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The Economist: ¿Por qué lo chilenos no quieren a sus empresarios?

The Economist: ¿Por qué lo chilenos no quieren a sus empresarios?

La respuesta de la prestigiosa revista británica es una combinación de los casos de colusión, la mayor desigualdad de la OCDE y la desconexión que los ciudadanos ven entre un club de Toby empresarial y el resto de la población.


¿Por qué a lo chilenos no quieren a sus empresarios? Esa es la pregunta que intentó responder un artículo de The Economist sobre la profunda desconfianza que se ha erigido sobre el empresariado en el país.

El reportaje pone como cúspide de de esta rabia contenida la hiperventilada intervención en el Congreso del diputado independiente Gaspar Rivas,que trató de «criminal» e «hijo de puta» a Andrónico Luksic.

Luego de que el empresario demandara al parlamentario por injurias, relata que una multitud enojada por un proyecto hidroeléctrico en el que había invertido, le arrojó piedras en el mismo centro de justicia.

«Los plutócratas son impopulares en muchos lugares, pero los chilenos parecen considerarlos con particular sospecha», argumentan.

The economist intentó descifrar este sentimiento y desafección a las élites, en el marco del país más rico de Latinoamérica.

Casos de corrupción, que han vinculado al sector privado y el financiamiento a la política, así como colusión entre empresas para elevar artificialmente los precios destacan entre ellos. Remarca que las tres cadenas de farmacia que fijaron precios controlan el 90% del negocio farmacéutico del país, mientras que el cartel del pollo vende el 93% de las aves de corral.

El artículo hace hincapié además en la familia Luksic, las más poderosa del país y que cuenta con presencia en medios de comunicación, banca, minería, bebidas y otros sectores de la economía, para ilustrar la fuerte presencia e influencia de la familia con ascendencia croata.

De hecho, recuerdan el caso Caval, que involucró directamente a Andrónico Luksic con la nuera de la presidenta en una reunión directa para obtener un préstamo del Banco de Chile que de otra forma no habría conseguido.

«Estas conexiones alimentan las sospechas de los chilenos de que las grandes decisiones son tomadas por una pandilla con una botella de Carmenère o un juego de golf», ironiza la revista.

Cuentan además del inédito video que subió el propio Luksic a Youtube donde señala que «hemos cometido errores… tenemos que ser mucho más rigurosos en cómo nos comportamos», en lo que era un mea culpa por lo ocurrido con Caval, pero que podría extenderse a toda la clase empresarial.

La nota detalla que de acuerdo a la encuestadora MORI, un 59% eligió a los hombres de negocios como los más influyentes en el país, por sobre el gobierno, la presidencia, el congreso y los medios de comunicación.

Eso contrasta con el 32% de confianza que tienen los chilenos en los empresarios, la segunda tasa más baja entre 18 países.

La prestigiosa revista británica clama en ese sentido por el mantra que se ha tomado los debates en Chile: las siete familias que «poseen» el país.

Subraya que la riqueza del empresariado equivale al 17% del PIB. Los Luksic, por sí solos, valen 14 mil millones de dólares, equivalente a cerca del 6% del PIB de Chile, según Forbes.

The Economist destaca que Chile es el país más moderno de la región, con instituciones que funcionan razonablemente bien y sus niveles de delincuencia y corrupción están entre los más bajos. Sin embargo, eso no ha traído la igualdad.

«Es precisamente porque los chilenos pueden ver lo rico que es su país -desde los Porsche y Maseratis en las calles de algunas áreas- que están tan enfadados por cómo se reparte esa riqueza», dijo Marta Lagos a la revista.

Para ilustrar esta desconexión entre mundos separados, la revista repasó el evento de la muñeca inflable en la cena navideña de Asexma, cuando el presidente del gremio exportador le regaló el juguete al ministro de Economía ya que podría «estimular la economía».

«Las fotografías de hombres con traje con una muñeca desnuda confirman la opinión de los chilenos de que la élite empresarial es un club de chicos que no está en contacto con las normas modernas», sentencia la nota.

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