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Profesor emérito de la U. de Massachusetts: «Muchos economistas aseguran que la desigualdad es el precio del progreso y están equivocados»

Profesor emérito de la U. de Massachusetts: «Muchos economistas aseguran que la desigualdad es el precio del progreso y están equivocados»

Iván Weissman S
Por : Iván Weissman S Editor El Mostrador Semanal
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El economista norteamericano Samuel Bowles dice que la evidencia prueba exactamente lo contrario y la semana pasada estuvo en Chile presentándola.


Samuel Bowles es economista del Santa Fe Institute y profesor emérito de la Universidad de Massachusetts, y hace años que viene desafiando las teorías económicas sobre los mercados libres y su relación con la desigualdad mundial.

Bowles argumenta —y con evidencia contundente— que el consenso neoliberal de que la desigualdad es el precio del progreso está completamente equivocaado.

La semana pasada Bowles estuvo en Chile como uno de los invitados de honor del encuentro anual de economistas de Chile, el cual fue organizado por el Departamento de Economía de la Facultad de Economía y Empresa de la UDP. El evento congregó a más de 150 economistas nacionales y a tres conferencistas de primer nivel, junto al economista norteamericano.

Bowles en su obra, argumenta que las economías con mayor igualdad, como los países asiáticos, han superado a las economías con mayor desigualdad, como los países de América Latina, incluyendo Chile.

«Muchos economistas —incluyendo chilenos— aseguran que la desigualdad es el precio del progreso. Ha sido parte de la ideología económica de neoliberal, pero la evidencia muestra que eso es un mito y que esos economistas están equivocados», dice con certeza Bowles en una entrevista. Agrega que «la evidencia muestra exactamente lo contrario, que las sociedades relativamente más igualitarias han tenido un progreso económico mucho mayor a las desiguales».

Bowles dice que al comparar el desarrollo de las economías asiáticas como Corea del Sur, Taiwán y Japón versus América Latina, los países de Asia tienen mejor distribución de riqueza, mayor productividad y niveles de vida superiores.

Algo similar es evidente en las economías escandinavas, destaca el economista, señalando que tanto en el caso asiático como en el de las economías nórdicas, los gobiernos tomaron medidas específicas para atacar el problema de la desigualdad y desarrollar sociedades más justas. Las más importante de ellas fueron las reformas educacionales destinadas a garantizar una educación de calidad para todos.

«En Asia también fueron clave las reformas agrarias para redistribuir tierras y en Escandinavia la implementación de garantías de empleo y de salarios mínimos que garantizaban niveles de ingresos relativamente altos en base de acuerdos entre el trabajador, los sindicatos y las empresas, con el apoyo del estado», explica Bowles. Esas medidas, continúa el economista, «dieron un constante impulso a la productividad y son ejemplos clásicos de capitalismo».

En respuesta a qué medidas específicas una economía como la chilena podría tomar para estimular una reducción de la desigualdad, Bowles dice que las políticas públicas más exitosas para redistribuir riqueza en una sociedad son las que apuntan a aumentar la productividad, y «esas políticas no son costosas».

El economista del Instituto de Santa Fe sostiene que la desigualdad es un «costo» para el crecimiento ya que genera conflicto al interno de la sociedad y absorbe recursos que podrían destinarse a objetivos más productivos.

(*) Fotógrafa, Gentileza UDP, María José Durán.

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