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Piñera, Larraín y el empresariado defienden el modelo y advierten de los peligros del populismo Enade 2013:

Piñera, Larraín y el empresariado defienden el modelo y advierten de los peligros del populismo

Iván Weissman S
Por : Iván Weissman S Editor El Mostrador Semanal
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Los empresarios están resignados al retorno de Bachelet a La Moneda, pero su corazón está con Matthei y lo hicieron sentir.


Cada año, en la primavera, los hombres y mujeres más poderosos de Chile se juntan en La Enade. Este año el evento se celebró en momentos en que el modelo de los últimos 40 años está siendo cuestionado y entre el empresariado hay nerviosismo acerca de lo que se viene con el inminente regreso de Bachelet a La Moneda. Ella ya prometió una reforma tributaria para poder dar educación gratis para todos y una nueva Constitución.

El mensaje que quedó de la ocasión es que hay que defender el modelo a toda costa y luchar para evitar que se apliquen políticas populistas.

Sebastián Piñera abrió el evento en CasaPiedra con un duro ataque al populismo y destacando los logros del modelo y su gestión: «Estamos avanzando a paso firme al desarrollo».

«Hay que cuidar la institucionalidad. Chile no puede convertirse en el país que lo tuvo todo para ser desarrollado, pero no pudo», dijo el Presidente. Criticó que haya «una verdadera competencia por quién ofrece más progreso sin esfuerzos» y advirtió acerca de «los cantos de sirena de la demagogia y el populismo».

Destacó que Chile ahora «es el país de mayor ingreso per cápita de la región y es el que más cerca está del desarrollo». Pero admitió que aún quedan grandes desafíos, aunque al país «le ha llegado el tiempo de derrotar la pobreza, de alcanzar el desarrollo, de crear una sociedad que les garantice a todos una vida digna y les asegure a todos oportunidades para desarrollar el talento», puntualizó el Presidente.

El mensaje de Piñera fue replicado por su ministro de Hacienda, Felipe Larraín. En su discurso, el secretario de Estado destacó que se ha disminuido la desigualdad y que este gobierno ha demostrado que «se puede crecer con inclusión».

«Nuestro gobierno ha dejado un país mucho mejor que el que recibimos», afirmó Larraín, e hizo sus propias advertencias acerca de los peligros de las propuestas que baraja la candidata de la Nueva Mayoría y las criticó como poco reales: «Cambios al sistema provisional o una AFP estatal es un espejismo». Dijo que el populismo siempre termina «perjudicando a los más pobres», agregando que «no hay soluciones mágicas».

Por su parte, el presidente de Icare, Francisco Silva, llamó a cuidar la institucionalidad para avanzar hacia el desarrollo. Pero en su discurso inaugural admitió que el gran reto para seguir avanzando hacia el desarrollo es hacerse cargo de las problemáticas económicas y sociales.

Andrés Santa Cruz, Presidente de la CPC, criticó las propuestas populistas y las calificó como «poco responsables». Al igual que Piñera y Larraín, hizo una férrea defensa del modelo: «La estructura institucional ha sido clave para el desarrollo», e instó a «perseverar en las reglas del juego que estimulen el crecimiento, ayuden a derrotar la pobreza y subsanen la desigualdad».

Andrés Velasco usó su presentación para decirles a los empresarios y políticos presentes que, si no cambian sus «malas prácticas», no deberían sorprenderse si la gente se siente seducida por un discurso populista. «El populismo acecha a Chile; está vivito y coleando», les advirtió.

Los Candidatos

La Enade de este año también sirvió de marco para que los cuatro candidatos presidenciales con mayores posibilidades de llegar a La Moneda mostraran sus cartas ante el empresariado. Michelle Bachelet, Evelyn Matthei, Marco Enríquez-Ominami y Franco Parisi fueron los elegidos.

Al cabo de sus presentaciones, parecía evidente que los empresarios están resignados al regreso de Bachelet al poder, pero que su corazón está con Evelyn Matthei, la candidata de la Alianza.

El anuncio del inicio de Matthei –la primera en la lista de presentaciones- fue seguido de una ovación de pie del empresariado presente en el salón principal de CasaPiedra. Luego, impulsado por la efusiva barra de asesores y dirigentes que la acompañaban, el aplauso estallaba a cada dos minutos de su intervención.

En ella, la ex ministra del Trabajo dejó en claro que hará cambios tributarios, en educación, laborales y políticos, pero sin tocar la estructura del modelo que ha sustentado el crecimiento del país y la concentración de la riqueza en las últimas tres décadas.

Matthei con su PowerPoint –modalidad de respaldo que sólo replicó Parisi– hizo hincapié en el progreso que, a su juicio, ha tenido el país y que no justifica cambios tan drásticos como los que, considera, está proponiendo Bachelet. El empresariado le hizo sentir a la ex senadora UDI que su corazón está con ella.

Pero la realidad es dura. Bachelet, cuyo triunfo en primera o segunda vuelta, ya se da por descontado, se presentó en el último lugar de los cuatro candidatos seleccionados por Icare. Y su performance, monótona y hasta veces tediosa, evidenció que ya no está en carrera, sino desarrollando la legitimación de su programa de gobierno.

Bachelet no entró en detalles sobre el plan de educación, más bien dio espacio a anuncios relativos a medidas vinculadas a innovación y tecnología y cambios constitucionales, y concentró fuerzas en explicar el sentido de su reforma tributaria, aunque nunca nombró la palabra FUT (Fondos de Utilidades Tributables), cuyo anuncio de eliminación en apariencia tiene nerviosa a la clase empresarial.

Bachelet dijo que la reforma tributaria recaudará 3% del PIB y permitirá “volver a la senda de la responsabilidad fiscal”, deslizando la crítica al déficit que heredará del gobierno de Piñera, aunque ella al actual gobierno le heredó un hoyo de más de 3%, incluso superior a 4%, según el FMI.

El público la aplaudió con respeto, pero con sobriedad. La salida de Bachelet fue sin aspavientos, aunque rodeada y saludada de cerca o a corta distancia por la mayor parte de los dirigentes gremiales, directivos y empresarios presentes. Entre ellos, José Pablo Arellano, director de BCI, ex presidente de Codelco y ex ministro de la Concertación; José Luis del Río, socio de Falabella; Andrés Bianchi, director de BCI y ex embajador de la Concertación; Jorge Awad, ex presidente de la Asociación de Bancos y quien es una de las figuras que está canalizando dineros a su campaña.

Es que el empresariado asume que, aunque no le encadila la propuesta de la ex mandataria, no hay camino alternativo de gobernabilidad y deberá convivir con sus planes, pues sólo ella asegura la moderación de las demandas ciudadanas.

El término del FUT, el alza de impuestos y cambio en la base de tributación de las empresas, son parte del escenario que deberán asumir los empresarios a cambio de dar sustentabilidad al modelo de crecimiento generado en los últimos 30 años. De hecho, una encuesta que realizó ayer La Segunda a empresarios que asistieron, ubicó al término del FUT como la medida más mala entre las propuestas de los candidatos.

Un ex líder gremial así lo reconoce. “Nosotros podemos hacer nuestras críticas, plantear nuestras posiciones, pero no tenemos más que hacer que convivir con el gobierno de turno, así es la democracia”, dice el empresario.

Mientras que un ex regulador concertacionista indicó que los empresarios entienden que deben aceptar parte de lo propuesto por Bachelet y que, en el caso del FUT, el acuerdo sería que se dará por perdido el stock de tributos pendientes de pagar por utilidades no distribuidas, que según estudios llegaría a US$ 50.000 millones. La aplicación no retroactiva de la medida es una aspirina para el empresariado.

Además, los empresarios prefieren a Bachelet antes que dar el respaldo a Marco Enriquez-Ominami, cuyas propuestas son más radicales, como tomar el control de las mineras privadas (51%), renacionalizar el agua, terminar con las isapres y llamar a un plebiscito para cambiar la constitución.

Parisi, en tanto, representa una propuesta menos institucional y poco elaborada, según comentaron algunos empresarios presentes.

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