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Inversor brasileño quiere que rugby aproveche bajón del fútbol

Inversor brasileño quiere que rugby aproveche bajón del fútbol

El fútbol nacional viene dándoles motivos para buscar otra cosa a los hinchas intranquilos. Un declive que comenzó con una derrota por 7 a 1 en la semifinal del Mundial de Brasil 2014 prosiguió con un par de empates sin goles en los dos primeros partidos olímpicos de Brasil. En el encuentro con Irak, jugado el domingo, los hinchas abuchearon ruidosamente a los brasileños. Con un partido por disputarse, el equipo enfrenta una posibilidad muy real de quedar eliminado de los Juegos.


Eduardo Mufarej tiene una alternativa para los brasileños futboleros hartos de desempeños deslucidos, escándalos políticos y que Neymar casi no llegue a los partidos.

El titán del capital privado radicado en São Paulo preside Rugby Brasil, que anduvo pregonando el deporte con bombos y platillos en los preparativos para los Juegos Olímpicos. Como el deporte —pronunciado “jagbi” en portugués— regresó a las Olimpiadas por primera vez en 92 años, Mufarej dice que tiene la posibilidad de atraer seguidores.

El fútbol nacional viene dándoles motivos para buscar otra cosa a los hinchas intranquilos. Un declive que comenzó con una derrota por 7 a 1 en la semifinal del Mundial de Brasil 2014 prosiguió con un par de empates sin goles en los dos primeros partidos olímpicos de Brasil. En el encuentro con Irak, jugado el domingo, los hinchas abuchearon ruidosamente a los brasileños. Con un partido por disputarse, el equipo enfrenta una posibilidad muy real de quedar eliminado de los Juegos.

Además del desempeño decepcionante, la federación nacional de fútbol está asolada por décadas de mala conducta. Sus últimos tres presidentes fueron acusados de corrupción por el Departamento de Justicia de Estados Unidos.

“La gente en este país está buscando alternativas”, dijo Mufarej en entrevista desde Río. “Los fans quieren sentirse conectados a un deporte que refleje los valores y la ética que admiran”.

Público

Unos 7 millones de televidentes sintonizaron el rugby cuando RedeTV transmitió el primer juego por televisión abierta en abril, una derrota contra Uruguay por 36 a 14. Unos 15.000 simpatizantes fueron a ver los partidos del equipo en São Paulo. Ambos resultados estuvieron “muy por encima de nuestras expectativas”, dijo Mufarej, que anteriormente fue socio administrativo de Tarpon Investimentos SA y actualmente es el máximo responsable de Somos Educação SA, una proveedora de servicios educativos.

Banco Bradesco y Heineken firmaron para auspiciar a Rugby Brasil, pero el deporte tiene mucho camino por andar. El presupuesto anual de la unión de rugby es de solo 18 millones de reales (US$5,7 millones), 25 veces menos que su equivalente futbolístico, y el fútbol sigue dominando los ratings, con cerca de dos tercios de la programación televisiva deportiva en Brasil en 2011, según estudios de Deloitte LLP.

Alto perfil

Los Juegos Olímpicos son un momento de alto perfil. Como país anfitrión, Brasil ingresa automáticamente al grupo de 12 equipos. El martes, la selección masculina perdió con Fiyi y Estados Unidos y el miércoles, con Argentina. La selección femenina terminó el martes en el noveno puesto.

Mufarej cree que se tarda poco en llegar al éxito. Los hábitos de los espectadores brasileños —más allá del fútbol— suelen estar determinados por la capacidad de producir atletas de primer nivel. El interés por el tenis, por ejemplo, se disparó cuando Gustavo Kuerten llegó a estar entre los mejores del mundo en las últimas dos décadas. En el caso más reciente, el éxito de varios luchadores brasileños de artes marciales mixtas provocó un boom en el público de la UFC.

Para que el rugby levante vuelo, dijo Mufarej, Brasil no necesita ganar el oro en las Olimpiadas, pero sí clasificarse por lo menos en uno de los próximos dos Mundiales: “2023 es una obligación”.

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