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Bancard-Exalmar: Piñera junior sale al baile Alta exposición político-mediática espera al hijo homónimo del candidato

Bancard-Exalmar: Piñera junior sale al baile

Sebastián Piñera Morel está en el centro del huracán. La comisión de la Cámara que investiga el caso acordó citarlo a declarar. Esta semana se conoció un correo que revela que habría estado al tanto del polémico negocio. Una maraña de pruebas que cumplen una de las peores pesadillas de la ex Primera Dama: que sus hijos se vean complicados a causa de los enredos político-financieros del padre.


“Pudo haber hecho lo mismo que Dávalos, aprovechar el lugar de su padre para armar negocios y beneficiarse, pero no lo hizo”, asegura alguien que conoce de cerca a Sebastián Piñera Morel (34), el tercer hijo y el mayor de los hombres de la familia Piñera Morel.

Recordado en el Colegio Saint George como un jugador fijo en las alineaciones de fútbol y rugby, relatan que “nunca se creyó el cuento como otros hijos de millonarios y no andaba mostrando la plata”.

“Nunca tuve ni más mesada ni más privilegios que mis compañeros. Mi papá es el más sencillo de todos. Es austero desde las cosas más básicas. Es lo que trató de impregnar en su Gobierno, eso de considerar que lo que se está gastando hay que sentirlo como si fuera propio y no que son billeteras ilimitadas», dijo en una de las pocas entrevistas que ha dado.

Egresado de Ingeniería Comercial de la Universidad Católica, sí lo apuntan como alguien que heredó del padre la habilidad para los números y los negocios. “Pero es más tranquilo, difícilmente haría algo impulsivo como su papá o ya se habría descubierto algún conflicto de interés”, señala un viejo conocido del clan, quien –como otras fuentes consultadas– lo sitúa más cercano a su madre y de un bajo perfil, similar al de su hermana pediatra, Cecilia, que como él eligió la Universidad de Stanford, en California, para estudiar y alejarse del escrutinio público.

Es precisamente Cecilia Morel la más inquieta y preocupada con la situación de su hijo en el caso Exalmar. Aunque no está formalizado ni imputado, el solo hecho de que haya tenido que declarar en la Fiscalía, ya significa que se cumplió una de las peores pesadillas de la ex Primera Dama: que sus hijos se vean complicados a causa de los enredos político-financieros del padre.

El nombre de Sebastián Piñera Morel se situó en la controversia después que un correo echara por tierra su versión respecto a que no sabía de la inversión de Bancard.

En un documento al que tuvo acceso El Mostrador –y que se conoció esta semana– se revela que Cristóbal Silva, analista y asesor de Bancard, entregó a Nicolás Noguera, Carlos Marinetti y Piñera Morel un informe respeto al hasta entonces eventual negocio. En él manifiesta sus reparos: «Un negocio estacional, con altos requerimientos de capital de trabajo, expuesto a cambio de regulaciones y al fenómeno del niño».

Al respecto, Piñera Morel declaró ante el fiscal Metropolitano Oriente, Manuel Guerra, lo siguiente: “Respecto del correo que se me consulta, según me informó el abogado de la empresa, estuve copiado en un solo correo en que un analista, Cristóbal Silva, en un mail dirigido a Nicolás Noguera le comunicaba que se avecinaba la oferta pública inicial de acciones de la empresa Exalmar, lo cual me imagino fue un error del analista en cuanto a incluirme en un correo que no guardaba relación con mi labor dentro de la empresa. Debo decir que a mí no me llegó otra comunicación como esa más adelante”.

Respecto al polémico e-mail, Silva señaló que copió en este a Piñera Morel para darle importancia a su trabajo: “Los incluí en la copia de mi mail porque yo era el analista más joven de la empresa y quería validarme frente a mis pares a través de mi trabajo. La respuesta de Nicolás Noguera viene solo dirigida a mí, ya que ni Piñera Morel ni Marinetti tenían relación con este tipo de inversiones”.

El nombre de Piñera junior está lejos de alejarse de la polémica, luego de que en las últimas horas la comisión Bancard de la Cámara acordara –en medio de una tensa reunión– que lo citará a declarar.

La familia, el flanco más débil

“Sebastino”, como le dicen en la familia, está entre los que preferirían que el ex Presidente no volviera a postular a La Moneda, igual que su madre y Cecilia Piñera. En la otra vereda está su hija Magdalena, la más política del clan, y Cristóbal, mucho más extrovertido.

«Nosotros, sobre todo los hermanos, preferimos mantener el bajo perfil. Cuando estás en una carrera presidencial se sabe que la exposición viene con todo. Pero el dinero de mi papá ha sido fruto de su trabajo, de emprendimiento y de hacer las cosas bien. Creo que la riqueza muchas veces es una herramienta y se puede utilizar para hacer cosas buenas en el ámbito cultural y educacional, como las que se han hecho en la Fundación Futuro, o cosas a favor del desarrollo del medio ambiente, como el Parque Tantauco. En ese sentido hay que saber apreciarlo y verlo como un bien. Hay que saber usarlo en favor de las cosas que uno cree», dijo en 2015 a El Mercurio.

De todas maneras, durante la primera campaña, por lealtad acompañó a su padre “y en la práctica se convirtió en el jefe de campaña en las sombras”, dice un testigo de esa época, que también comenta que preferiría no hacerlo de nuevo.

Gente cercana afirma que, de negocios, más que con su padre, ha aprendido con algunos socios de este, como Andrés Navarro o José Cox, con quien es cercano. También la época universitaria le dejó buenos amigos del rubro, como Juan Ignacio “Poroto” Eyzaguirre, quien lo reemplazó como jefe de gabinete del ex Presidente a partir de 2011, hasta que se fue a una de las empresas de Quiñenco del grupo Luksic, al igual que Matías Bebin, quien trabaja para CCU junto a Patricio Jottar en la Pisquera, otra de las empresas del clan de origen croata, y Nicolás Larraín, que trabajó en el segundo piso en el Gobierno de Piñera, además de ser hijo de Mauricio Larraín, quien fue por años el histórico presidente del Grupo Santander en Chile.

En su entorno afirman que nunca ha estado cómodo con la carga que significa llevar el mismo nombre que su padre. “He sentido en varias partes en las que he estado que la gente espera un liderazgo de mi parte, ya sea por mi familia o quizás por mi papá. Pero lo he tomado como una oportunidad de poner mi toque y empujar las cosas en las que creo», ha dicho para explicar lo que en su entorno describen como “una sensibilidad más parecida a la de su mamá que a la del papá, que en medio de un almuerzo familiar se para y se va para atender otro asunto”.

Parte de esa “sensibilidad” se explica en un tipo que al menos tiene gustos simples: participa en la liga de fútbol San José de Chicureo y para su fiesta de matrimonio, el 26 de diciembre de 2011, contrató a los cantantes Pablo Herrera y Américo. Está casado con Carmen Ariztía Ovalle, nieta de Manuel Ariztía Ruiz, uno de los dueños de empresas Ariztía, acusada de colusión en el mercado avícola por la FNE.

Uno de sus cercanos afirma que Piñera junior “no tiene la maldad” para los negocios. “Nicolás Noguera sí tiene la maldad”, agrega la misma fuente, en alusión al gerente de Bancard.

De cualquier forma, hasta antes del caso Exalmar y que su nombre se instalara de la manera menos decorosa en la opinión pública, la vida del hijo homónimo del ex Presidente iba pacíficamente bien. Casi había logrado desprenderse de la sombra de su padre para hacer sus propios negocios.

El caso Exalmar al acecho

Tras egresar como ingeniero comercial de la PUC en 2005, entró al banco de inversión IM Trust, hoy controlado por Banco de Crédito del Perú, perteneciente a la familia Romero. Al poco tiempo se desempeñó en Bancard, entre 2008 y 2011, período clave para el manejo del patrimonio de su padre.

Es que antes de partir a EE.UU., en 2011, participó en las ventas de Blanco & Negro, Clínica Las Condes, Lan y Chilevisión, todos activos que significaron una recaudación cercana a los US$1.700 millones para Bancard, capital que no fue destinado al fideicomiso ciego de Piñera Echenique, sino que se invirtió en el extranjero. Respecto a esto, Bancard fue el administrador activo de dicho patrimonio.

En 2013, junto a José Manuel Bulnes, de quien se hizo amigo en Bancard, puso en marcha el fondo de inversión BP Capital, firma con presencia en Chile, Perú y Colombia.

​Ahí realizó una millonaria operación con Vivo, el negocio inmobiliario de Álvaro Saieh. El fondo de inversión de Sebastián Piñera hijo se quedó con el 33% de VivoCorp, brazo inmobiliario del grupo Saieh. El acuerdo incluye una cláusula que estipula que en cinco años Saieh puede recomprar, pero con una tasa altísima para la industria. En el mercado lo vieron como una acción desesperada del ex controlador de CorpBanca para ganar liquidez. Para Piñera Morel es una garantía de un retorno de casi 7%, más UF.     ​

​Una de las últimas inversiones conocidas que hizo Piñera Morel, fue en la firma de casinos Enjoy, particularmente en su filial inmobiliaria. En enero de 2015, compró el 36,8% de Inversiones Inmobiliarias Enjoy SpA, a través de un aumento de capital por $19.500 millones (equivalentes a unos US$31 millones de entonces), suscrito totalmente por su firma. Gracias a estos movimientos acertados, BP Capital ha ganado prestigio como uno de los “fondos boutique” más interesantes del mercado.

Pero todo eso podría al menos trizarse, si el caso Exalmar se complica para Piñera Morel. Y las probabilidades, según quienes tienen acceso a la defensa, son en partes iguales: “Hay un 50% de posibilidades de que salga mal de este caso”, apunta una fuente cercana a los abogados que encabeza el penalista Juan Domingo Acosta.

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