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«Llegar y Llevar», el primer libro sobre La Polar que ahonda en el origen del fraude

«Llegar y Llevar», el primer libro sobre La Polar que ahonda en el origen del fraude

Héctor Cárcamo
Por : Héctor Cárcamo Periodista El Mostrador Mercados
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«Esta es una historia criminal», asegura el periodista Hugo Traslaviña, autor del texto que se lanza el martes. Hace duras críticas a Southern Cross, Baltazar Sanchez y el resto del directorio.


“Esta es una historia criminal… Pero no ha sido cubierta en las páginas policiales de la prensa, sino en las de Economía, porque es una intriga delictiva de cuello y corbata”. Así parte el libro “Llegar y Llevar”, escrito por el periodista Hugo Traslaviña, el primero que aborda uno de los mayores escándalos empresariales en la historia de Chile y que se publica mañana.

El libro realiza un repaso detallado de la investigación que aun lleva a cabo el Fiscal José Morales y cuyo juicio contra los ejecutivos de La Polar se prevé comience a fines de 2013 o comienzos de 2014.

En él se presentan situaciones del caso nunca antes descritas con este nivel de detalles, como la fórmula que usaron los ejecutivos para ocultar la cartera de créditos vencidos de más de US$ 1.000 millones ante las autoridades, o el entramado de sociedades que organizó Southern Cross, Pablo Alcalde y los principales ejecutivos para mantener parte de la propiedad de la empresa y retirar las ganancias que generaba, incluyendo los millonarios bonos acordados con el directorio que engordaron las billeteras de Alcalde y compañía.

La responsabilidad de las autoridades y en particular del directorio, son claves para el autor, aunque en su opinión, el punto de partida del fraude está en los incentivos puestos por Norberto Morita primero, y por Raúl Sotomayor después, ambos líderes de Southern Cross.

Como trasfondo del caso está el rol de la elite empresarial local: ciega ante el fraude, primero, y protagonista del rescate de la empresa, después, siempre con uso de recursos de todos los chilenos. “Las ganancias son privadas y las pérdidas públicas”, dice el libro.

Traslaviña lanza los dardos no sólo a los fiscalizadores y empresarios, sino también a los medios de comunicación del mundo económico, mayoritariamente controlados por empresarios. Presenta la gran cantidad de premios que entregaban a Pablo Alcalde y su equipo, sin advertir jamás lo que los números hacían prever. También reclama de los gremios empresariales la ausencia total de autocrítica.

“Salta a la vista la poca preocupación de la autoridad por la fiscalización y este caso demuestra con mucho énfasis que hubo una falla de fiscalización mayúscula, porque se confiaron las autoridades de la autorregulación, que el sector privado en este caso actúe libremente de acuerdo a las normas y además se autorregule, y ese traje aplica a todos los actores de sistema, y vemos que en este caso sencillamente hubo ejecutivos que se aprovecharon del sistema”, señala Traslaviña en una primera reflexión sobre el caso.

El sistema tras este caso parece abiertamente vulnerable.
-Esta la enseñanza de que el riesgo sistémico siempre existe, está latente, es decir este sistema de economía de mercado neoliberal lleva en su esencia el riesgo de que haya fraude, por tanto, con este antecedentes con mayor razón debe haber una fiscalización exhaustiva. Por ende, si tomamos como axioma que hay riesgo permanente de estafa robo o engaño masivo, con mayor razón la autoridad debe estar atenta. Y dentro de lo que se concluye esta la propuesta de hacer un cruce de información entre los fiscalizadores en este caso no hubo cruce, en el Sernac se recibían denuncias de clientes repactados, pero no llegaba a la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (Sbif), ni siquiera llegaba a la auditora. ¿Cómo supieron los señores de PwC que había denuncias en Sernac? según ellos nunca supieron, y les creo porque Sernac actuó como isla, ¿y qué hacía PwC? Decía: yo preguntaba qué denuncias o procesos judiciales estaban en curso y la mayoría estaba radicada en tribunales, por cobros abusivos o usureros, nada más, pero no por repactaciones, por tanto los señores de PwC nunca supieron, por ende, sugiero que es urgente que haya cruce de información entre los fiscalizadores. Y que la voz del Sernac esté en la Comisión de Valores, como en otros países, autónoma, que no dependa del gobierno de turno. Porque la contraparte de estas instituciones reguladas, los consumidores, no está.

El libro desliza un cuestionamiento a la elite. ¿Cuál es tu visión respecto del rol de la elite en este caso?
-Quienes salvaron a La Polar son los representantes más selectos de la elite, de lo que llamo capitalismo financiero, aquel estamento de los empresarios que se han enriquecido en el corto plazo especulando en los mercados financiero sin crear empresas productivas. En el libro destacamos a gente como Jorge Errázuriz, fundador de Celfin; Alvaro Saieh, Leonidas Vial dueño de LarrainVial y los representantes de las AFP. Son todos catalogados como especuladores financieros en esta investigación. No han creado empresas productivas pero sí les ha ido muy bien creando negocios en este capitalismo financiero de carácter especulativo. Incluso el actual Presidente de la República hizo su riqueza en este ámbito, él no tiene ninguna empresa productiva con chimenea que haya creado desde cero y que haya sido exitosa. El fue un gran jugador de bolsa, le fue muy bien y qué bueno por él.

-Las grandes mentes empresariales de este país son muy pocas en la época reciente. Rescato a Andrés Navarro, dueño de Sonda; Juan Manuel Casanueva creador de GTD; Hörst Paulmann de Cencosud; Fernando Flischmann de Crystal Lagoons, entre otros, que han hecho fortunas importantes, pero no han sido especuladores financieros. Pero claro, las fortunas más rápidas han venido por la elite financiera, que son los que controlan los mercados hoy. Por lo tanto, quienes salvaron a La Polar, son los de elite financiera especulativa y por qué, porque estaban involucrados en el negocio y se sintieron defraudados porque habían comprado parte de esta empresa, invirtiendo parte del capital que no era de ellos por cierto, sino de todos nosotros, y una vez que estalla el fraude, salvaron La Polar. Y cómo lo hicieron: dándole 21 años para pagar la deuda, y tremendo privilegio, no cualquier empresa se le da ese plazo, y en una parte de la deuda se le dio cero por ciento de interés. Y por qué ese privilegio, porque son ellos mismos los que manejan el negocio, no arriesgan ellos la plata, sino de nosotros, de fondos de pensiones, de depósitos a plazos, de ahorros, etc.

¿Qué revela la crisis respecto de la elite?
-Que la elite financiera confío en una empresa, que aparentemente era muy exitosa, creyeron en ella, invirtieron en ella, platas que no eran de ellos, sino de los chilenos, y dejaron actuar a un grupo de ejecutivos, que termino siendo un fraude. Y por qué confiaron y dejaron actuar: porque estos señores liderados por Pablo Alcalde siempre mostraron cifras buenas y así los inversionistas ganaban, entonces mientras ganaran todos, les daba lo mismo. Mientras La Polar ocultaba las carteras riesgosas, morosas, vencidas, tenía ganancias y con eso los inversionistas estaba felices, por eso dejaron actuaron a estos delincuentes de cuello y corbata.

¿Pero les dejaron actuar, sabiendo lo que ocurría?
-No sabían. No los fiscalizaban, porque mientras la empresa entregaba sus balances, son resultados positivos, visados por auditora, por clasificadoras, por la superintendencia, publicado en sus memorias. ¿de qué puedo dudar?

¿Dónde está la responsabilidad entonces?
-Aquí la principal responsabilidad es del directorio. Fueron sancionados con multas irrisorias, porque pagaron un décimo de lo que costó el fraude, eso significa que se le llevaron casi gratis. Que fueron muchos, cambiaron a través de los años. Pero dentro de esa sucesión de directorios hay nombres que se repiten. El principal es Pablo Alcalde, cuando estalla el fraude. Hay otros directores vinculados a Southern Cross, como Raul Sotomayor, Norberto Morita y Baltazar Sánchez, que siempre estuvieron desde que Southern se hace cargo de La Polar.

-Si tuviera que identificar responsables que estuvieron en la administración de la empresa, son los siete ejecutivos procesados. Los siete de la fama. Los autores materiales. Pablo Alcalde, Maria Isabel Farah, Julian Moreno, Nicolas Ramirez, Santiago Grage, etc. Pero el directorio es responsable de haber sido engañado porque tiene el deber de fiscalizar a la empresa que está gestionando, que todo esté regla. Sino para qué está el directorio si van a sentarse a la mesa y esperar que las cosas funcionen como por piloto automático, obtienes tu dieta y la empresa arroja buenas ganancias y te quedas tranquilo. El directorio no hizo su pega. Al último uno de los pocos que más presentó algunas dudas fue Fernando Franke que a fines de 2010 empezó a poner en duda las carteras morosas.

Pero al parecer estaba un poco solo en esa labor
-Si. Quien lo ayudó en ese plano fue Heriberto Urzúa, que también puso en duda información que entregaba Farah.

Era el vicepresidente
-Claro. De hecho en el directorio previo a la junta ordinaria de accionistas de 2011 Urzúa dijo que no correspondía que se pagara a los ejecutivos bonos porque estaban en duda las cifras de balance, que las provisiones tenían que haber sido mayores. Entonces ese año dejaron de pagarse los bonos y a la única persona que se logró pagar fue a Farah.

Los únicos dos que ponen dudas?
-Si, los otros directores iban casi a cumplir.

Como calificas su labor?
-Como insuficiente, no hicieron un trabajo exhaustivo de control de la administración.
En los directorios de La Polar aparecen representantes conspicuos de la elite empresarial, que participaban activamente en Icare y son ellos los que no son capaces de detectar lo que pasaba en la empresa. Entonces qué emrpesariado tenemos.

-Así es. Yo los señalo con nombre y apellido: René Cortázar, Martín Costabal, Andrés Ibáñez, María Gracia Cariola. Si les preguntas si sabían, no sabían, y les creo que no sabían. Porque este pequeño grupo de ejecutivos se la ingeniaron por todos los medios para que no se supiera.
Pero un equipo directivo de alto nivel, que dicta cátedra sobre gobiernos corporativos, sobre gestión de empresas, como es posible que se les pase un fraude en la cara?

-Sabes por qué es posible? Porque cuando tú año tras año muestras balances positivos, aparentemente bien auditados por una firma internacional, validados por la SVS, las clasificadoras, analistas destacados como gerencias de inversión de AFP, con todo este material positivo sobre la empresa, debes dar fe.

Cuando abordamos el caso de la auditora. Había tres informes de gestión financiera (IDG), la investigación revela que los ejecutivos de La Polar se la ingeniaron para que la información se ocultara en los estados financieros. El IDG1 tenía la cartera mala y el IDG 2 la buena. Al directorio se le presentaba el IDG 2 y cuando iba la auditora se preparaba el informe con cartera buena. Por ende, la auditora contaba con información, pero que ya había sido filtrada. Después de haber revisado toda la información, creo que PwC fue engañada.

No había control interno.
-Esto es muy relevante. En alguna oportunidad en 2009 la SVS le hace ver a la empresa y a PwC que no había unidad de auditoría, y luego se designa un auditor, pero dependía de Farah. Y en todos los gobiernos corporativos la unidad de auditoría depende del directorio.

¿Qué revela eso?
-Que había una actitud de ocultar información de la administración. Ahora por qué el directorio permitió que el comité no dependiera del directorio. Yo me hago esa pregunta.

¿Y cómo te la respondes?
-Porque no había voluntad de fiscalizar. Dejaban llevarse por el hecho de que el principal motivo de que inversionistas estuvieran contentos era que resultados eran buenos.

¿Cuál es el rol de Southern Cross?
En el libro se cuenta la historia de que La Polar siendo cadena exitosa, hacia 1999 cambia de dueño y entra SC. Ahí son otros los gestores que ponen otros incentivos a La Polar. Y una vez que se recupera en 2003 se abre a la Bolsa. En ese año (incluso en 2002) ya se hacían las repactaciones unilaterales.
-Por tanto, el principal responsable de punto de vista de la gestión superiores, que se haya permitido repactaciones es Southern Cross. Eso indica que desde ese momento cuando se hacen las primeras repactaciones los ejecutivos tienen que haber estado informados, porque luego siguen subiendo llegan al peak en 2009. Se oculta información durante años en los balances. Quien estaba en la empresa cuando se desarrolló el sistema de repactaciones unilaterales? Southern Cross.

Tu deslizas que el fraude viene originado de incentivos perversos creados por Southern Cross.
-El incentivo perverso fue mostrar siempre a la compañía exitosa, muy bien gestionado por un ejecutivo estrella como Pablo Alcalde, que entregaba dividendos y la acción iba al alza. Donde estaba el incentivo perverso? En que siempre estos ejecutivos fueron al mismo tiempo gestores y accionistas de la empresa, por tanto usaron información privilegiada, hicieron buenos negocios comprando y vendiendo acciones de la empresa que administraban y por tanto, hicieron enriquecimiento ilícito.

El libro de Translaviña será presentado este martes a las 20 horas en el Café Literario en el Parque Bustamante, por la Premio Nacional de Periodismo, María Olivia Monckeberg, la abogada de los accionistas minoritarios de La Polar, Bárbara Salinas y el ex director del Sernac Alberto Undurraga.

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