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Sindicato del Banco de Chile y su cruda radiografía a la clase media chilena Evidencia tensión entre «enormes ganancias» del banco y «leves» ajustes remuneracionales

Sindicato del Banco de Chile y su cruda radiografía a la clase media chilena

Realizó una encuesta para entender mejor la situación de sus trabajadores, que se definen de clase media, con resultados reveladores: creen en la meritocracia y el esfuerzo personal, pero el 41,8% destina más de la mitad de sus ingresos a pagar deudas.


“Las nuevas generaciones de trabajadores del Banco de Chile son críticas y educadas, valoran la actual situación económica pero están dispuestas a modificar significativamente el modelo, a cuyos beneficios han accedido dificultosa y parcialmente a través de su esfuerzo individual”.

Podría ser una conclusión de Roberto Méndez de Adimark, pero la verdad es que representa uno de los aspectos destacados de la encuesta realizada a más de 400 trabajadores del Banco de Chile, la que fue financiada por el Sindicato Banco de Chile y por la Federación de Sindicatos Banco de Chile, que reúnen a 1.800 socios de un total de 11.000 empleados aproximadamente. La idea era identificar al “sujeto social”.

El estudio lo realizó el sociólogo Giorgio Boccardo, profesor del departamento de Sociología de la Universidad de Chile, y se dará a conocer en la publicación de la Confederación de Sindicatos Bancarios en los próximos días. Ya es inédito que un sindicato realice este tipo de encuestas, pero más raro aún que los “problemas” del Banco de Chile comiencen a salir al exterior.

La fórmula del éxito

Sin embargo, el informe revela no sólo la situación socioeconómica de los empleados del Banco de Chile, sino que también arroja señales de la realidad de la clase media.

No muy lejanas a lo que Enrique Correa, presidente de Imaginaccion, en la Universidad de los Andes, definió como el «grupo de los primera vez»: «La primera casa propia, el primer hijo en educación superior, el primer vuelo en avión, el primer auto, la primera visita a salud privada… No es el grupo más poderoso, pero es el mayor productor de sentido común. De aquí provienen los mayores cambios a las empresas y al Estado».

Tampoco estaba perdido Arturo Fontaine –profesor de la UCH y ex director del CEP– en Icare, la semana pasada, cuando dijo: “Las capas medias se mueven en dos ejes: consumo y educación. Eso es lo que marca la pertenencia de la clase media. Allí se producen los problemas por el abuso o percepción del abuso”.

El 78,6% de los trabajadores del Banco de Chile que participó en la encuesta tiene hasta 45 años y la gran mayoría de estos se encuentra entre los 31 y 35 años. Sólo un 28,3% trabaja en la institución más de once años, lo que marca dos generaciones y dos formas de entender la misión del banco. La más antigua y minoritaria cree en una empresa protectora de sus trabajadores, en cambio la más nueva ve su empleo como “uno más” dentro de los que puede encontrar en el sistema financiero.

La base de los sindicatos está formada por asistentes (33,7%), ejecutivos comerciales (20,2%) y vigilantes (11,7%), entre otros. Esto responde a que los empleados de banca de personas y empresas están en una baja proporción sindicalizados.

Los trabajadores del banco creen en la meritocracia y en el ascenso propio con el objeto de conseguir mejores puestos y mayores remuneraciones. Para ellos, lo que permite tener éxito económico en la vida es el nivel educacional alcanzado (21,9%), iniciativa personal (20,8%) y tener una familia unida que les apoye (17,3%). Sólo un 6,6% contesta que los contactos o “pitutos” son claves y 1,4% cree que la ayuda económica del Estado es vital.

La capacitación es un elemento central y varios aspectos se cruzan para esta valorización. Lo primero que resalta es que el 40,2% de los entrevistados tiene formación técnica profesional completa y el 16,5% cuenta con educación universitaria completa. La gran mayoría tiene un nivel educacional mejor que el de sus padres (76,3%) y un 53,6% logró pasar de la educación media a la superior en alguno de sus niveles. Además, 8,8% de las personas entrevistadas indica que alcanzó la educación universitaria, lo que implica un progreso frente a sus progenitores que sólo habían llegado a educación técnica profesional.

Además el esfuerzo no termina allí. El 83,83% de los encuestados afirma que ha participado en alguna capacitación en el último año. Este es uno de los aspectos que el banco destaca en su política de recursos humanos. Según la Memoria, en 2013 se actualizaron más de 10.300 empleados. El 44% de las horas de capacitación correspondió a cursos impartidos en modalidad de “e-learning” y 56% a clases presenciales. Estas actividades tuvieron una cobertura de más del 94% de los trabajadores de Banco de Chile.

Sin embargo, el estudio revela que la capacitación genera expectativas de ascenso y de mayores ingresos que el banco no es capaz de satisfacer, lo que causa frustración entre los empleados que comienzan a mirar otras opciones en el mercado.

El peso del endeudamiento

Esta mejora en los niveles de educación los hace validarse como clase media (70,9%), pero es un grupo social que está fuertemente endeudado. El 41,8% dice destinar más del 50% de sus ingresos mensuales a pago de deudas, mientras que un 30,6% aparta entre el 31 y 50% a dichas obligaciones. Sólo 0,9% de las personas responde que no tiene deudas.

Los más endeudados son los jóvenes entre 26 y 30 años y el estudio arroja como explicación que cuando éstos ingresan al Banco de Chile “rápidamente se endeudan para alcanzar el estilo de vida asociado a trabajar en dicha institución”.

El alto endeudamiento explica que los trabajadores estén dispuestos a hacer horas extras para abultar sus ingresos y sientan que los bonos son un alivio temporal. La satisfacción que estos les provocan es también efímera y “no modifica su percepción general de las condiciones de trabajo. Todo lo cual se traduce en que, pese a la creencia institucional, no necesariamente trabajar en el Banco de Chile sea considerado significativamente mejor que en el resto del sector financiero”. Hace poco la entidad subió la renta mínima bruta a poco más de $520 mil y menos de $550.000.

Pero no sólo la gerencia está sometida a presión, también el sindicato que deberá enfrentar una negociación a fines de este año, puesto que sólo el 28,8% de los trabajadores señaló que en la última negociación colectiva de 2011 las condiciones mejoraron y el 61,9% contestó que se mantuvieron. Con todo, la organización sindical sale bien evaluada.

De acuerdo al informe, hay una “tensión” entre las “enormes ganancias” del banco y los “leves” ajustes de remuneraciones de los trabajadores. Ponen como ejemplo que, en 2012, el Banco ganó 6,2% más que el año anterior y que las remuneraciones y gastos de personal bajaron 1,5% en el mismo período.

Pese a estas diferencias, el 62,8% de los trabajadores considera que el bien del empresario también produce beneficios para los trabajadores y sólo el 29% entiende que los intereses de uno son inversamente proporcionales a los de los otros. Es decir, son trabajadores que están lejos de situarse en la vereda contraria del libre mercado.

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