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Élites políticas y económicas se dan cita en reunión anual del FMI ante una crisis existencial de la globalización y cuestionamientos al capitalismo Rodrigo Vergara y Rodrigo Valdés encabezan delegación chilena

Élites políticas y económicas se dan cita en reunión anual del FMI ante una crisis existencial de la globalización y cuestionamientos al capitalismo

Desde la votación del Reino Unido a favor de una salida de la Unión Europea a la propuesta de Donald Trump de “Estados Unidos primero”, cada vez hay más presión para dar marcha atrás a una integración económica que ha sido el sello distintivo de las reuniones del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial durante más de 70 años.


Las élites políticas se dan encuentro en Washington esta semana para celebrar reuniones que encarnan una fe en el fenómeno de la globalización contraria a la creciente reacción ante las desigualdades que crea.

Desde la votación del Reino Unido a favor de una salida de la Unión Europea a la propuesta de Donald Trump de “Estados Unidos primero”, cada vez hay más presión para dar marcha atrás a una integración económica que ha sido el sello distintivo de las reuniones del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial durante más de 70 años.

Alimentado por el estancamiento de los sueldos y la reducción de la seguridad laboral, el auge populista amenaza con deprimir una economía mundial que, según la directora del Fondo Monetario Internacional Christine Lagarde, ya es “débil y frágil”.

El apoyo a una menor integración y a más barreras comerciales también presenta riesgos para los mercados financieros, que siguen siendo susceptibles a las bruscas oscilaciones de la confianza de los inversores, como ha quedado de manifiesto con el reciente nerviosismo sobre la salud financiera de Deutsche Bank en Fráncfort.

“La reacción en contra de la globalización se manifiesta en una intensificación de los sentimientos nacionalistas, en contra del exterior y a favor de un mayor aislamiento”, dijo Louis Kuijs, director de Oxford Economics para economía de Asia en Hong Kong y antiguo miembro del FMI. “Si perdemos el consenso de qué tipo de mundo queremos, probablemente el mundo saldrá perdiendo”.

La semana pasada Lagarde dijo a los responsables políticos que asisten a la cumbre anual del FMI y del Banco Mundial entre el 7 y el 9 de octubre que tienen dos tareas principales. En primer lugar, no perjudicar, esto significa por encima de todo resistir la tentación de implementar barreras proteccionistas al comercio. En segundo lugar, tomar medidas para impulsar el débil crecimiento mundial y hacerlo más inclusivo.

Barreras al comercio

Puede que lograr incluso estos dos modestos objetivos resulte difícil. El libre comercio se ha convertido en veneno electoral en la campaña presidencial de Estados Unidos. La candidata presidencial del Partido Demócrata, Hillary Clinton, ahora critica un acuerdo de comercio con los países de la zona del Pacífico que aún no ha sido ratificado en Estados Unidos y que ella misma había alabado cuando se estaba negociando. Por su parte, Trump, su contendiente republicano, ha atacado a México y a China y amenaza con imponer importantes aranceles a las importaciones de ambos países.

Aún conmocionados por la votación del Reino Unido en junio a favor de abandonar la UE, los líderes europeos saben que puede que esto sea sólo el comienzo de una convulsión política que ponga en peligro las viejas certidumbres del continente. El próximo año se celebrarán elecciones en Alemania y Francia, las dos economías más grandes de la zona euro, y en Holanda. En los tres países las fuerzas anti-establishment están ganando terreno.

Ante el creciente resentimiento hacia la Unión Europea desde Budapest a Madrid, los políticos señalan el creciente auge populista como la mayor amenaza al bloque desde su creación a partir de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial.

Pérdida de apoyo

John Williamson, que formuló el paquete de recomendaciones políticas conocido como Consenso de Washington sobre libre comercio y desregulación -y el cual contiene a todos los efectos los principios rectores del FMI y el Banco Mundial desde hace décadas- dijo que la crisis financiera de 2008-2009 provocó una pérdida de apoyo a la integración económica.

“Había un acuerdo sobre la globalización antes de la crisis y eso es algo que se ha perdido desde la crisis financiera”, manifestó Williamson, que fue miembro sénior del Peterson Institute for International Economics y en la actualidad está jubilado.

La débil recuperación mundial ha agravado la creciente oposición a la integración económica. En 2015 la economía mundial registró el menor crecimiento en seis años, con una expansión del 3,1 por ciento, según cálculos del FMI.

“Quizás el hecho macroeconómico más impactante sobre las economías avanzadas de hoy en día es la debilidad de la demanda frente a unos tipos de interés cero”, dijo el ex economista del FMI, Olivier Blanchard, en un informe sobre políticas para el Peterson Institute la semana pasada.

“Yo comparo la economía mundial con algo parecido a un coche sin conductor que está atascado en el carril lento”, dijo David Stockton, antiguo miembro de la Reserva Federal y en la actualidad economista jefe de la consultora LH Meyer Inc. “Todos sienten que los están llevando de paseo pero están bastante nerviosos porque no ven nadie al volante”.

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