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Los distribuidores de los polémicos fondos Aurus: más víctimas que cómplices Addwise, Ameris, Falcom, WAC, Sartor, Vizcaya y LarrainVial entre los principales distribuidores

Los distribuidores de los polémicos fondos Aurus: más víctimas que cómplices

Enrique Elgueta
Por : Enrique Elgueta Periodista y consultor senior en Comsulting.
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Varias fueron las empresas financieras que se encargaron de distribuir los polémicos fondos de Aurus, obteniendo a cambio un rebate consistente en la mitad de la comisión cobrada por la gestora a sus clientes. Sin embargo, a pesar de los contratos de distribución con la compañía, la mayoría de estos actores no alcanzó a hacer aportes y solo se encontró con sinsabores. Los que lo hicieron, en tanto, se sienten parte de los afectados y no descartan acciones legales para defender el perjuicio económico de sus clientes, pues confiaron en información pública insuficiente para advertir el conocido fraude.


La pregunta caía de cajón una vez que se supo del caso Aurus: quiénes colocaron sus fondos Global e Insignia y quiénes lo recomendaron, pues la gestora no tenía fuerza de ventas y se nutría de terceros, quienes obtenían un rebate consistente en la mitad de la comisión cobrada por Aurus.

En el papel, estos distribuidores habrían tenido un rol importante en la cadena de daño provocada por dicha AGF, pues habrían recomendado estos fondos a sus propios clientes, quienes finalmente fueron los perjudicados de haber invertido en productos fraudulentos, cuyo perjuicio económico se estima en poco menos de US$35 millones en total y de US$20 millones para los aportantes.

Sin embargo, en la práctica responderían más bien a una condición de víctimas, pues se consideran a sí mismos como clientes engañados por las falsas rentabilidades de ambos vehículos. Como dicen desde la empresa Vizcaya –uno de sus distribuidores y cuya matriz se encuentra en Miami–, “eran valores de oferta pública, por tanto, están expuestos a más restricciones y supervisiones, pero con el caso nos desayunamos. Somos un cliente más y, cuando hay un engaño a la buena fe, somos todos víctimas”.

Aurus nunca ha revelado con quiénes tenía estos contratos de distribución. Ya prácticamente no los tiene, puesto que todos sus distribuidores –seducidos principalmente por su vehículo inmobiliario– le pusieron término a la relación con Aurus. Han circulado listas en el mercado respecto de quiénes distribuían estos vehículos, pero varias empresas han tenido que aclarar que nunca firmaron nada con dicha compañía. Este medio consultó una a una su relación y aquellas que sí tenían un lazo con la gestora se refieren a la poca injerencia que poseían en este asunto, ya que descansaron en información pública sujeta a la fiscalización de la SVS.

“Depende de cada empresa el análisis que haga. Pero detectar anomalías en el control interno, como fue el caso, es difícil, ya que si ni la misma SVS y auditores externos lo pudieron hacer, menos lo va a poder hacer una empresa de inversiones que quiera distribuir sus fondos. En lo que respecta al análisis de la inversión como tal, claramente que ahí sí se hace un análisis y depende de cada empresa y el perfil de riesgo si es que finalmente lo distribuye o no. Ya no tenemos contrato, ya que el que hubo fue hace varios años y, como nunca se utilizó, no valió la pena seguir”, detallan desde Sartor, otro multifamily office que tenía relación con Aurus.

Addwise, Ameris, Falcom, WAC, Sartor, Vizcaya y LarrainVial eran distribuidores de los distintos vehículos de Aurus.

En el caso de LarrainVial, que colocó el fondo Renta Inmobiliaria, especifican que nunca distribuyeron los fondos Global o Insignia. Sin embargo, desde esta misma industria explican que los contratos de distribución con una gestora son generales y no por fondos.

A las antes mencionadas, se suman otras empresas desde las cuales no hubo ningún feedback, como Vicapital, Cygnus y Gryphus; y otras que desmintieron totalmente alguna relación, como CHG, MBI y la mexicana LIV.

El acercamiento

¿Cómo es que estas empresas se acercaron a Aurus? El gran gancho fue su fondo inmobiliario y, atraídos por lo que demandaban sus clientes, estos multifamily offices tenían que buscar alternativas a los vehículos que había en la industria. Pero a esto también se sumaba la reputación de la empresa y el perfil de sus socios, todos conocidos y considerados como personas “serias” en Sanhattan.

Parte de esto lo explica WAC, firma que poco antes del escándalo había firmado un acuerdo de distribución con Aurus. “El espíritu (del acuerdo) era pensando en su fondo inmobiliario. Lo que pretendíamos era que si teníamos un acuerdo directo con ellos teníamos más información, conversaciones directas con el gestor. Nos interesaba básicamente tener una alternativa a los fondos de Independencia (administradora de fondos de inversiones especializada en activos inmobiliarios)”. Esta sociedad aclara –así como la mayoría de las firmas mencionadas– que “no obtuvimos rebate alguno, nunca recomendamos los fondos y nunca hicimos aportes por parte de nuestros clientes”.

Algo que también ratifican desde Ameris, donde tampoco se vieron afectados por la situación, ya que “no recomendó invertir en sus fondos y ningún inversionista realizó inversiones en productos de dicha administradora asesorado por Ameris. Ameris tiene acuerdos de distribución de productos de terceros con varias instituciones financieras, como bancos, compañías de seguros y administradoras generales de fondos. Si bien Ameris tuvo un acuerdo de distribución con Aurus, nunca recomendó ni ofreció productos de dicha administradora a sus clientes y dicho contrato ya no está vigente”.

Desde Vizcaya explican que la aproximación fue similar. “Teníamos clientes que nos pedían comprar fondos de Independencia y también el (fondo) de Aurus, porque tenían buena reputación en la industria y además los socios eran serios. Bajo eso, la información que teníamos desde el mercado era comprar instrumentos por pantalla. Eran fondos balanceados que estaban dentro de la industria”. Finalmente, su inversión en ellos fue un “porcentaje de la cartera muy pequeño, no nos afectó. El contrato lo cortamos de inmediato”, afirman.

En Sartor la historia es similar. “Nunca recomendamos a nuestros clientes, ni compramos por alguna corredora, algún fondo de Aurus. La verdad es que nuestros clientes son bien conservadores y, pese a que las rentabilidades de los fondos de Aurus eran atractivas, preferimos tener una cartera mucho más ligada a renta fija. Por otro lado, y en específico por el fondo Aurus Insignia, nunca nos quedó muy claro la totalidad de activos que había detrás y, por lo mismo, nunca fue nuestra opción comprarlo o recomendarlo”.

Desde esta misma compañía agregan que no se puede negar que en el papel se veían fondos atractivos, pues Aurus era una empresa con socios de renombre en la industria. “Simplemente el no comprarlos se debió a una decisión de nuestros comités, en base al perfil de riesgo de nuestros clientes”, puntualizan.

Una firma que sí se vio salpicada por el caso fue Addwise, sociedad que agrupa a aportantes no institucionales de los fondos de Aurus. Es por eso que desde el primer minuto se dejaron asesorar por un contingente legal que monitorea de cerca el caso en tribunales, sobre todo en lo que respecta a las soluciones finales que le entregarán los socios de la compañía a sus aportantes. No se descartan acciones legales.

En el entorno de esta compañía les restan importancia a los rebates obtenidos por su inversión en Aurus, pues “ninguna empresa hace sus utilidades a costa de estas comisiones”. Sus esfuerzos, al contrario, están concentrados en alcanzar una solución con Aurus para resarcir daños a sus clientes, los cuales se mantienen en reserva. Los análisis que Addwise hizo de los fondos se basaron en información pública para cualquier actor del mercado, a partir de eso se presentaron los valores de Aurus dentro de una lista amplia de alternativas a sus clientes. Pero el caso fue un balde de agua fría y hoy cualquier contrato con Aurus es cosa del pasado. Constituyen otra víctima más.

“Desde que se conocieron los hechos, hemos tenido un rol proactivo en defensa de nuestros clientes. Esto se ha traducido tanto en la entrega de información clara y oportuna, como en la disponibilidad, por parte de nuestra firma, para estudiar e interponer los recursos legales necesarios para afrontar este tema y resarcir el daño que se les ha causado. Addwise ha mantenido un canal abierto con Aurus en espera de una solución final satisfactoria para sus clientes. Hoy continuamos monitoreando tanto la evolución de este caso como sus aristas judiciales para actuar oportunamente”, dijeron desde Addwise.

Las responsabilidades de un distribuidor

Los contratos de estas empresas con Aurus establecía que los distribuidores podrían quedarse con la mitad de la comisión cobrada por esta gestora en los dos vehículos afectados, la cual era de 1,19%, es decir, con el 0,6%. Y esa relación supone también un nivel de responsabilidad que debe cumplir un agente que distribuye cuotas de un mánager externo.

Como publicamos hace algunas semanas, la Ley Única de Fondos, en su artículo 41, permite que haya agentes para la comercialización de cuotas, pero antes de ello deben acreditar su ideoneidad: “Las colocaciones, suscripciones y rescates de cuotas, podrán efectuarse directamente por la administradora o por agentes que serán mandatarios de ésta para las operaciones que por su intermedio efectúen los partícipes del fondo (…). Dichos agentes deberán acreditar que cuentan con la idoneidad y los conocimientos suficientes sobre comercialización de fondos. Dicha acreditación se efectuará en la forma y periodicidad que establezca la Superintendencia mediante norma de carácter general”.

Desde esta industria explican que, generalmente, se firman los contratos de distribución con conocimiento de los fondos que tiene la contraparte, y cómo estos podrían ayudar a mejorar los retornos de las carteras de los clientes, pero difícilmente podría haberse hecho un análisis más profundo que aquellos provistos por la información recogida por auditoras externas, supervisadas por la SVS. En general, se buscan contrapartes que den distintas opciones de inversión, para poder tener una gama más amplia de productos. “A fin de cuentas, no por el hecho de tener contratos de distribución firmados, significa que uno va a invertir en ellos, sino que los tiene en la eventualidad de que algún cliente quisiera invertir en los fondos. Cada empresa, tiene sus formatos de due diligence, y claramente, antes de firmar algo, hay que tener conocimiento de la parrilla de fondos que dicha contraparte te ofrece, sin mediar, que nunca se compren”.

Estos mismos distribuidores están sujetos a normativas bastante recientes. Solo en septiembre pasado entró en vigencia la norma 380, emitida el 9 de marzo de 2015, que instruye a intermediarios a informar, por ejemplo, la existencia de rebates por productos que administran terceros.

Dicha norma establece que se debe poner a disposición un conjunto de antecedentes relativos a la compra o venta de productos o contratación de servicios, como dejar en claro “la existencia de beneficios indirectos que recibirá el intermediario por su actuar, como por ejemplo, si el intermediario o una empresa del grupo empresarial al que éste pertenece percibe una comisión de parte de un emisor en un proceso de colocación de las acciones que están siendo adquiridas por el cliente, o si percibe o recibirá devoluciones de comisiones por las inversiones efectuadas por los clientes, entre otras situaciones”.

A esto se suma “la obligación del intermediario de comunicar oportunamente al cliente, a través de los medios previamente pactados, cualquier conflicto de interés que pueda surgir de la relación comercial entre ambos, y de resolver esos conflictos siempre en el mejor interés del cliente”.

En este caso, más allá de que la mayoría no alcanzó a realizar inversiones en Aurus, asumen que, ante fallas de control interno como las vistas en dicha AGF, es prácticamente imposible advertir que un mánager ofrece productos con rentabilidades fraudulentas, más aún con el amparo de auditoras externas y el mismo regulador.

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