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El “Knock Out” de la SVS contra Juan Bilbao La contundencia de la evidencia

El “Knock Out” de la SVS contra Juan Bilbao

Héctor Cárcamo
Por : Héctor Cárcamo Periodista El Mostrador Mercados
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Juan Cruz Domingo Bilbao Hormaeche, 56 años, estrella chilena en el Wall Street de los 90 en Nueva York. Ayer fue sancionado por el regulador chileno con US$ 3,2 millones por uso de información privilegiada en la compra de acciones de CFR. La cola del acuerdo con la SEC lo dejó en rojo y con su reputación dañada. Ahora en el mercado local se preguntan si las AFP, Moneda y Consorcio se atreverán a demandar civilmente a Bilbao por el perjuicio que les pudieron provocar las operaciones. Acá los argumentos y correos que usó la SVS para golpearlo con la mayor multa de su historia. Lea usted.


Dicen que Juan Bilbao en privado es arrogante. Le gusta mostrarse. Se siente inteligente. Nació en enero de 1959. Hijo de clase media alta educada, trepó como cohete en la meritocracia financiera internacional.

Tras coquetearle a la historia –luego de liderar entre 1997 y 1999 la venta de Consorcio desde Deutsche Bank (donde era alto ejecutivo desde que estaba en manos de Banker Trust) a Juan Hurtado Vicuña y Eduardo Fernández León–, Bilbao venía manejando junto a su amigo y socio, el supernumerario del Opus Dei, Patricio Parodi, el grupo Consorcio. Ese holding de negocios financieros es de los más agresivos inversionistas institucionales del mercado local, con una de las mayores exposiciones a renta variable entre las compañías de seguros de vida del mismo nombre.

Fue presidente de ese grupo hasta el 23 de diciembre de 2014. Ese día Bilbao dejó tras de sí la presidencia de Consorcio. Iba rumbo a Estados Unidos a poner una mejilla a la SEC, el regulador de valores de Wall Street. Hábilmente gestionado por el abogado, del estudio Claro y Cía., Cristóbal Eyzaguirre, hijo del emblemático abogado de Augusto Pinochet, José María Eyzaguirre, el caso por uso de información privilegiada terminó en un acuerdo en que el cazador de elefantes no reconocía el delito pero tampoco lo negaba.

Aunque la misma SEC lo obligó a pagar US$ 13,5 millones (incluye lo que ganó más una multa de montos similares) por la pasada magistral que hizo entre el 12 de marzo y el 7 de mayo de 2014, cuando compró US$ 14 millones en acciones (ADS) de CFR (ex Recalcine), siendo él director de la cadena de laboratorios de su amigo y compañero de cacerías Alejandro Weinstein Manieu.

El 10 de marzo de 2014 –dos días antes que acciones de CFR comenzaran a entrar al patrimonio de Bilbao– Weinstein informó en el directorio que la estadounidense Abbott había enviado una carta con una oferta por US$ 2.920 millones. Bilbao escuchaba la conversación vía telefónica.

Según la acusación original de la SEC, Bilbao habría ganado más de US$ 10,1 millones gracias a la información privada obtenida en las reuniones del directorio de la compañía.

Cabe recordar que el ex profesor de economía de la Universidad Católica fue el único rostro de Consorcio que no recibió multa por uso de información privilegiada –ratificada por la Suprema en 2005– por la compra de acciones del Banco de Chile mientras se negociaban las condiciones de una OPA del grupo Luksic para comprarle su participación a los socios del holding. Estos incluían a Juan Hurtado Vicuña, Eduardo Fernández León, José Antonio Garcés, Juan José Mc Auliffe, además de los socios de Penta, Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín, los conocidos formalizados por delitos tributarios ligados al financiamiento irregular de la política.

También estaba en ese grupo Patricio Parodi, su compañero del éxito en el mundo empresarial. Un completo reportaje de Qué Pasa, relata la vida profesional de Bilbao, y Parodi –gerente general de Consorcio– ocupa en ella un lugar especial.

El castigo de la SVS y la contundencia de la evidencia

Lo que la SEC no pudo probar por completo, el regulador chileno sí lo hizo.

Juan Bilbao, ex presidente de Consorcio, fue sancionado este miércoles por la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) por uso de información privilegiada.

La resolución de la entidad que dirige Carlos Pavez revela detalles desconocidos de la relación de Bilbao con Weinstein, incluyendo las declaraciones de su amigo; las del socio de IM Trust, Guillermo Tagle, y de Alberto y Agustín Eguiguren, director y fiscal de CFR, respectivamente; quienes con sus testimonios lo terminan condenando a pagar los US$S 3,2 millones que, anunció la autoridad, le cobrará a beneficio fiscal.

De esta manera la operación bursátil será una de las peores que Bilbao tuvo en su exitosa carrera. Terminará pagando un total de US$ 16,2 millones, casi el doble de lo que realmente ganó en la jugada considerando el promedio de ganancias que obtuvo el inversionista (según la SEC, fueron US$ 10,5 millones y de acuerdo a la SVS, fueron US$ 6.9 millones).

Famoso y millonario

Pero Juan es millonario, por lo que el monto no es muy relevante en relación con su patrimonio.

En un reportaje de este medio de diciembre de 2013, se relata parte de la historia que completa la de Qué Pasa. Cuando Bilbao era presidente de Banker Trust, y llevaba años consolidado como banquero en Wall Street, en 1997 el banco estadounidense vende el 50% de Consorcio a los que serían sus futuros socios Hurtado Vicuña y Fernández León en más de US$ 218 millones, cifra que fue considerada muy alta en el mercado en ese momento.

A fines de ese año, Bilbao dice en una entrevista que Banker Trust no seguirá vendiendo y que Consorcio vale US$ 500 millones. Pero en 1998 Deutsche va por todo y cede el 100% de Consorcio a cambio de solo US$ 150 millones. En los últimos meses de 1999, Bilbao acuerda –junto a Patricio Parodi– su llegada a la presidencia del grupo, incluyendo el ingreso de ambos en partes iguales al 5% de la propiedad.

En el piso de las estimaciones en el mercado calculan en US$ 20 millones lo que recibió tras su salida de Banker Trust. Se cree que su fortuna bordea los US$ 500 millones.

En Estados Unidos logró evitar la cárcel y luego esperaba superar la valla administrativa en Chile, con la SVS investigándolo por haber omitido al regulador que, cuando se hizo la OPA por CFR, tenía las acciones que había comprado entre marzo y mayo de 2014.

Pero cuando el 23 de octubre pasado firmó el acuerdo con la SEC, Bilbao y los hermanos Eyzaguirre sabían que la SVS los esperaba con una mala noticia.

Un mes después la entidad anunció la multa y, si las estadísticas no fallan, la Corte Suprema debería ratificar el criterio de la superintendencia, transformándolo en el último gran caso de uso de información privilegiada en Chile, después que en 2008 la SVS aplicara a Vicente Aresti –dueño de arroz Tucapel– una multa cercana a la mitad de lo que recibirá Bilbao, por uso de información privilegiada en la compra de acciones previo a que se conociera el acuerdo de fusión entre D&S y Falabella, que finalmente naufragó.

Asesor, beneficiario, pero no dueño

En sus descargos Bilbao despliega una interesante tesis para intentar justificar su actuación. Trata con dureza a la SVS por presuponer que su amigo Weinstein le reveló privadamente que sabía de la oferta sobre Abbott antes del 10 de marzo de 2014.

Tiene una particular –y leguleya– explicación para desvincularse de Somerton, la sociedad que tenía en las Islas Vírgenes, que fue con la que adquirió las acciones de CFR. Quien le compró las acciones fue Tomás Hurtado Roarke, el gerente de inversiones de las compañías de seguro de vida de Consorcio y quien gestionaba sus inversiones personales, al igual como Juan y Pedro Hurtado Vicuña (no hay relación familiar), quienes “también le pedían ayuda a Tomas para sus inversiones personales”, según relató Parodi ante la SVS cuando fue a declarar el 26 de enero del año en curso.

Según dijo Bilbao a la SVS, Hurtado tenía autonomía para realizar las inversiones. Y él dice no ser el controlador de The DBT Trust, que es administrado por Amicorp Swiss Trustees Gmbh. Él solo es beneficiario –junto a sus hijos– del patrimonio que administra Amicorp. Eso sí, también detenta el rol de asesor financiero. De ahí la explicación para los correos que le enviaba Hurtado entre mayo y septiembre de 2014 informándole la evolución de sus inversiones, incluyendo, por cierto, las compras de ADS de CFR entre marzo y mayo de ese año y el cierre de la venta en septiembre, luego de que en agosto Abbott concretara la OPA sobre la cadena de laboratorios. Hurtado Rourke era, además de ejecutivo de Consorcio, representante legal y agente de cuenta de Somerton.

Los antecedentes de la SEC

La SVS recibe antecedentes claves de la investigación de la SEC. En mayo de 2014, Hurtado le envía un documento Excel adjunto con la lista de compras de acciones por las que había presionado incansablemente entre marzo y mayo de ese año al ejecutivo de BTG US, Hugo Rubio, y a otros de Compass, para comprar acciones de CFR, mientras en paralelo hacía correr a operadores de Morgan Stanley para que le dieran liquidez y vendía bonos  y otras inversiones de Somerton en el mercado de valores neoyorkino. Era para hacer caja. En la tesis de Bilbao, esa información le llegaba porque era asesor financiero, pero él no dirigía el día a día, dice en su defensa.

Con esa explicación intenta justificar los correos que Hurtado le envía el 10 de marzo, 25 de marzo, 6 de mayo, 10 de mayo, 24 de julio, 13 de agosto y 24 de septiembre, todos de 2014, donde adjunta la referida planilla.

En dichas planillas, y según el mes, aparecían hojas denominadas Consolidado, Maitenhuapi, BT, UBS y Somerton. En las últimas cuatro detallaba las carteras de inversiones.

Aunque el 10 de marzo, en un correo en que Hurtado le presenta las carteras no aparece CFR en Somerton (comienza a comprar dos días después), desde el correo del 25 de marzo de 2015, dicha planilla comienza a presentar las posiciones de Bilbao en CFR. Así, ya el 25 de marzo, aparecen 392 mil ADS de la farmacéutica de la que Bilbao era director.

Desde el 19 de mayo de 2014, cuando ya se había anunciado la oferta de Abbott y la acción se había disparado, Hurtado le informa del resultado de sus inversiones a Bilbao, incluyendo la proyectada pasada en CFR, cartera que aparece desde ese momento en los informes del referido Hurtado. Su proyección es idéntica a la ganancia que luego obtendría Bilbao con la OPA de agosto de ese año, según la SEC.

Le indica en el gráfico que las ADS comparadas se valorizan en US$ 14,35 millones al momento de adquirirlas (marzo a mayo) y que, según el precio de mercado (similar al de la OPA), suben a US$ 24,5 millones, generando un margen de US$ 10,15 millones.

Aunque Bilbao desconoce completamente su rol en Somerton, la SVS dispone información desconocida que evidencia su vínculo con la gestión de Hurtado en los recursos de dicha sociedad. Bilbao le dice el 25 de septiembre, cerca de las 23 horas, terminada ya la OPA, que “por favor confírmame si está listo el tema de CFR”, aludiendo a los recursos que recibió de la mencionada OPA.

Hurtado responde temprano al día siguiente: “Sí, hablé ayer temprano con el fiscal de CFR, Agustín Eguiguren, está todo listo. También hablé con Ricardo Ruiz. Vamos a tener que ver cómo seguimos para adelante. Hay que ver qué hacemos con la caja y ver si quieres vender Inretail”.

Nada de esto conmueve al ex timonel de Consorcio. Su defensa insistió en que no era controlador de Somerton, por ende, no era quien compró las acciones y, por eso, dice que no podía saber que Hurtado compraría dichos papeles. Tampoco podía detener las compras de Hurtado, pues como no es el dueño de las acciones (es beneficiario y no controlador, tienen una relación “obligacional no propietaria») no dabas esas órdenes.

Era la segunda parte de la estrategia de los Eyzaguirre, que habiendo zafado de la condena por información privilegiada en Estados Unidos, apuntaban a defender el principio de non bis in ídem, de que habiendo sido sancionados ya en Wall Street por los mismos hechos, no podría ser encausado administrativamente en Chile.

Pero su suerte estaba sellada. Aunque la SVS pareció sorprendida cuando la SEC anunció la demanda contra Bilbao en diciembre de 2014, lo cierto es que la autoridad local aprovechó la información desde Estados Unidos. Y en junio de 2015 reformuló a Bilbao, acusándolo no solo de ocultar información sobre los papeles que tenía de CFR a mayo de 2015, cuando le consultó el fiscal de CFR en septiembre del mismo año, sino directamente por uso de información privilegiada. Descartada la sanción por información privilegiada en Estados Unidos, la SVS decidió enfrentar el debate judicial que seguramente se dará en los próximos meses, pero, al mismo tiempo, dar una nueva señal de autoridad multando y mancillando duramente la imagen de un Bilbao desprovisto ya del glamour de antaño.

La SEC entrega a la SVS información clave. Una serie relevante de ella muestra las comunicaciones entre Hurtado y los ejecutivos de BTG US, Compass LLC y Morgan Stanley cuando el hombre de Bilbao buscaba desesperadamente acciones  de CFR.

Si consigues 5 palos dale!!!

Los correos de BTG, Compas y Hurtado en marzo de 2014 revelan no solo el apuro del agente de cuenta de Somerton y al mismo tiempo gerente de inversiones de las compañías de seguro de vida más activas en acciones en Chile y que presidía Bilbao.

Un hombre clave es Hugo Rubio, quien en ese momento era director de equity trading de BTG Pactual US Capital LLC. Este fue el hombre que consiguió los papeles para Bilbao. Rubio declara ante la SVS el 21 de enero de 2015.

El primer correo es del 7 de marzo de 2014, dos días antes de que Abbott enviara la oferta vinculante a CFR y tres días antes del directorio en que formalmente Bilbao se entera de la noticia.

Hurtado contesta un correo de Rubio del día anterior, donde el ejecutivo de BTG le informa que tiene “noticias buenas y malas”. Las buenas, dice el correo, es que “mi vendedor grande de CFR sí le quedan acciones para vender”. Las malas son que “desafortunadamente no le queda todas las tuyas”. Y agrega Rubio: «A este cliente le quedan como 11 millones de acciones y las vendería todas si hacemos un bloque más grande para ti. Estamos buscando si nos vende alguien más para poder todo”.

La respuesta de Hurtado es directa. “(…) Si consigues 5 palos dale!!!”.

El lunes 17 de marzo de ese año, en tanto, Rubio lo mantiene al tanto con un correo cuyo asunto dice “CFR, ahí sigo tratando” y en cuyo contenido indica: “(…) Te voy a seguir buscando más CFR… ahí te cuento si nos sale algo”. De vuelta, Hurtado deja claro su apuro: “OK, me interesa mucho, ojalá hagamos algo hoy”.

Más tarde, ese mismo día, el ejecutivo de Compass, José García, le escribe a Hurtado para confirmar si compró 19.817 ADS de CFR y agregando una consulta llamativa: “Quería confirmar contigo la operación y también si son para Somerton”, a lo que Hurtado responde: «Sí, está bien, son para Somerton”. Más temprano, en otro correo de Hurtado a Rubio, aludiendo a otro tema en el asunto, aprovecha, además de darle el OK, de recordarle: “Y compra CFR”.

Luego el 20 de marzo, Hurtado sigue con la premura. Rubio le indica que: “En CFR he podido conseguir unas, llevo poco menos de 12K (mil) ADR, pero ahí seguimos”. Hurtado responde: “Métele hoy a CFR ojalá un bloque porque me voy la otra semana fuera de Chile”. Ese día, además, BTG US había comprado 1,1 millón de acciones de CFR (11.617 ADS) poco antes del correo de Hurtado referido. El mismo Hurtado, cinco minutos después de dicho email, escribe textual a ejecutivos de Morgan Stanley: «Necesito saber lo antes posible cual es el buying power de Somerton, y saber si ya hicieron todas las transacciones settlement”. El asunto es “Somerton”.

El 21 de marzo, Rubio le informa a Hurtado que CFR “está en 115 bid” y le consulta si compra. “Vamos métele”, responde Hurtado. Ese día más tarde Rubio informa una venta de papeles de otra firma, a lo cual Hurtado responde “OK” y agrega nuevamente aludiendo a CFR: “Y CFR cuantas llevas?” (textual).

La lista de correos continúa y confirma gestiones de Compass para vender bonos donde está invertido Somerton y en que Hurtado le indica que en paralelo Rubio está adquiriendo ADS de CFR.

De hecho, el 6 de mayo, un día antes de la última compra que hace Somerton, Hurtado le pide a Rubio comprar 40 mil ADS más, evidenciando la urgencia: “Pero hoy necesito tenerlas please”.

La “desprolijidad” de Weinstein y CFR

Bilbao cuestiona que la SVS tenga facultades para reformular, como lo hizo la SVS el 1 de junio pasado. Asegura Bilbao que dicha reformulación no contiene datos desconocidos por la SVS, pues solo son hechos reservados y antecedentes entregados por CFR que la autoridad ya tenía en su poder y debió incluirlos en los cargos originales.

Denuncia además que la SVS interrogó a Agustín y Aberto Eguiguren, a Guillermo Tagle y Alejandro Weinstein “deliberadamente a espaldas de esta defensa, a pesar de que dichas declaraciones son la base de la reformulación”. Consecuencia de eso, apunta Bilbao, no tuvo la posibilidad de contrainterrogarlos. Añade que esto es grave, pues dos de ellos eran testigos que ellos propusieron, los que no declararon en la fecha fijada y en circunstancias de que la SVS se negó a reiterar la citación, tomando declaración a sus espaldas.

En la resolución la SVS refuta a Bilbao, recordando que tras la reformulación de cargos de junio pasado su defensa no solicitó citar a tales personas a declarar en el periodo de prueba adicional que se abrió. Para confrontarlo con sus dichos, “lo que da cuenta que su participación en dichas declaraciones, a juicio de propio Sr. Bilbao, no era relevante y menos necesaria”.

Con todo, Bilbao concluye que esta situación evidencia que “el regulador desplegó una estrategia procesal cuyo objeto fue impedir que los testigos de la SVS puedan ser interrogados”.

En particular alude a Tagle, el presidente de Icare que ayer recibió a Bachelet en Casa Piedra, cuya declaración del 25 de abril pasado, dice Bilbao, devino en un relato de los elementos que se presentaron como base de la reformulación y que, por la forma en que se practicó el interrogatorio, se revelan infracciones al principio de imparcialidad y al debido proceso. Incluso afirma que la SVS “indujo” las respuestas de Tagle.

También cuestiona que la SVS asumió como verdadera, pero sin fundamento, la parte de la información “contradictoria” que entregó CFR. “… Se asume como veraz la información tardía acerca de la extensión hasta el 9 de marzo de la reserva de la información sobre las operaciones de México y Tailandia en circunstancias que sobre este punto CFR sólo entregó información contradictoria”. Y que la consideró como verdadera “por resultarle funcional a los cargos formulados a Bilbao”.

En este sentido, afirma que, en el oficio de reformulación de los cargos de junio pasado, la SVS alude los hechos reservados en forma parcial, “omitiendo aquella parte en que queda de manifestó que el Sr. Bilbao no tenía conocimiento de la información de México y Tailandia”.

Dice que Bilbao no supo del envío de hechos reservados en el directorio del 9 de enero de 2014 sobre ambos potenciales negocios –pues no participó en dicha sesión–, ni de la existencia de período de bloqueos aplicables a directores y ejecutivos de CFR en razón de las operaciones en ambos países. Agrega que tampoco se enteró de dichas comunicaciones reservadas en el directorio del 28 de enero de ese año. En este sentido, dice que la lectura del acta del 9 de enero que se hizo el 28 de ese mes alude a un “texto escaso de contenido relativo a las operaciones reservadas”. Suma a esto, que tampoco se enteró de dichos negocios el 26 de febrero, pues no participó.

En su defensa, Bilbao poco a poco va transformando su desconocimiento de numerosas informaciones que se conocieron en los directorios de CFR, según los propios directivos interrogados, en una crítica durísima a la compañía de su amigo de caza.

Eso sí, reconoce que el 5 de marzo, Nicolás Weinstein hizo una presentación sobre la operación mexicana y luego se la envió a Bilbao. Pero reclama que en dicha presentación “no se refirió a la operación tailandesa”. En tanto, sobre la mexicana, indicó que en la presentación no se aludió al hecho reservado que enviaron en enero de 2014, sino más bien “al proceso de due dilligence relativo a dicha operación”, pero precisando que esa presentación “no contenía información que permitiera calificarla como privilegiada”. Más adelante, califica esa información como “general y superficial”.

Con esos argumentos, el ex presidente de Consorcio sostiene que a él “no se le comunicó el carácter reservado de las operaciones”.

Bilbao refuta, además, las declaraciones de Eguiguren, Weinstein y Tagle, las que él interpreta como que los periodos de bloqueo (lapsos en que no se puede comprar o vender acciones) se informaban verbalmente y no por escrito. Concluye que la posición de la SVS en este punto “se contradice frontalmente con el manual de CFR”.

Luego desconoce (“no recuerda”) haber recibido un correo de Agustín Eguiguren del 5 de marzo de 2014, en el que le habría informado del periodo de bloqueo entre el 6 y 13 de marzo de 2014. Aun más, dice que, si fuera efectivo, “el tenor de lo informado no permite dilucidar que el hecho reservado vigente hacía referencia directa a los hechos relativos a las operaciones cuestionadas”.

Sí reconoce que el acta del 5 de marzo demuestra que se hizo una “detallada presentación sobre un proyecto específico en México”, aunque advierte que “se haya dado a dicha información el tratamiento de información reservada, y tampoco quedó constancia de haber sido la operación tailandesa”. Más aun, asegura que dichos potenciales negocios no eran relevantes, tanto que terminaron no concretándose.

Por si fuera poco, advierte que aun si fuera información reservada y la hubiera conocido, no es lo mismo que información privilegiada.

Luego ataca al desorden interno que, según señaló, parecía acostumbrado en CFR. Primero dice que solo el 9 de enero de 2014 se acordó enviar hecho reservado a la SVS, pero que en las siguiente sesiones (28 de enero, 26 de febrero y 5 de marzo) no se verificó una actuación similar del directorio, aun cuando en la última reunión se informó de la empresa mexicana que pretendía comprar.

Habla de desprolijidad de CFR respecto del manejo de información sensible para la empresa, “por lo que no es de extrañar que este tipo de materias no haya sido regularmente informado a los directores que hubieran excusado su inasistencia a las sesiones en que se trataron”.

Incluso alude a un correo de Eguiguren del 30 de enero de 2014 y luego reclama “qué grado de exigibilidad se le puede otorgar a un director respecto de la certeza de una operación frente a un escenario en donde la compañía misma no tiene claridad sobre el sentido y alcance de la información que califica como reservada”.

Cuestiona el rol de Weinsten, asegurando que como gerente general debería tener copia de la adopción del acuerdo de hecho reservado, lo que habría sido confirmado en el procedimiento.

Luego de enumerar una serie de críticas a la labor de los Eguiguren y el gerente general, termina afirmando que el tratamiento de la información potencialmente sensible por parte de CFR “podría calificarse de caótico”.

La SVS enfrenta con dureza a la defensa de Bilbao. Enumera su extensa carrera empresarial y académica y advierte que su trayectoria “sólo permite concluir que este tiene un conocimiento acabado de mercado de valores, tanto nacional como internacional y del funcionamiento de los gobiernos corporativos”.

“(…) El Sr. Bilbao no podía menos que informarse y conocer el estado y marcha de la compañía en que detentaba el cargo de director, y pretender lo contrario sólo llevaría a establecer un comportamiento de su parte alejado de las normas y estándares que al efecto establece la normativa vigente. De esta forma, cualquier alegación de su parte en tal sentido, no sería más que una manifestación de la intención de valerse de su propio dolo, lo cual es jurídicamente inaceptable del todo”, sanciona la superintendencia.

El “fuego amigo”

Bilbao fue acusado por la SEC el 23 de diciembre de 2014. Tres días antes estuvo en el cumpleaños del hijo homónimo de su amigo. Bilbao ya sabía que lo demandarían. El hecho tomó por sorpresa a Weinstein Manieu. Al menos así lo comentó privadamente desde que se anunció el caso. Y esa sorpresa se notó en su declaración telefónica ante la SVS cuando se le preguntó desde cuándo conocía al entonces presidente de Consorcio y cuál era su relación. “Lo conozco de la universidad y tuve una relación personal y laboral con él”, respondió Weinstein, agregando que el vínculo entre ambos en los últimos años estaba reducido a los directorios de CFR. Y los viajes una vez al año a cazar jirafas, elefantes. El último: en julio de 2014, recuerda Weinstein, un mes antes que concluyera la OPA que engrosó los bolsillos por poco más de un año de Bilbao.

Pese a los viajes de caza conjuntos, el ex controlador de CFR indicó que habló con Bilbao solo en los directorios de CFR en enero, febrero y marzo de 2014. “Que recuerde, ah”. Pese a la cercanía con Bilbao, Weinstein no recordaba el canal de contacto. “Mire, no recuerdo específicamente, normalmente me llaman a través de mi secretaria”.

La SVS le pregunta directamente a Weinstein si le comentó en febrero de 2014 sobre el interés de Abbott, con el cual Alejandro y Nicolás Weinstein, los Eguiguren, venían en tratativas desde enero de ese año. “No lo hice”, fue la respuesta tajante de Weinstein.

Pero la SVS parece no creerle. Para dicha tesis, se apoyó en correos electrónicos del 5 de febrero de 2014, donde ambos millonarios son copiados y que aluden a la organización, justamente, del viaje a Zimbawe que Weinstein reveló que tuvieron en julio de 2014.

Para el anecdotario, las gestiones de Carolina, la secretaria de Francisco, uno de los integrantes del viaje –presumiblemente Pérez Mackena, gerente de Quiñenco y amigo de ambos–. La secretaria le pregunta a su jefe qué harán si viaja junto a Weinstein, quien solo se sienta en un puesto junto a la ventana. “Pongámonos juntos y yo la cedo”, responde el misterioso Francisco.

Las conversaciones siguen el 23 de abril de 2014. Mientras Hurtado Rourke corría por papeles de CFR, Bilbao explicaba a “Francisco” y Weinstein las características del avión que los llevaría al safari. «El pilatus es un muy buen avión y debería ser nuevo. Lo hacen los suizos, es un mono motor de basta capacidad, rápido y de muy buena performances. Es hélice propulsada por turbina y entra en cualquier pista. Lo promocionan mucho en las revistas de cacería para los safaris” (sic).

El link entre Bilbao y Weinstein lo cierra la SVS con el hecho de que el ex presidente de Consorcio entró a la mesa de CFR con los votos de su amigo Alejandro. Bilbao ya había ganado dinero con el laboratorio. El 5 de mayo de 2011 se hizo la apertura en Bolsa de CFR, la más grande en la historia y que recaudó US$ 373 millones. Bilbao, director de CFR ya entonces, compró acciones en la operación que hasta ahora nunca fue cuestionada por la SVS y donde el prorrateo y el precio de la colocación causaron extrañeza en el mercado. Un año y medio después Bilbao vendió parte de esas acciones a un precio 35% superior al de la colocación y ganó $ 817 millones.

Las compañías de seguro de Consorcio también entraron, al igual que el fondo Moneda Asset Management, que preside Pablo Echeverría y donde hasta junio de este año Consorcio mantenía el 16% de la propiedad.

Las AFP Cuprum, Habitat y Provida, que apenas obtuvieron el 0,9% de la firma en la apertura, mantuvieron su participación y, hasta febrero de 2014, esta estaba valorada en US$ 15 millones. Fueron las principales vendedoras de papeles en los días que Hurtado Rourke apuraba por obtener ADS en Estados Unidos o arbitrados desde Chile, quedándose con el 0,7%.  Moneda también vendió 2 millones de acciones en abril de 2014.

En el mercado local se preguntan si las AFP, Moneda y Consorcio se atreverán a demandar civilmente a Bilbao por el perjuicio que les pudieron provocar las operaciones.

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