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Colo Colo: un suspiro de alivio

Colo Colo: un suspiro de alivio

Julio Salviat
Por : Julio Salviat Profesor de Redacción Periodística de la U. Andrés Bello y Premio Nacional de Periodismo deportivo.
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El triunfo de Colo Colo ante O’Higgins le despejó los pulmones, que estaban muy atorados después del empate y las derrotas iniciales, pero la mejoría no está asegurada. El DT Héctor Tapia tiene muchas incógnitas por resolver.


Estaba enfermo Colo Colo. Y no parecía que Rancagua fuera la mejor terma para mejorarse. Un imprevisto, sin embargo, lo sacó de la UTI y lo dejó en sala de recuperación.

En pocas palabras: no se murió, pero sano-sano todavía no está.

Frente a los albos había otro equipo con fiebre. El representante de la Sexta Región estaba tan necesitado como ellos. Y, también, tan disminuido. A Colo Colo le faltaban Justo Villar, Julio Barroso, Jaime Valdés y Esteban Paredes. Los celestes lamentaban las ausencias de César Fuentes, Braulio Leal y Nico Vargas.

El 2-0 dejó consecuencias: un suspiro de alivio para el cuadro popular y un montón de dudas en el conjunto rancagüino, que incluso falló en la cábala que dice que nuevo técnico evita derrotas.

Pero nada de lo que se diga hoy es definitivo. Jugaron 11 contra 10. Y eso relativiza méritos por un lado y sirve de excusa por el otro.

PIZARRA BLANCA

El estreno de la línea de tres que Héctor Tapia hará funcionar en este torneo quedó con puntos suspensivos hasta que reaparezca Barroso, y para eso faltan dos fechas más. Por mientras, el debut del paraguayo Leonardo Cáceres sirvió para mostrarlo en sus características más notorias: fortaleza física, buen juego aéreo y eficiencia en las refriegas. Su trabajo fue escaso, por la debilidad del ataque contrario, limitado por la necesidad de sacrificar a un atacante después de la expulsión ocurrida a poco de comenzar el partido.

Esa misma situación hizo que Gonzalo Fierro y Jean Beausejour, los laterales, pasaran constantemente en campo contrario. Los relevos defensivos quedaron a cargo de los volantes de contención, Claudio Baeza y Esteban Pavez. El problema es que uno de los dos –Baeza, con más seguridad-, quedará afuera cuando vuelva Barroso… ¿Y quién esperará en la banca cuando reaparezca “el Pajarito” Valdés?… ¿Y quién le dejará el puesto a Esteban Paredes, que de nuevo entró para darle aire y gol al equipo?

Si Colo Colo aplica el dibujo de tres en el fondo, dos laterales-volantes y un medio de contención, en la pizarra blanca tendrían que aparecer estos nombres: Christian Vilches, Barroso, Cáceres; Fierro y Beausejour; y con ellos, Esteban Pavez.

Y ya hay, sumando al arquero, siete jugadores ocupados.

Si se considera que Valdés es el dueño de la creación, van quedando tres cupos. Y aquí sí que hay tarea para Héctor Tapia: ¿mantiene a Emiliano Vechio como 9 mentiroso, o lo margina para darle lugar a Humberto Suazo?.. ¿Y qué hace con Luis Pedro Figueroa, que cada vez se entiende mejor con Fierro para horadar por el sector derecho?

PÓLVORA MOJADA

La defensa colocolina, respaldada en esta ocasión por el eficiente Paulo Garcés, cumplió su tarea impecablemente. Por primera vez en este torneo terminó un partido sin goles en su valla.

El ataque, a la vez, mejoró sus promedios al convertir dos tantos, aunque ninguno correspondió a sus atacantes.

Esa pólvora mojada tiene un solo remedio: Esteban Paredes.

Colo Colo tendrá que enhebrar su juego para llevarlo a la finiquitación de su máximo goleador. En los demás -este es el gran problema del entrenador- no puede confiar.

Juan Delgado anotó cinco goles en la temporada anterior, con un promedio de 0,26 por partido. De innegables condiciones, el delantero albo no se consolida con la fortaleza que su trayectoria juvenil vaticinaba.

Vecchio celebró tres veces en los 16 partidos que disputó en el torneo pasado: poco menos de uno cada cinco encuentros. Una marca que no sirve para garantizar abrazos.

Humberto Suazo ya se sacó el peso de la reaparición al anotar contra Iquique, pero hasta ahí le llegó el vuelito. En Rancagua tuvo su propio desastre, al cumplir una actuación decepcionante. Si fuera por rendimiento actual, él es quien tiene que olvidarse de la titularidad. Pero esa decisión no es fácil para el técnico, porque confía -como todos-que Chupete mantiene la calidad y que su destape goleador es cosa de tiempo.

Menos puede confiar en Felipe Flores como elemento finiquitador: hizo apenas un gol en todo el Apertura, siendo titular casi siempre. Y tampoco puede recurrir a sus juveniles, que han tenido muy pocos minutos en la cancha y no han podido mostrar sus condiciones.

 GOTAS DE OPTIMISMO

Todo eso forma un cuadro absolutamente oscuro.

Pero Colo Colo tiene una gracia: sabe sobreponerse a las dificultades.

No es solamente el corazón el que lo impulsa a la victoria, sino que tiene un volumen de juego que puede aplastar a cualquiera.

Hay buenas duplas en el equipo blanco: Fierro-Figueroa, Beausejour-Delgado; Pavez-Valdés. Sólo falta que se afine la de Suazo-Paredes. Con los dos en buena forma, los goles tienen que llegar. Y en abundancia.

Lo necesita Colo Colo, y le urge al campeonato.

Al torneo de hoy le está haciendo mucha falta el candidato blanco y el aspirante azul. Nada menos que los dos últimos campeones.

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