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Victoria de Macri pone fin a era dorada del populismo económico en la región Análisis de Bloomberg

Victoria de Macri pone fin a era dorada del populismo económico en la región

Este año, Argentina registrará su mayor déficit fiscal en casi tres décadas, en tanto el de Brasil se ampliará hasta un récord. Venezuela ni siquiera declara su resultado fiscal en momentos en que su economía se hunde en el caos. Los líderes izquierdistas de toda la región están perdiendo apoyo en tanto se acaba el dinero para sus generosos planes sociales junto con el fin del auge de las materias primas, dijo Riordan Roett, director de Estudios Latinoamericanos en la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados de la Universidad Johns Hopkins


El presidente electo, Mauricio Macri, está prometiendo dar vuelta la política económica y exterior de Argentina, introduciendo medidas favorables al mercado y al libre comercio –un paso más hacia el fin del populismo económico que ha dominado gran parte de Sudamérica durante una década–.

Macri, un rico empresario de 56 años, ha dicho que abandonará los controles cambiarios, recortará los subsidios, entablará vínculos más estrechos con las economías abiertas de la Alianza del Pacífico, y tratará de expulsar a la socialista Venezuela del bloque comercial regional Mercosur, transcurridos apenas tres años desde su ingreso.

Los líderes izquierdistas de toda la región están perdiendo apoyo en tanto se acaba el dinero para sus generosos planes sociales junto con el fin del auge de las materias primas, dijo Riordan Roett, director de Estudios Latinoamericanos en la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados de la Universidad Johns Hopkins en Washington. Hugo Chávez de Venezuela y Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil ya no sobresalen en el continente, postulando una nueva forma de socialismo para el siglo XXI y provocando a los Estados Unidos.

“La izquierda populista está saliendo por la puerta”, dijo Roett por teléfono. “Todos disfrutaron de este auge de las materias primas que comenzó a comienzos de los años 2000, lo malgastaron y no lo invirtieron. Ahora no hay dinero”.

Este año, Argentina registrará su mayor déficit fiscal en casi tres décadas, en tanto el de Brasil se ampliará hasta un récord. Venezuela ni siquiera declara su resultado fiscal en momentos que su economía se hunde en el caos.

Buena noticia

El vuelco hacia políticas más ortodoxas es una buena noticia para la actividad empresarial, dijo Michael Shifter, responsable del Diálogo Interamericano en Washington.

Macri habló por teléfono con el presidente Barack Obama el miércoles para referirse al comercio y al sector energético, acordando fortalecer los vínculos de inversión con el Reino Unido en otra llamada con el primer ministro, David Cameron. La actual presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, tenía malas relaciones con los Estados Unidos y peores aún con el Reino Unido.

Macri también ha dicho que impulsará al Mercosur a entablar conversaciones con la Unión Europea.

En Brasil, el cambio en la política significa que el gobierno está recurriendo a inversores privados y extranjeros para poder financiar proyectos de infraestructura. En un esfuerzo por apuntalar las cuentas públicas, el gobierno vendió la semana pasada los derechos para operar 29 plantas de energía hidráulica, recaudando 17.000 millones de reales (US$4.400 millones) de oferentes entre los que se cuenta Three Gorges Corp. de China.

Hasta Evo Morales en Bolivia, que confiscó yacimientos de gas a extranjeros en 2006 y mantuvo su retórica anticapitalista después de obtener un tercer mandato el año pasado, ha mostrado signos de dar acogida al capital privado. En octubre, cortejó a inversores en Nueva York para atraer inversión en hidrocarburos y minería.

De todos modos, no hay que esperar una vuelta al tipo de liberalismo económico que adoptó la región durante el llamado Consenso de Washington en los años 1980 y 1990, cuando se bajaron los aranceles de importación, se liquidaron activos estatales y se desregularon las industrias, dijo Shifter.

“Los nuevos líderes que ingresan, como Macri, no pueden permitirse políticamente volver a las fórmulas puras de mercado de hace un par de decenios y rechazar los avances que se han realizado en política social”, dijo Shifter. “Tendrán que aceptarlos porque la gente espera que continúen –de lo contrario podría darse una reacción adversa”.

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