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Lanzan libro sobre el intento de resistencia armada al Golpe El libro explora el intento de resistencia de hombres, mujeres y niños el 11 de septiembre de 1973

Lanzan libro sobre el intento de resistencia armada al Golpe

El autor Ignacio Vidaurrázaga quiso reconstruir el mapa de lo que ocurrió aquel día a nivel militar en Santiago, “un enfrentamiento no contado”, entre otros motivado por un nuevo ambiente en medio de los cuestionamientos al modelo y a la transición, así como un renovado interés en el contexto del movimiento estudiantil.


Una crónica apasionante sobre los hombres, mujeres y niños que resistieron con las armas en la mano el golpe militar en los primeros días de la dictadura cuenta el periodista Ignacio Vidaurrázaga en su libro “La primera resistencia” (Editorial Lom), que será lanzado este viernes a las 19.00 horas en la Biblioteca de Santiago (Matucana 151, metro Quinta Normal).

El ex militante del MIR quiso reconstruir el mapa de lo que ocurrió aquel día a nivel militar en Santiago, “un enfrentamiento no contado”, entre otros motivado por un nuevo ambiente en medio de los cuestionamientos al modelo y a la transición, así como un renovado interés en el contexto del movimiento estudiantil.

Eso explica que Andrés Fielbaum, presidente de la Fech, esté entre los presentadores del libro, junto al ex dirigente estudiantil y candidato a diputado Giorgio Jackson,  además de la periodista Faride Zerán y el sindicalista Cristian Cuevas, en un evento donde además actuará el grupo de cueca brava La Cachaña.

La lucha “puede haber sido poca o desigual, pero no me interesa el tema de los fierros”, explica Vidaurrázaga. “A mí lo que me interesa es la actitud. Es distinta la actitud de los hombres en el suelo y un tanque que los amenaza, que la actitud de esos mismos hombres, horas antes, combatiendo desde el segundo piso de Morandé con Moneda, en el Ministerio de Obras Públicas y otros edificios del centro de Santiago. Caramba, ¡(a los militares) les toma seis, siete horas, entrar a La Moneda! No fue fácil, tuvieron que bombardear”.

La actitud

Vidaurrázaga rescata el relato de un GAP que desde la casa presidencial de Tomás Moro “se dirige al campamento Ho Chi Mihn, donde hoy está Casa Piedra, a buscar pobladores” para defender al gobierno, y se encuentra con hombres, mujeres y niños dispuestos a luchar. Debió anunciar que sólo se admitían hombres con servicio militar cumplido.

Esa es la actitud que quiso rescatar el autor con su obra. “La actitud del día 11, de enfrentar, de salir, del GAP, de la gente del aparato militar del MIR, de gente de base del PC, de gente sin partido, hay que rescatarla. Una actitud de que hay que defender lo que uno quiere, defender sus sueños, que hay que jugársela. Ése es el tema”.

El propio Vidaurrázaga, siendo estudiante de cuarto medio y dirigente del Liceo de Aplicación aquel 11 de septiembre de 1973, se concentró ese día junto a otro centenar de trabajadores y pobladores –entre ellos el periodista José Carrasco Tapia- en una fábrica de la avenida Mapocho esperando las armas que nunca llegaron.

Como le ocurrió a muchos aquel día, “sentí impotencia y desconcierto, al no poder hacer más que esperar instrucciones”, hasta que llegó la orden de repliegue y la clandestinidad.

Otros sí enfrentaron en combate a los insurrectos. Aparte de La Moneda, trabajadores, empleados y estudiantes opusieron resistencia a la asonada militar en puntos tan disímiles como la casa de Tomás Moro, la población La Legua, el cordón Cerrillos y la fábrica Indumet.

“Me propuse en esta crónica inventariar actitudes resistentes en esas primeras horas de ocurrido el golpe de Estado. Y las encontramos en el relato de Milton Silva, uno de los GAP que le disparará al helicóptero Huey de la FACH con una ametralladora Punto 30, en la defensa de la residencia presidencial de Tomás Moro, estando aún la Tencha en su dormitorio”, cuenta Vidaurrázaga.

“Encontramos actos de resistencia en Mapocho, en un grupo parapetado en el Campamento ‘Hasta la Victoria Siempre’, que hostiga en las primeras horas de la tarde a camiones de la FACH, con precarias armas que incluso se recalentaban una vez empleadas. Mientras, en muy diversos edificios del centro de Santiago, francotiradores de cuello y corbata hostigan a la tropa, que arriba de los tanques M 41 o camiones mira hacia arriba buscando descubrir el balazo que hirió a su compañero”, señala.

No sólo aquellos combatientes dan testimonio en este libro: Vidaurrága cita en su libro las declaraciones inéditas de los militares a cargo del golpe en terreno –subtenientes, tenientes, capitanes y mayores que estuvieron en la calle ese día-, y que fueron realizadas en el marco de las investigaciones judiciales del juez Mario Carroza por la muerte de Allende, rompiendo con décadas de silencio. Declaraciones de las que se desprende, según el autor, que ninguno parece “orgulloso del acto de combate más significativo de su historia contemporánea”.

Además habla de otros uniformados que se opusieron al golpe y por ello sufrieron detención y tortura, como el teniente de Ejército Carlos Pérez Tobar del regimiento Buin, y otros que terminaron asilados, como el subteniente de la Fach Santiago Bulnes.

“Estees un libro sobre los que fueron vencidos, pero no quedaron derrotados”, afirma Vidaurrázaga.

Inicios

Vidaurrázaga comenzó a darle vueltas al tema allá por 2010, al constatar que no había nada escrito al respecto y tras años de una transición donde el relato histórico de aquel día se centraba en La Moneda y la muerte de Allende.

Fueron fundamentales las conversaciones durante al menos dos años con Juan Osses, uno de los tres miembros de la guardia personal de Allende que estuvieron en La Moneda de un total de 25, y que salvaron con vida (Osses ya había relatado su experiencia en “La memoria obstinada” del cineasta Patricio Guzmán).

Otros, como Sergio Parrau, guardaron silencio por cuarenta años sobre sus vivencias de aquel momento –“ni siquiera se lo había contado a sus hijos”, dice Vidaurrázaga, cuando desde la textil Sumar le disparó a un helicóptero Puma del Ejército. Parrau alcanzó a dar su testimonio en enero antes de fallecer en febrero de este año.

Vidaurrázaga señala que tras el fin de la dictadura, los resistentes como él se transformaron en una presencia incómoda y fueron dejados en el olvido, algo muy distinto a lo ocurrido con los miembros de la Resistencia francesa contra la ocupación nazi, por ejemplo. “Acá hubo una cantidad de operaciones (contra la dictadura) que en Europa resultarían honrosas”, y eso que “la Resistencia francesa duró cinco años… acá duró diecisiete”.

“En la transición hubo dos negacionanismos: uno de Matthei, ‘no estuve, no tenía edad, estaba lejos, no me enteré’, etc., y el segundo de negar la resistencia, particularmente la forma armada”, dice el autor. Las protestas, el atentado a Pinochet, los ajusticiamientos a torturadores: todo parecía haber quedado en el olvido.

“Pero además hay miedo de hablar entre los propios protagonistas. ¿Por qué? Porque en medio de la transición eran gente inoportuna, y hablar causaba no sólo un castigo social, sino ponía en peligro sus trabajos, etc. A los GAP incluso les ha costado encontrar locales para velar a sus compañeros”.

Y pone como ejemplo a los 17 detectives liderados por el inspector Juan Seoane que estuvieron junto a Allende en La Moneda, y que “jamás han recibido un reconocimiento en la Escuela de Investigaciones”.

El autor también quiso rescatar la figura de Arnoldo Camú, “un gran olvidado”, a pesar de ser “el héroe” de la jornada de resistencia del día del golpe. Un abogado laboralista que era jefe del aparato militar del PS, que el día del golpe lideró a un centenar de combatientes que desde San Miguel intentó en vano llegar a La Moneda para rescatar a Allende, y se enfrentó en su camino con miembros de Carabineros y la Fach.

“La resistencia ha sido ninguneada, y ha habido una reivindicación de las víctimas, más que de los combatientes”, dice, apuntando a que se ha destacado “la violación a los derechos humanos, no el del derecho a la rebelión”, una rebelión sin la cual Vidaurrázaga no se explica el fin de la dictadura.

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