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«Jackie Kennedy no fue una víctima de los deslices de su marido, tenía una personalidad muy compleja» Lucy Wilson, periodista de celebridades:

«Jackie Kennedy no fue una víctima de los deslices de su marido, tenía una personalidad muy compleja»

Felipe Saleh
Por : Felipe Saleh Periodista El Mostrador
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Dedicada a desentrañar lo que hay detrás de la cara más pública de los personajes y las tendencias que imponen, Wilson analiza aquí a la protagonista de «Jackie», la película de Pablo Larraín, excusa perfecta para hablar de una de las personalidades más notorias del siglo XX, la que –a su juicio– fue una mujer que marcó un rumbo para lo que vendría después: moderna, independiente, libre, intelectualmente inquieta. «Mucho más que una figurita que redecoró la Casa Blanca”, señala.


-¿Quién era Jacqueline Bouvier, de dónde venía esta mujer que se convirtió en Jackie Kennedy?

-Era una de las chicas de la alta sociedad de la Costa Este junto a su hermana Lee. Incluso tuvo un baile de debutantes, su fotografía aparece en el archivo de la revista Conde Nast. Su padre era un hombre de negocios, corredor de bolsa, pero bueno para la juerga. Su madre una socialité total, que se separó y se casó con un millonario.

-En la película se ve como una mujer muy independiente, lejos del promedio de la época, con mujeres que aparecían relegadas al marido. 

-Sí, fue una mujer totalmente independiente. Aunque recibió una educación muy tradicional. Era muy buena alumna en el colegio de Miss Potter, fue campeona en algunas competencias ecuestres, era intelectualmente muy inquieta, con buenas notas.

En ese marco, se mantuvo como una joven muy tradicional. Hasta que consigue un curso en La Sorbonne y se va a París, ahí amplía mucho más su mundo. Pero en la universidad en Washington empieza a trabajar como columnista fotográfica, conoce a Nixon y al mismo Kennedy. Era una veinteañera bien inquieta. Creo que la libertad la encontró en París. Era una mujer muy culta, por eso terminó su vida como editora de libros en Nueva York, tuvo una educación privilegiada y la aprovechó. Desde la Casa Blanca se quiso elevar el nivel de percepción que tenía el mundo de las artes y de la escena cultural de Estados Unidos. Uno de sus confidentes era Truman Capote, o sea, no solo era inquieta en el mundo de la vida social.

Sinatra y sus amigos

-La relación con Kennedy era de iguales, algo también inusual para los tiempos. Se ve cómo toma decisiones enfrentándose a los círculos tradicionales de hombres. ¿Qué hay de cierto en eso? 

-Ya dentro de su relación con JFK sobran los libros que la muestran como una mujer bastante más moderna. Incluso en términos más íntimos. Se desafiaban en términos amorosos. A ella se le atribuyen bastantes conquistas.

-En la película se desliza  que la relación íntima entre ella y Kennedy era súper mala. Un libro, El adúltero americano, describe en clave de novela lo mujeriego que era el Presidente, ¿ella también tenía una vida aparte en ese sentido?

-Hay un libro de 2011 que recopila los affaires de Jackie mientras estaba con Kennedy. Se habla de Marlon Brando, de Paul Newman –que la habría rechazado–, de Frank Sinatra, Warren Beatty, Gregory Peck. Ellos tenían una relación bastante moderna en ese sentido.

[cita tipo=»destaque»]“Literalmente huyó a Europa después del asesinato de Kennedy. Fue un referente para el Partido Demócrata, pero nunca se dejó manipular por ellos. Por eso, trabajó como editora en Nueva York. Pero sí tenía conciencia de su poder político. En la Casa Blanca, Kennedy se sentía orgulloso de que ella fuera su intérprete, hablaba francés perfecto. En comidas oficiales, hacía mesas redondas para que nadie se sintiera inferior. Estaba llena de gestos con intención. Incluso, se habla que en plena Guerra Fría se encargó de suavizar a Kruschev, y quedó encantadísimo. Hizo una gira sola con su hermana por la India y Pakistán… estaba lejos de ser la figurita que redecoró la Casa Blanca”.[/cita]

Obviamente hay un orgullo herido. A ella le molestaba la falta de delicadeza de los amoríos de su marido. Pero, a pesar de todo, estaba muy enamorada de él. La imaginación ha dado también para que muchos especulen sobre esta relación. No es una Jackie víctima de los deslices de su marido, es una persona compleja, misteriosa. No siguió el papel de viuda trágica en su país. Todo el mundo quería captarla, pero son pocas las entrevistas. Todo lo que se sabe son confesiones.

-¿Cuán consciente estuvo Jackie Kennedy de cómo funcionaba la política? En la película se ve que estaba realmente involucrada. 

-Literalmente huyó a Europa después del asesinato de Kennedy. Fue un referente para el Partido Demócrata, pero nunca se dejó manipular por ellos. Por eso, trabajó como editora en Nueva York. Pero sí tenía conciencia de su poder político. En la Casa Blanca, Kennedy se sentía orgulloso de que ella fuera su intérprete, hablaba francés perfecto. En comidas oficiales, hacía mesas redondas para que nadie se sintiera inferior. Estaba llena de gestos con intención. Incluso, se habla que en plena Guerra Fría se encargó de suavizar a Kruschev, y quedó encantadísimo. Hizo una gira sola con su hermana por la India y Pakistán… estaba lejos de ser la figurita que redecoró la Casa Blanca.

La época post-Kennedy

-¿Cómo fue realmente el período con Aristóteles Onassis?

-En este período post-Kennedy toda su relación con Aristóteles era netamente por un afán de protección económica, para ella, pero también para sus hijos. Cuando matan a Robert Kennedy, ella dice «están matando a los Kennedy en América». Por eso sorprende a todos casándose con este armador griego, que era el pinche de su hermana Lee y que tenía una hija con la que se llevaba pésimo. El matrimonio, en el corto plazo, no dio para más y se separaron. Incluso cuando él murió se estaba gestando el divorcio en el papel.

-¿Y qué hizo después?

-En Estados Unidos, con los millones postestamento pudo haber sido una figura en Manhattan. Pero se ubicó en una posición que muchos, como Norman Mailer, llaman el ‘tercer acto’ de esta mujer que siempre sorprendía, con su reinvención como editora y se convierte en un ícono de la mujer moderna, pese a que sigue siendo una presa del interés de los medios. Da una entrevista a Gloria Steinem, feminista de la época. Tiene una relación con un millonario belga que le ayuda a incrementar su fortuna personal. Siempre fue muy controladora. Así como controlaba a su hermana, comenzó a controlar las relaciones de sus hijos. De todas formas mantuvo un perfil muy bajo, murió en su casa, no quería morir en un hospital, y lo hizo lejos de cualquier show mediático.

-Por último ¿cómo instala esta película a Pablo Larraín en el panorama de Hollywood?

-Más allá de que es una película con un ícono internacional y tiene una historia real detrás, es súper reconocible su lente. Acordémonos que Larraín  ya era candidato para dirigir Scarface y este salto lo instala en la geografía hollywoodense. Tiene un estilo de narración que es muy constante y que se mantiene con Jackie.

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