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El comercio global pierde bríos y pone en duda la fuerza de la globalización

El comercio global pierde bríos y pone en duda la fuerza de la globalización


La brusca caída del comercio mundial este año resalta un perturbador legado de la crisis financiera: el crecimiento de las exportaciones e importaciones de bienes está muy rezagado respecto del ritmo de otros ciclos de expansión, lo que amenaza tanto la productividad como los estándares de vida.

Por tercer año consecutivo, el ritmo de expansión del comercio global se ubicará por debajo del ya débil crecimiento de la economía en todo el mundo, según datos de la Organización Mundial del Comercio y proyecciones de destacados economistas. Antes del reciente bajón, el último año en el que el intercambio comercial creció menos que la economía mundial durante una expansión fue 1983.

“Hemos observado este estallido de la globalización y ahora estamos en un momento de consolidación, tal vez de repliegue”, dice Robert Koopman, economista jefe de la OMC. “Es como si la correa de distribución en el motor de la economía global tuviera un leve desperfecto o los cilindros no funcionaran como es debido”.

Después de un fuerte repunte en 2010, el crecimiento del comercio ha promediado alrededor de 3% al año, comparado con 6% al año entre 1983 y 2008, según la OMC.

Los economistas atribuyen la desaceleración a una variedad de factores, desde el alejamiento de China de ciertas clases de manufacturas hasta un descenso de la inversión internacional. También mencionan razones estrechamente ligadas al comercio, como la escasez de nuevos acuerdos relevantes de libre comercio, la imposición de barreras después de la crisis financiera de 2008 y la renuencia de algunas empresas a tercerizar la fabricación de productos y componentes lejos de sus países.

Pocos advierten signos de que el intercambio comercial retomará su antiguo ritmo, que antes de 2008 duplicaba la expansión de la economía mundial. En 2006, por ejemplo, el comercio global se expandió 8,5% y la economía global 4%. Se prevé que la OMC recorte su proyección de crecimiento del comercio en 2015 por segunda vez, luego de una repentina contracción en el primer semestre, el primer declive desde 2009.

Gran parte de la desaceleración del intercambio proviene del enfriamiento de los mercados emergentes, incluyendo China, comparado con su acelerada expansión en décadas anteriores. El giro ha llevado a los economistas a preguntarse si el prolongado auge de la globalización impulsada por el comercio ha llegado a su fin.

“Resulta bastante obvio que el apogeo comercial fue en 2007”, señala Scott Miller, experto comercial del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, con sede en Washington.

Los volúmenes del comercio internacional pueden repuntar un poco en el segundo semestre, pero crecerán en torno a 1% en 2015, proyecta Paul Veenendaal, economista de la Oficina de Análisis de Política Económica de Holanda (CPB, por sus siglas en holandés), que sigue de cerca la evolución del comercio mundial. La cifra está muy por debajo de la proyección del Fondo Monetario Internacional del PIB global de este año de 3,3%.

“Lo que observamos en el primer semestre del año es que la caída provino de un descenso notable en China”, dice Veenendaal. “Estimo que se volverá a recuperar este año, pero no estoy seguro”.

Durante los primeros siete meses del año, las exportaciones estadounidenses cayeron 5,6%, a US$895.700 millones. El valor de las exportaciones de Corea del Sur se desplomó 14,7% en agosto frente a igual lapso del año previo, el mayor descenso en seis años, conforme disminuyeron los envíos a China. A su vez, las importaciones chinas retrocedieron 13,8% interanual en dólares en agosto luego de un declive de 8,1% en julio.

En los años 80 y 90, la economía manufacturera de China empezó su veloz ascenso y el colapso de la Unión Soviética expandió el comercio en las nuevas economías de mercado. En 2001, China ingresó a la OMC reduciendo algunos aranceles y prometió cumplir las numerosas reglas comerciales. Otras economías emergentes también despegaron y muchas empresas trataron de aumentar sus márgenes de ganancias al tercerizar la producción a países con mano de obra más barata.

“Cuando empecé a trabajar en Caterpillar en 1975, nuestros principales mercados de exportación eran los países ricos, Canadá, Australia, Europa y los grandes productores de petróleo”, dice Bill Lane, director de asuntos gubernamentales globales de Caterpillar Inc. “En la actualidad, nuestros mayores clientes están en los países en desarrollo, América Latina, África, Medio Oriente y Asia”.

Durante la crisis financiera de 2008, el comercio colapsó ante el congelamiento del crédito y la contracción de las economías en todo el mundo. Posteriormente, pareció recuperarse, aunque nunca retomó el ritmo registrado antes de la crisis.

Parte de la razón es que las empresas se volvieron más renuentes a realizar grandes inversiones de capital en plantas, dicen los economistas. Otro factor ha sido la lenta recuperación de Europa, que ha mermado el intercambio comercial entre los 28 países que integran la Unión Europea, además de reducir la demanda de bienes chinos por parte de la UE, incluyendo maquinaria y electrónicos.

Desastres naturales como los tsunamis en Asia, las inundaciones en Tailandia y la reciente explosión en el puerto chino de Tianjin han llevado a las empresas a replantear los beneficios de una cadena de suministros que abarca todo el mundo. “La cadena global de valor se ha acortado un poco. Parte de la producción se ha repatriado, o al menos hay una reestructuración de las cadenas de valor para trasladar la producción por motivos de seguridad”, manifiesta Douglas Lippoldt, economista comercial sénior de HSBC Holdings PLC.

Otro viento en contra es la incapacidad de los gobiernos para sellar grandes pactos de libre comercio. La Ronda de Doha de la OMC se ha estancado, aunque el organismo, con sede en Ginebra, completó un acuerdo para eliminar impedimentos, lo que podría estimular el intercambio entre las economías en desarrollo. Los países que transan más de US$1 billón en bienes de alta tecnología acordaron eliminar los aranceles sobre estos productos, aunque el cronograma para hacerlo no está claro.

Las economías avanzadas, que dependen más de los servicios y las nuevas tecnologías que de las manufacturas tradicionales, podrían beneficiarse de la firma del Acuerdo Transpacífico de Asociación Económica, en el que participan Chile, México y Perú, dicen los economistas.

Los detractores de la globalización advierten que los auges del comercio pueden trasladar empleos y alterar culturas en todo el mundo. De todas formas, la mayoría de los expertos estima que el comercio es uno de los principales motores para elevar los estándares de vida puesto que los envíos internacionales amplían la cantidad de clientes para un determinado producto y mejoran la competencia y la especialización al recortar los precios para los consumidores.

Por ejemplo, los países asiáticos que han abierto sus fronteras han visto a millones de personas pasar de la pequeña agricultura a trabajos mejor remunerados en empresas exportadoras. Hoy, el flojo crecimiento del comercio podría frenar los esfuerzos para aliviar la pobreza, dicen los economistas.

En tiempos de crisis, los países han devaluado sus monedas para estimular las exportaciones y apuntalar el crecimiento, pero es improbable que las maniobras con el tipo de cambio eleven el comercio global y tal vez sean poco atractivas si se tiene en cuenta la presión internacional para no devaluar y sus limitados beneficios económicos.

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