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Rodrigo Valdés se mete en la boca del lobo y hace contundente defensa de realismo sin renuncia ante una audiencia escéptica

Rodrigo Valdés se mete en la boca del lobo y hace contundente defensa de realismo sin renuncia ante una audiencia escéptica

Iván Weissman S
Por : Iván Weissman S Editor El Mostrador Semanal
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El ministro de Hacienda fue al corazón de Sanhattan, y con el ex presidente Sebastián Piñera en primera fila, advirtió que  “quienes dicen que se trata simplemente de frenar todas las reformas tienen un diagnóstico equivocado. Los desafíos hay que encararlos, no huir de ellos”. Dijo que “no sólo tenemos que ser más ricos, sino que tenemos que tener una sociedad más integrada”


Llegaron temprano y con mucha anticipación.

El evento era el seminario de inversiones anual que organiza Moneda Asset Management y en la audiencia estaban los personajes más poderosos e influyentes del mercado financiero de Chile.

La lista la encabezaba el ex Presidente Sebastián Piñera. Y junto a él estaban presentes empresarios y ejecutivos como Jose Yuraszeck, José Luis del Río, Andrés Navarro, Henry Comber, Fernando Massú, Joaquín Cortes y Pablo González. A esta lista se sumaron el superintendente de Bancos, Eric Parrado, y el de Valores, Carlos Pavez. También dijeron presente el presidente de la Sofofa; el consejero del Banco Central, Pablo García; el otra vez (aparentemente) candidato presidencial Andrés Velasco; y el periodista Matías del Río, aunque no quedaba claro si estaba allí como periodista o como uno de los poderosos.

Había cientos de poderosos VIP más, pero eran muchos para seguir nombrándolos a todos. No cupo dudas de que el seminario de Moneda atrajo a la audiencia más formidable desde la Enade del año pasado.

Venían a ver al ministro de Hacienda Rodrigo Valdés, aunque también estaban invitados como panelistas los economistas José Luis Daza y Sebastián Edwards.

¿Por qué Valdés? Porque era la primera vez, desde que convenció a La Moneda de que había que cambiar de rumbo y concentrarse en el crecimiento como prioridad, que aparecía en público para exponer. La audiencia iba a escuchar una explicación de parte de “uno de los suyos” respecto a qué quería decir la Presidenta Michelle Bachelet con su promesa de un “realismo sin renuncia”.

El telonero del ministro fue Pablo Echeverría, anfitrión del evento, dada su condición de presidente de Moneda. Su discurso anual regularmente saca ronchas por los temas que toca y porque los hace “sin pelos en la lengua”.

Y esta vez nuevamente no defraudó.

Echeverría, en clara alusión al actual clima crispado, dijo que recuperar las confianzas no es solamente necesario, sino también “es indispensable”.

Con el ministro de Hacienda sentado a su izquierda –asumimos no a propósito– el anfitrión fue más allá y dijo que cuando “hablamos de confianza no se trata solamente de la estabilidad de las reglas: es también la previsibilidad de los gobiernos”, y se refirió a “reformas mal diseñadas, sin el sustento técnico y consensuado que había llegado a ser un signo distintivo de las políticas públicas chilenas”.

También habló de “los atropellos a los gobiernos corporativos por parte de ‘algunos’ –y lo digo entre comillas– empresarios sin moral; falta de probidad en ‘algunos’ miembros de la clase política y malas prácticas empresariales que suponíamos casi inexistentes en Chile; y una percepción de creciente inseguridad”.

Con respecto a la nueva actitud del Gobierno, valoró que Hacienda, Interior y la propia Presidenta reconozcan que hay que cambiar de rumbo, ya que “son gestos que dan confianza, porque revelan responsabilidad”.

Al igual que en los últimos años, volvió a ser duro con las autoridades por no hacer nada en el caso Cascadas, criticó el vacío regulatorio de la ley de OPAs y, con particular vehemencia, el plan de reestructuración de Enersis.

Valdés toma el podio

Con ese preámbulo tomó el podio el ministro de Hacienda Rodrigo Valdés. Se metía en la boca del lobo para hacer una defensa del “realismo sin renuncia” ante una audiencia escéptica.

Quienes lo conocen dicen que a Valdés le molesta que digan que él vino a parar las reformas. Que es “el Andrés Velasco del segundo Gobierno de la Bachelet”. Igual nivel de molestia le causa que el sector privado demande que se «paren esas reformas» para que el país vuelva a crecer.

Eso sí, su presentación no comenzó por ahí, aunque no demoró mucho en llegar a los puntos que quería tocar.

Primero, dejó claro que tiene un compromiso en “trabajar para fortalecer el crecimiento y eso, por supuesto, incluye ser responsables fiscalmente”.

Admitió que hay un ambiente de crispación que, junto a la falta de confianza y los problemas que enfrenta el sistema político en su conjunto, está teniendo un impacto negativo en el crecimiento.

Advirtió sobre “organizaciones de distinto tipo que se niegan a discutir si no es en los términos que ellas exigen o buscan imponer vetos sobre determinadas materias. Me preocupa que unos digan que todo se ha hecho mal y del otro lado se reclame que se ejerce un chantaje que está paralizando al país. Esto solo lleva al atrincheramiento de posiciones, y eso no es lo que Chile necesita y no es el camino para resolver las dificultades”.

Y mostrando su perfil más tecnocrático manifestó que en «el escenario de hoy no es una crisis terminal la que enfrenta Chile, los problemas políticos se enfrentan en la política, están las propuestas de la Comisión Engel y un conjunto de proyectos discutiéndose en el Congreso haciéndose cargo de esto».

Al mismo tiempo, empero, admitió que “el sistema político tiene menos capacidad para procesar y encauzar las soluciones a estos problemas, y esto afecta la confianza y la economía. A ello se suma ciertamente la ansiedad que producen los cambios”, puntualizó.

Asimismo, el ministro explicó que el Gobierno está en un proceso de jerarquización de estos cambios, pero les advirtió a los presentes que  “quienes dicen que se trata simplemente de frenar todas las reformas, tienen un diagnóstico equivocado. Los desafíos hay que encararlos, no huir de ellos”. Y agregó que, de la misma forma, otros afirman que “hay que hacer todo ya, hoy día y como uno quiere, pero ellos pierden de vista que los países se construyen gradualmente y entre muchos”.

Y fue claro al afirmar que “no solo tenemos que ser más ricos, sino que tenemos que tener una sociedad más integrada”.

Acto seguido, afirmó que “tenemos un ambiente de mucha más crispación de lo que es saludable tener en una economía. Razones para eso hay muchas. Esta crispación sí tiene efectos en la confianza”.

Prometió a la audiencia, entonces, que “mi compromiso es trabajar para fortalecer el crecimiento. Esto implica adoptar buenas políticas y estar abierto al diálogo para el perfeccionamiento de ellas. Esto, por supuesto, incluye ser responsables fiscalmente”. Y agregó que “no soy de la línea de buscar atajos raros en la política fiscal. La seriedad en la política fiscal de Chile se premia y yo estoy aquí para seguir en esa senda”.

Qué hacer con las reformas

En su presentación, Valdés volvió a decir que Hacienda está buscando formas de simplificar la polémica Reforma Tributaria, pero puso paños fríos a la posibilidad de cambios radicales. “Hicimos una Reforma Tributaria que cambió la carga tributaria, la administración tributaria y quiénes pagan impuestos, incluida su progresividad. Ese acuerdo hay que respetarlo. Ciertamente estamos abiertos al diálogo y a la vía legal, si concluimos que es necesario tomarla”.

Y sobre la reforma laboral, el ministro dijo que “es posible mejorar esta iniciativa que se radica hoy día en el Senado”.

Con respecto a la economía propiamente tal, el secretario de Estado destacó que Chile ya hizo un ajuste no menor en su política fiscal y monetaria que, junto a la solidez de la banca, “demuestran que tenemos una economía fundamentalmente sana en aspectos clave”.

Sin embargo, agregó que eso no quita que la economía tiene que comenzar a adaptarse a que el ciclo de altos precios del cobre terminó y que “el desafío hoy día es de reasignación, es cómo uno sube la inversión no minera, cómo se mueven recursos que se destinaron a la minería hacia otros sectores”.

La reacción de Piñera y un público escéptico

El realismo de la presentación del ministro quizás sorprendió. Una parte de la audiencia había venido al Hotel W anticipando que Valdés haría anuncios concretos de cambios a las reformas y medidas de reactivación para la economía.

Algo que no resultó sorpresa fue que, entre los más críticos, estuvo el ex Presidente Sebastián Piñera. Su reacción fue que “la inmensa mayoría de los chilenos no está de acuerdo con estas reformas. En consecuencia, qué debiera hacer el Gobierno: embestir como un toro e insistir porque estaban en el programa o darse cuenta de que es el momento de corregir el rumbo. Creo fundamental no paralizar las reformas, pero sí corregir las reformas, lo que llamamos reformas a las reformas. Si el Gobierno no comprende eso, Chile sigue por mal camino”.

Y señaló que “el llamado a los ministros Burgos y Valdés es que no bastan las palabras. Lo que se requiere es acción. En poco más de 16 meses, el daño que se le ha producido el país es tan grande que qué sentido tiene perseverar por un camino que produce resultados negativos a la vista y que, además, cuenta con el rechazo de la mayoría de los chilenos. Por eso espero que haya una capacidad de reflexión y autocrítica”.

Más positivo fue José Luis Del Río, socio de Falabella, quien valoró el discurso de Valdés y, a propósito de duros dichos del último tiempo emitidos por empresarios respecto de las reformas y el Gobierno, manifestó: “No siempre los dirigentes empresariales representan a todos los empresarios”.

Para el economista Sebastián Edwards, el discurso del ministro debería ayudar a retomar las confianzas. “Son declaraciones muy cautas, un estilo muy sobrio, en que dijo ‘la retroexcavadora no la vamos a pasar’. Un estilo en que se trata de no pasar la aplanadora, sino de lograr acuerdos. Él no lo dijo así pero (fue como) una reivindicación de los acuerdos”.

Ante la pregunta de que “así como usted le pide moderación al Gobierno y reconoce al ministro, ¿cree que empresarios son moderados o son demasiado duros?”.

“Dije que para bailar un tango se necesitan dos. Un lado genera confianza y del otro lado uno confía en el otro. Creo que empresarios deberían tener una actitud de ver que este ministro, conocer su trayectoria, su trabajo profesional, su experiencia en el sector privado, no olvidemos que fue economista jefe de uno de los bancos de inversión más importantes del mundo, conoce el mundo privado, entiende de qué se trata, cómo funciona la economía sofisticada, fue subdirector del FMI para Europa. Ha trabajado con países sofisticados y lo entiende. Hay que darle el beneficio de la duda”, señaló.

Igual de positivo fue José Luis Daza. En su opinión, las palabras de Valdés tuvieron el tono y el fondo que el escenario actual requiere.

No tan entusiasta fue la reacción de Pablo González, gerente general de ILC, el holding de la CChC. “Lo más relevante fueron las señales sobre del cobre, que las dio a entender como algo más estructural. Del resto, no dijo mucho más”.

Andrés Santa Cruz, ex titular de la CPC, fue –para sorpresa de muchos– políticamente correcto: “Sin ninguna duda, es importante contar con un mensaje inclusivo, donde hay matices y opiniones, y lo importante es encontrar acuerdos y tratar de mantener políticas que interpreten el sentido mayoritario de la ciudadanía. El discurso es lo más importante. Estoy convencido de que Chile necesita reformas, pero tienen que ser buenas reformas”.

Jorge Award, quien hasta hace unos meses era el presidente de la Asociación de Bancos, fue crítico de sus pares y de la forma en que han enfrentado a este Gobierno y los cambios. “La elite ha perdido poder en Chile y eso es lo que está pasando. Y hay miedo a eso”, expresó.

Agregó que “al empresariado le falta diversidad y le falta acostumbramiento a que la sociedad ya no es vertical, sino que estamos en una sociedad horizontal y esa es la que me gusta. Y lo seguiré diciendo, porque no le hace bien a Chile”, sentenció.

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