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Opinión: Regresan las dudas sobre el crecimiento económico global

Opinión: Regresan las dudas sobre el crecimiento económico global

La gran historia de la semana, el desplome de las materias primas, lleva ya dos años de corrección y podrían estar ahora en una fase inicial de profundización de su tendencia bajista. El oro, tras diez sesiones consecutivas de pérdidas, ha marcado la semana pasada los mínimos de los últimos seis años. Sea como fuere, nos refleja que la caída de las materias primas arrastran el temor a una desaceleración de la economía global.


Tras el tercer rescate de Grecia (están pendiente las aprobaciones de los diferentes gobiernos), las bolsas subieron, mientras que la misma intervención de la Bolsa de Shanghái había conseguido detener su caída y devolver la calma a los inversores minoristas chinos; los primeros resultados empresariales que se fueron conociendo en EE.UU. y Europa también ayudaban, y se esperaba que iba a ser un período de relativa calma.

Esto fue así hasta el miércoles 22 de julio, donde –sin encontrar un cierto detonante claro– las cosas comenzaron a cambiar. Al final, la semana pasada arrojó pérdidas en casi todas las Bolsas: el S&P ha caído un 2,2% en la semana, el Nasdaq un 2,3% y el Dow se sitúa ya en negativo desde enero. Por su parte, el Eurostoxx ha caído el 1,9% y el Dax el 2,8%. El Nikkei ha cedido sólo un 0,5% en la semana, pero el MSCI Emerging Markets en dólares ha caído un 3,3% y pierde ya casi el 5% en el año.

¿Será que los resultados empresariales del segundo trimestre que se han publicado han decepcionado al mercado? IBM perdió casi un 6% tras publicar sus cifras y Apple más de un 4%, ya que, pese a elevar sus ingresos del segundo trimestre un 38%, dio una no muy auspiciosa proyección de ventas. No creo que sea eso. Los persistentemente bajos tipos de interés de los bonos a largo plazo también estarían reflejando esas dudas sobre el crecimiento global. El tipo del T bond americano a diez años sigue anclado en torno al 2,2% pese a la clara idea de Yellen de que antes de que termine el año la Fed iniciará la subida de tipos, y el tipo del bund alemán está en el 0,69% después de haber estado en el 1% hace pocas semanas.

Al final, lo que está sobre el tapete es que regresan las dudas sobre el crecimiento económico global y esto conecta con lo que ha sido la gran historia de la semana, el desplome de las materias primas, que llevan ya dos años de corrección y que podrían estar ahora bien en una fase inicial de profundización de su tendencia bajista. El oro, tras diez sesiones consecutivas de pérdidas, ha marcado la semana pasada los mínimos de los últimos seis años, y si cerrase el año en estos niveles, sería ya el tercer año consecutivo de caídas, algo no visto desde el año 1996. Sea como fuere, nos refleja que la caída de las materias primas están supeditadas al temor de una desaceleración de la economía global.

Los temores sobre el crecimiento se concentran de forma muy especial en China, una economía con síntomas de estar débil. El viernes 24 de julio se publicó el PMI de manufacturas de China en julio y salió un mal dato (48,2), el menor nivel en quince años y el quinto mes consecutivo por debajo del nivel 50. Los PMI franceses de manufacturas y de servicios salieron por debajo de lo esperado (el de manufacturas en 49,6 frente a pronóstico de 50,7) y el PMI alemán de manufacturas quedó en 51,5 por debajo de estimación de 51,9. Solo el PMI de manufacturas de Japón salió mejor de lo esperado, en 51,3.

Todo indica que las Bolsas han reflejado en las últimas sesiones el temor a un menor crecimiento. La pregunta es si nos encaminamos hacia una corrección mayor.

Si bien existe un temor de deflación global, encuentro que esto es un poco exagerado. El escenario sigue siendo de crecimiento débil, inflación débil, tipos bajos y mucha ayuda de los Bancos Centrales.

Tras las últimas caídas, tal vez sea el momento de apostar por las compras, y para los inversionistas de largo plazo y “con estómago” la idea es que hay que hacerlo en sectores castigados como materias primas y los recursos básicos.

Respecto del cobre, que es lo que nos interesa para nuestro país, para el año 2040 (un poco largo el horizonte) se estima que se invertirá una cifra de US$8 trillones en energías renovables. ¿Qué tiene que ver eso con el cobre? Pues bien, el consumo no sólo crecerá por mayor demanda de energía y consiguientemente la distribución. Cada megawatt de turbina eólica requiere de 3.6 toneladas de cobre; buses eléctricos, autos y metros utilizan una gran cantidad de este material.

Se estima que la pura entrada en operación de la Gigafactory de Tesla Motors requerirá de 17 millones de toneladas de cobre, 7.000 toneladas de cobalto, 25.000 toneladas de Litio (un quinto de la oferta mundial) y 126.000 toneladas de grafito (33% de la oferta mundial).

Finalmente, decir que China consume el 40% del cobre mundial y el 60% está destinado al sector inmobiliario.

Carlos Úbeda
Gerente General Renta 4 Corredora de Bolsa

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