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Gobierno conservador portugués cumple 100 días dominados por la crisis Emilio Crespo

La Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI) concedieron a Lisboa en mayo una asistencia financiera a tres años por un total de 78.000 millones de euros que ha obligado al país a aplicar una batería de reformas y recortes de gastos orientados a «adelgazar» el Estado y reducir su peso en la economía.


El gobierno conservador de Portugal cumplió este miércoles 100 días dominados por la crisis económica y las duras medidas adoptadas para combatirla, pero con una popularidad en alza pese a las críticas de la oposición de izquierda y los sindicatos.

El primer ministro luso, Pedro Passos Coelho, defendió hoy durante un debate parlamentario las decisiones adoptadas para reducir el déficit fiscal, que han supuesto aumentos de impuestos y drásticos recortes de las inversiones públicas y de los subsidios sociales del Estado.

También ratificó que no se puede «excluir» un refuerzo del programa de ayuda externa a Portugal si algún país de la zona euro entra en incumplimiento financiero, en alusión a Grecia.

La Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI) concedieron a Lisboa en mayo una asistencia financiera a tres años por un total de 78.000 millones de euros que ha obligado al país a aplicar una batería de reformas y recortes de gastos orientados a «adelgazar» el Estado y reducir su peso en la economía.

Pese al aumento del desempleo y la subida generalizada de impuestos, el impacto en la población de las medidas de austeridad aplicadas por Passos Coelho no parece haber afectado su popularidad, según un sondeo publicado hoy.

El Partido Social Demócrata (centroderecha) del primer ministro sube hasta el 47,1 % de intenciones de voto, más de ocho puntos respecto al 38,6 % con el que ganó las elecciones legislativas del 5 de junio.

En cambio, el Partido Socialista baja, al igual que el resto de las formaciones políticas lusas, y obtiene un 23,3 %, casi cinco puntos por debajo del 28 % logrado en los últimos comicios, que le convirtieron en el principal partido de la oposición tras cinco años en el poder.

En la encuesta, de la empresa Marktest y publicada mensualmente por varios medios de comunicación, el primer ministro destaca también como el dirigente más popular de Portugal, con un 45 % de respaldo, y aventaja al presidente de la república, Aníbal Cavaco Silva, de su mismo partido, que logra un 40 %.

El nuevo líder de los socialistas, Antonio José Seguro, que sustituyó al dimisionario José Sócrates, cosecha un apoyo del 28,6 %, similar al resultado electoral obtenido por su antecesor en junio.

Seguro, al igual que los dirigentes de las dos formaciones de la izquierda marxista lusa, que también pierden apoyo y suman algo más del 10 % de intenciones de voto, criticaron hoy la política económica aplicada por el Ejecutivo conservador.

Los socialistas lo acusaron de equivocarse de estrategia, mientras los comunistas y el Bloque de Izquierda le reprocharon su elevado costo social y su sumisión a los organismos internacionales.

Desde que asumió el poder el pasado 21 de junio, Passos Coelho, de 47 años, ha comparecido varias veces en la televisión y el Parlamento para anunciar las más duras medidas de ahorro público que recuerda esta generación de portugueses.

Entre otras decisiones, el Gobierno conservador aplicó un impuesto al salario equivalente a la mitad de la paga de Navidad, subió los precios del transporte, la electricidad y el gas, suspendió las inversiones públicas y recortó los subsidios sociales.

Además, ha puesto en marcha la venta de las principales empresas con capital del Estado y una reducción de altos cargos, funcionarios y entidades en la Administración central y municipal.

El frenazo al gasto estatal y los aumentos de impuestos han acentuado el declive de la economía lusa, y hoy el presidente del Banco de Portugal, Carlos Costa, expresó su temor a que ésta sufra un empeoramiento en los próximos meses.

Costa, que pidió a las familias, las empresas y el Estado mayores ahorros, reconoció ante el Parlamento que no se espera «un escenario mejor» en materia macroeconómica por indicios como la «degradación externa» de las finanzas portuguesas y el descenso de las exportaciones.

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