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La Estrategia China del Yuan arruinó la Finanzas Occidentales

A mediados de 2007 estallaba la crisis en los países occidentales. A mediados de 2009, salían de la recesión, pero sin embargo no lograban desprenderse de ella. A mediados de 2011, la situación acaba de rebotar en forma de una nueva crisis conjunta de sus finanzas públicas que ahora amenaza con hacerlos caer en una nueva recesión …


Al frente, China muestra una insolente buena salud, con treinta y tres años consecutivos sin una recesión, el crecimiento del producto interno bruto (PIB) es de 10% anual durante los últimos veinte años, un desempleo que no cesa de disminuir, las reservas que ya han superado 4,5 billones de dólares a finales de junio de 2011, señala un artículo publicado en el diario francés Le Monde.

Este contraste se debe a la enorme sub-valuación del yuan impuesta por China a sus socios y rivales. Gracias a una política de control de cambios draconiano, inconcebible fuera del marco de un estado totalitario, China mantiene el yuan a 0,15  dólares y a 0,11 euros, cuando, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la ONU, debería valer 0,25 dólar y 0,21 euros!

Los países occidentales han permanecido totalmente pasivos frente a la cotización del yuan que China les impone. Desde que en 2001 se admitió a China, premunida de su control de cambios, en la Organización Mundial del Comercio (OMC), Occidente se privó de la única arma  que hubiera podido hacer ceder a los chinos: las represalias aduaneras.

[cita]Una crisis de confianza en los instrumentos soberanos occidentales se instala. Una vez más, el efecto boomerang final es mucho mayor que la ventaja inicial. Un segundo fiasco absoluto[/cita]

El resultado fue una importante des-industrialización de los países occidentales y como contrapartida, una intensa  industrialización de China.

La mano de obra en China es la más barata del mundo, las empresas con sede allí tomaron parte creciente del mercado mundial, mientras que las multinacionales occidentales están concentrando sus inversiones productivas sobre territorio chino. Esto reforzará aún más la cuota de mercado mundial captada por China …

En los países occidentales, el proceso de crecimiento se ha detenido. El comercio exterior de estos países se ha vuelto fuertemente deficitario y el monto  de las inversiones de las empresas sobre sus propios territorios ha retrocedido con fuerza. Por lo tanto, desde el año 2001, las economías occidentales están expuestas a sufrir una recesión prolongada (de carácter estructural, debido a la política de paridad del yuan que aplica China).

Dos veces, sin embargo, en 2002 y en 2008, los mismos dirigentes occidentales que permanecieron pasivos frente al yuan, pretenden haber “descubierto” la manera de mantener un crecimiento honorable y duradero. Estos “descubrimientos” sucesivos en realidad no eran mas que fuegos de artificio que terminaron explotandoles en la cara.

Entre 2002 y 2006, el aprendiz de brujo, Alan Greenspan , entonces presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), optó por una política de bajas tasas de interés para desalentar el ahorro familiar y fomentar la adquisición de viviendas a crédito.

Expediente desastroso! Ciertamente, durante cuatro años, el PIB y el empleo en los países occidentales fueron impulsados por un sector inmobiliario eufórico. Pero después de un éxito momentáneo y limitado, la euforia indujo excesos que, como sabemos, condujeron a un efecto boomerang terrible. A contar de mediados de 2007 estalla, en los Estados Unidos y Europa, una triple crisis inmobiliaria, bancaria y bursátil, una recesión y un aumento del desempleo de proporciones históricas, acarreando daños muy por sobre la “ventaja inicial” … Un primer fiasco absoluto.

A finales de 2008, después de haber restaurado la confianza mediante algunas medidas excepcionales en el sector bancario, los dirigentes occidentales renunciaron una vez mas a obtener de China una fuerte reevaluación del yuan, que era, sin embargo, la verdadera solución para recuperar de forma durable su comercio exterior, PIB y  empleo.

Otros aprendices de brujo surgieron, ofreciendo una nueva contramedida. Luego de la reunión del G20 en noviembre de 2008, Timothy Geithner , secretario del Tesoro de EE.UU. y Ben Bernanke , presidente de la Fed, optaron por una política de estímulo fiscal gigantesco (déficit en los EE.UU. alrededor del 10% del PIB en 2009, 2010 y 2011), junto con tasas de corto y largo plazo muy bajas.

Los otros países occidentales también se entregaron a esta política de estímulos masivos durante 2009, la que moderaron ligeramente en 2010 y 2011.

El éxito fue de corta duración. Ciertamente, esta política de estímulos fiscales sacó a los  países occidentales de una franca recesión a contar del verano de 2009. Pero ya en el verano de 2010, este estímulo indujo una recuperación demasiado débil como para que el crecimiento pudiese auto sostenerse en el tiempo.

Es verdad, el crecimiento no se vio castigado sólo por el comercio exterior y la inversión de las empresas, sino también por la inversión inmobiliaria y un aumento inoportuno del ahorro familiar, debido a las altas tasas de desempleo.

Pero las cosas se tornan peor aún. Los paquetes de  estímulo presupuestario demasiado fuertes y prolongados, han llevado a una crisis de las finanzas públicas en occidente. La chispa que prendió fuego surgió en Grecia después de las elecciones de octubre de 2009. Sin embargo, Portugal e Irlanda, España e Italia, Bélgica, Austria, Francia y Japón, el Reino Unido y Estados Unidos comparten con Grecia, de hecho la misma configuración: una dinámica de las finanzas públicas muy alarmante y un crecimiento más que modesto de su PIB.

Esta configuración ha hecho patinar sus indicadores financieros de Deuda Pública / PIB. Ellos se acercan al umbral de preocupación para las agencias de calificación ante el riesgo de no reembolso de la deuda pública. Los inversores se convierten en vendedores de las obligaciones de los Estados. Lo que hace bajar su cotización y aumentar su rendimiento.

Una crisis de confianza en los instrumentos soberanos occidentales se instala. Una vez más, el efecto boomerang final es mucho mayor que la ventaja inicial. Un segundo fiasco absoluto.

Ha llegado el momento de sacar conclusiones. China capitaliza la estrategia que  inició en 1989, y se regocija de habernos desestabilizado en todos los niveles: comercial, económico, social, financiero, monetario, tecnológico, militar, diplomático … Nuestra capitulación ante ella nos conduce a nuestra propia desestabilización.

Las sucesivas políticas compensatorias han fracasado estrepitosamente y han aumentado gravemente nuestra desestabilización. Esta es la evidencia de que la política de pacifismo monetario frente a China conduce a un callejón sin salida.

Para que la crisis de 2007 no se convierta en otra crisis de 1929,  tenemos que revertir el juego.  Tenemos que movilizarnos para hacer retroceder a China en su política del yuan. Para ello bastaría con preparar seria y colectivamente una batería de represalias aduaneras en su contra.

Sin tal iniciativa, los países occidentales rápidamente se verán envueltos en una espiral de declive económico y financiero que conducirá a cada uno de ellos al sometimiento a los dictados permanentes de la China y del Partido Comunista que la dirige desde 1949.

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