como «El manuscrito de Winchester» (2014) y «Adolfo Couve: imágenes inéditas» (2017).

La publicación de su nueva obra coincide con la reciente inauguración en la National Portrait Gallery de Londres de la exposición «Michael Jackson: On the Wall», una muestra con más de cuarenta artistas reunidos en torno al ídolo, el pasado 28 de junio. Una exposición que, a fin de año, se exhibirá en el Grand Palais de París.

“Los artistas visuales, antes que los teóricos e historiadores, se dieron cuenta que la singular personalidad de Michael Jackson, permitía abordar las nociones de masculinidad y etnicidad o los cruces multiculturales que encarnó. Se fascinaron con el campo de experimentación en el que convirtió su rostro, devenido en ‘lienzo’, con sus transformaciones que permiten debatir sobre lo natural y lo artificial; con la mutabilidad que experimentó, con sus aportes a la visualidad”.

Alumnos entusiastas

Hace cinco años, en una de sus clases en la UC, Campaña había analizado una performance en vivo de Jackson, en el marco de una clase sobre cómo los artistas trabajan a partir de las obras de otros creadores. «Los alumnos quedaron entusiasmados, pero cuando busqué bibliografía para que ahondaran en el tema, no encontré más que breves notas, la mayoría en inglés», recuerda.

Ese fue el momento, cuenta, cuando «decidí entonces escribir al respecto”.

Aunque Campaña reconoce el talento musical de Jackson, lo que siempre le sorprendió «fue su maestría visual –que, por lo demás, constituye un pilar fundamental en su carrera– y, sobre todo, el enorme impacto que tuvo -que tiene- su icónica figura sobre muy diversos artistas plásticos desde los ochenta hasta ahora».

«Desde 1984 a 2017, los artistas visuales no han parado de usar a Jackson como referente. No hay otro cantante popular que haya concitado tal interés, que haya generado tal cantidad de obras de arte”, destaca.

Además, cuenta que le interesó estudiar «cómo vinculó su persona con hitos culturales del pasado, atreviéndose a innovar a partir de estos, en una relación con la historia que me resulta atractiva. Me entusiasmó releer a ciertos personajes históricos (Enrique VIII y Luis XIV, por ejemplo) sobre la base del nexo que el cantante entabló con ellos”.

Víctima de su imagen

En su libro, Campaña hace muchas referencias a la vida personal de Jackson y cómo esta se vio afectada por su fama. ¿Considera que este artista fue una víctima de su imagen?

“Michael Jackson vivió circunstancias muy distintas a las del resto de los mortales», responde. «Fue un fenómeno mediático sin precedentes. Le tocó vivir el inicio de la era de la digitalización y a pesar que comprendía los mecanismos de la fama, nada lo pudo preparar para la experiencia de ver su imagen infinitamente multiplicada por la prensa y con un público que deseaba aproximarse ‘al original’ a como diera lugar, fue víctima indudable de la civilización del espectáculo”.

En el texto, la académica da suficientes datos biográficos como para poner en contexto las obras de arte que analiza.

«Las repercusiones que tiene Jackson en el mundo de las artes visuales se debe también al atractivo de su biografía; no solo a la fascinación que producen sus movimientos, sus composiciones, su estética, su popularidad, la manera en que construyó su identidad, sus constantes transformaciones y su apropiación de lo blanco”.

El libro además comenta que los límites entre las artes son hoy a tal punto difusos que, en opinión de su autora, por ejemplo, no hay demasiadas diferencias entre el análisis de una videoinstalación de Bill Viola o de un clip del Rey del Pop (como “Scream”).

«Los lenguajes visuales, hoy más que nunca, se nutren unos a otros, pues me interesa visibilizar esta realidad», señala. «Por cierto, espero que mucha gente que le gusta la música y los bailes de Jackson se interesé ahora en conocer las obras visuales que se han realizado a partir de su polifacética e inagotable figura”.

Entre los artistas que se inspiraron en la figura de Michael Jackson, la académica destaca que hubo un interés de carácter transversal que perduró más de cuatro décadas, con un conjunto notable. Entre ellos figuran artistas estadounidenses, europeos, latinoamericanos y asiáticos, como Andy Warhol, Rufino Tamayo, Jeff Koons, Paul McCarthy, Marc Quinn, Gary Hume, Zou Cao, Kehinde Wiley, David LaChapelle, Yang Mian y Glenn Ligon, entre otros.

Los distintos ángulos

«Cada autor retrató a Jackson desde un ángulo distinto; cada uno me permitió analizar un tópico diferente: Warhol fue el primer artista visual en introducir a su iconografía (1984) el rostro del cantante; lo cual es lógico considerando que comenzó su carrera diseñando vitrinas; es decir, él sabía bien quiénes estaban ‘en vitrina’ y qué colocar en estas –lo inmortalizó en su momento de mayor gloria–», expresa la autora.

«Los ingleses Quinn y Hume abordan, en tanto, las transformaciones de su semblante. Los chinos Cao y Mian su influencia en la cultura oriental. LaChapelle se hace eco de sus fans. Wiley hace un comentario visual acerca de cómo la megaestrella se apropió de los escenarios de poder otrora destinados a blancos, etc.”.

Sin embargo, Campaña se preocupó de estudiar cómo Jackson usó obras visuales icónicas en su propia creación. Por eso dedica un capítulo al análisis de su video “Scream” (1995). «Además, la decodificación de sus actuaciones en vivo fue para mí un ejercicio revelador; concluí que, en gran medida, el éxito de sus performances se debió a su conocimiento y acertada inclusión en estas de símbolos universales”.

La académica además resalta la relación del propio Jackson con las artes visuales: “le gustaba leer, visitar exposiciones y edificios históricos. Kehinde Wiley (artista que realizo un retrato ecuestre del cantante; el mismo que recientemente hizo el retrato oficial de Barack Obama), conversó con él en 2008 y recuerda que lo impresionó lo mucho que sabía sobre pintura y que hablaba sobre esta con toda propiedad acerca de las diversas estrategias pictóricas de Rubens, por ejemplo».

«Jackson estaba obsesionado con aprender, suplió su irregular educación con miles de libros, al punto que adquirió hasta una librería; tenía una enorme biblioteca y en ésta cientos de libros de arte”, explica.

A Campaña también le impactó saber que de niño el mismo hacía su ropa y que de adulto era él quien decidía su vestuario y todo lo referente a la puesta en escena de actuaciones en vivo. «Jackson comprendía muy bien los lenguajes visuales y exigía que su figura fuese la que capturara y emanara luz sobre el escenario. El guante y sus calcetines con pedrería, la franja blanca de sus pantalones, la camiseta alba, todos y cada uno de los detalles, los pensó para generar y crear lo que él definía como ‘la magia de la luz’. Él decidió ser música hecha visible: la ‘luz’ en pleno desplazamiento”, subraya.

“Le fascinaba la visualidad, pero no fue un coleccionista de arte contemporáneo. Eso sí, le gustaba coleccionar objetos, por ejemplo, porcelanas Lladró; por ello encuentro genial que Jeff Koons hiciese una enorme escultura de porcelana a partir de una foto de Jackson (1988), es una de las obras que analizo en profundidad», relata.

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