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La globalización parece haber dado marcha atrás Columnista Noah Smith

La globalización parece haber dado marcha atrás

El gran auge globalizador que caracterizó el final del siglo XX y el principio del siglo XXI ha terminado y podría estar comenzando a dar marcha atrás. La histeria sobre la globalización llega unos 10 años tarde. ¿Y por qué está ocurriendo? La recesión es parte de la respuesta. Un crecimiento más lento, especialmente en las economías desarrolladas, implica una disminución del comercio, lo que conlleva menos finanzas internacionales. También reduce el incentivo para que los inmigrantes se trasladen por razones económicas. China, el gran motor del crecimiento mundial y de la inversión internacional, también se ha desacelerado.


Muchos países occidentales están viviendo una reacción contra la globalización. Aunque los estadounidenses aún dicen cosas positivas sobre el comercio internacional y la inmigración, candidatos políticos como Donald Trump y Bernie Sanders han ganado apoyo por oponerse a ese proceso en una medida que habría sido impensable hace 10 años. Mientras tanto, acuerdos comerciales como el Acuerdo de Asociación Transpacífico, relativamente inocuo, de pronto están en peligro. El divorcio del Reino Unido de la Unión Europea también se interpreta de forma general como un rechazo a la globalización.

Pero es posible que los guerreros que luchan contra la globalización de hoy estén librando una batalla del ayer. En muchos aspectos, la globalización está en pleno retroceso desde la crisis de 2008.

En primer lugar está el comercio. Durante muchas décadas hasta 2008 el volumen del comercio mundial crecía a un ritmo saludable. La crisis y la recesión frenaron el crecimiento comercial, y éste no se ha recuperado aún. El comercio mundial en relación al porcentaje de producción total alcanzó en 2008 el mayor nivel de su historia.

Después está la inmigración. En todo el mundo, la cantidad de inmigrantes que viven en otros países ha continuado aumentando, pero muy lentamente. En Estados Unidos el gran auge de la inmigración ha terminado.

La inmigración de México a Estados Unidos, un tema que provoca nerviosismo político, ha comenzado a dar marcha atrás. Desde 2008 hasta 2014, la población de mexicanos que vive en Estados Unidos ha disminuido más de 1 millón de individuos. ¿La razón? Gran cantidad de inmigrantes sin documentación está regresando a México.

Luego están las finanzas. Como mostró Izabella Kaminska del Financial Times en una serie de gráficos de UBS, los flujos financieros transfronterizos permanecen muy por debajo de los niveles más altos previos a la crisis y el volumen de créditos internacionales de los bancos ha disminuido.

Dicho de otra forma, el gran auge globalizador que caracterizó el final del siglo XX y el principio del siglo XXI ha terminado y podría estar comenzando a dar marcha atrás. La histeria sobre la globalización llega unos 10 años tarde.

¿Y por qué está ocurriendo? La recesión es parte de la respuesta. Un crecimiento más lento, especialmente en las economías desarrolladas, implica una disminución del comercio, lo que conlleva menos finanzas internacionales. También reduce el incentivo para que los inmigrantes se trasladen por razones económicas. China, el gran motor del crecimiento mundial y de la inversión internacional, también se ha desacelerado.

Las restricciones reguladoras en el sector financiero podrían constituir otro factor. Los grandes bancos mundiales, principalmente los de Estados Unidos y Europa, sufrieron pérdidas enormes durante la crisis, pero eso sólo era el principio. Desde entonces, los requisitos de mayores reservas de capital, un mayor control por parte de los entes reguladores y nuevas normas como la ley Dodd-Frank en Estados Unidos han debilitado el modelo de negocio de los bancos y recortado sus beneficios. Bancos más modestos implican menos financiación internacional.

La desaceleración del crecimiento de la población también podría estar influyendo en la globalización. El fin de la ola de inmigrantes mexicanos a Estados Unidos probablemente esté relacionada con la drástica caída de la tasa de fertilidad en México, que se ha venido desplomando desde la década de 1970. Cada año son menos los mexicanos que cumplen la mayoría de edad, con lo cual los negocios familiares quedan desatendidos y las fábricas y almacenes sin trabajadores. Eso crea un imán que atrae lentamente a los mexicanos, especialmente a los inmigrantes sin papeles de Estados Unidos.

En otras partes del mundo la baja tasa de fertilidad sin duda afecta el crecimiento. En China la población en edad laboral disminuye varios millones al año y, por lo que parece, ese ritmo va a acelerarse. Europa y Asia Oriental están entrando rápidamente en la madurez y la fertilidad ha caído a niveles de reemplazo en la mayor parte del mundo. Sólo en el África subsahariana, la región más pobre del mundo, continúa registrándose una tasa de fertilidad alta.

Otra tendencia podría ser el fin del auge de la deslocalización. Los sueldos han comenzado a igualarse en todo el mundo, con un incremento acusado en China. Algunas estimaciones incluso sugieren que fabricar productos en China ya no es mucho más barato que fabricarlos en Estados Unidos. Si a eso se le añaden dudas sobre la calidad de los productos, robo de propiedad intelectual y la incomodidad de gestionar las cadenas de suministros desde otros países, el argumento para un traslado de operaciones parece menos convincente de lo que ha sido en muchas décadas. Otros países como India podrían intentar ocupar el lugar de China, pero hasta ahora no han dado muestras de capacidad para coordinar la infraestructura ni de los niveles de educación necesarios para convertirse en la nueva fábrica del mundo.

Por último, está el tema de la política. El incremento de las medidas proteccionistas después de la Gran Recesión fue más lento y más sutil que el que siguió a la Gran Depresión, pero ahí está. China, la superestrella de la deslocalización, podría estar intentando reducir la dependencia de las empresas internacionales. Por su parte, el gobierno de Barack Obama ha instrumentado sigilosamente la mayor cantidad de deportaciones de inmigrantes no documentados de la historia de Estados Unidos.

Hay muchas razones por las cuales la globalización está dando marcha atrás. Ni siquiera si los vientos políticos cambian y vuelven a abrazar el comercio y la inmigración es probable que las tendencias demográficas, de regulación financiera o igualación de los costes laborales cambien de rumbo en las próximas décadas.

Puede que los detractores de la globalización sean muy estridentes, pero la realidad es que viven en el pasado.

Esta columna no refleja necesariamente la opinión de la comisión editorial ni de Bloomberg LP y sus propietarios.

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