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Estudios que marcan pauta: los diarios pueden predecir la economía mejor que lo índices y una nueva manera de medir la desigualdad

Estudios que marcan pauta: los diarios pueden predecir la economía mejor que lo índices y una nueva manera de medir la desigualdad

Dos estudios que hacen ruido en el mundo de los economistas. El primero es de Adam Hale Shapiro y Daniel J. Wilson, dos asesores de investigación de la Fed de San Francisco, y el coautor Moritz Sudhof inventaron una técnica para rastrear la confianza económica en artículos de periódicos con base en análisis de texto. Mejor todavía: parece que funciona. Y el segundo lo lideró Greg Kaplan, de la Universidad de Chicago, y tiene algunas advertencias para aquellos a los que les importa la creciente brecha entre los que están en la cima de la escala salarial y los que están al fondo.


La expresión “información útil” está adquiriendo un significado completamente nuevo.

Se pueden escudriñar los análisis y editoriales sobre la economía para monitorear las condiciones económicas actuales con bastante eficacia: de hecho, como herramientas de proyecciones, suelen superar a las encuestas estándar de confianza del consumidor. Esa es la conclusión de un nuevo estudio del Banco de la Reserva Federal de San Francisco. Por otro lado, le echamos un vistazo a errores comunes sobre la desigualdad, el vínculo entre el desempleo y la depresión y la medición del PIB en la era digital.

Impulso económico para leer

Adam Hale Shapiro y Daniel J. Wilson, dos asesores de investigación de la Fed de San Francisco, y el coautor Moritz Sudhof inventaron una técnica para rastrear la confianza económica en artículos de periódicos con base en análisis de texto. Mejor todavía: parece que funciona. Los investigadores aplicaron su método a notas sobre noticias financieras publicadas entre enero de 1980 y abril de 2015 y, en la mayoría de los casos, los índices de confianza de las noticias resultaron más eficaces para anticipar la actividad económica que las mediciones de confianza del consumidor en la comparación entre ambos.

“Estos métodos de análisis textual de la confianza tienen mucho potencial para mejorar nuestro entendimiento de los shocks en la confianza que aparecen en las noticias y cómo eso afecta la economía”, escribe.

Manual de desigualdad

No cabe duda de que los ingresos más altos vienen creciendo, pero Faith Guvenen, una economista de la Universidad de Minnesota, y Greg Kaplan, de la Universidad de Chicago, tienen algunas advertencias para aquellos a los que les importa la creciente brecha entre los que están en la cima de la escala salarial y los que están al fondo. En primer lugar, la forma de definir el “ingreso” importa mucho. Si se incluye el que otorgan las sociedades y ciertos tipos de corporaciones, la tajada de los que más ganan creció durante el período de 2001 a 2012. Si no, el aumento desaparece. Esto es relevante, porque no queda claro qué parte del ingreso transferido refleja un incremento salarial auténtico.

En segundo lugar, también es crucial la forma de definir la “cima”. Casi todo el aumento de la proporción de ingresos del 1 por ciento más rico registrado después de 2000 se debe a un alza en la renta del 0,01 por ciento que más gana. Básicamente, los que ganaron US$7,2 millones o más en 2012 se han enriquecido comparativamente más, pero los que ganan US$1,55 millones —el 99,9° percentil— no se adelantaron tanto. Para poner las cosas en perspectiva, solo unos 12.000 hogares en toda la economía cayeron en el club del 99,9° percentil, o sea el que ganó mucho fue un grupo diminuto.

Por último, la creciente brecha no se debe exclusivamente al hecho de que unos pocos se hicieron muy ricos. “El estancamiento de los ingresos en los percentiles inferiores juega un papel importante para explicar el crecimiento de la proporción de los ingresos más elevados”, escriben los autores.

Desempleo y salud mental

Perder el empleo nunca es divertido, pero nuevos estudios muestran que es literalmente deprimente. La inactividad económica puede provocar síntomas depresivos graves, y es más probable que se manifiesten en individuos que están sin trabajo hace tiempo, según un nuevo análisis de datos laborales de Australia. Peor todavía, hay un ciclo de la pesadumbre: los síntomas depresivos graves producen inactividad económica. “Nuestros resultados muestran efectos más fuertes en los hombres que en las mujeres, lo que indica que la salud mental del hombre está vinculada más estrechamente a su situación laboral que la de la mujer”, escriben los autores. “Además, aparentemente los hombres son más sensibles al shock de un suceso negativo”.

PIB: ¿la cifra correcta a tener en cuenta?

El crecimiento del Producto Interno Bruto viene disminuyendo, pero tenemos mucha tecnología nueva y chévere: celulares que nos conectan al mundo, aplicaciones de redes sociales, GIFs de animales bebés… y la lista sigue. La desconexión deja perplejos a los economistas.

Según un nuevo estudio de Charles Hulten, de la Universidad de Maryland, y Leonard Nakamura, de la Fed de Filadelfia, el crecimiento más lento de la producción coincidiría con los grandes avances tecnológicos. La innovación podría estar provocando “mejorías sin costos”, o sea, aumentos de la calidad que no resultan en precios más elevados, sino que permiten a los consumidores aprovechar más cada dólar. En consecuencia, “los estándares de vida pueden mejorar a un ritmo más veloz que el indicado por la tasa de crecimiento del PIB real”.

De todas formas, no abandone todavía las estadísticas tradicionales sobre crecimiento. “Si bien el PIB podría resultar insuficiente para caracterizar por completo el crecimiento económico en la era de internet, sigue siendo una herramienta esencial para entender la evolución de la economía de mercado”, escriben. Además, no contamos con una alternativa perfecta. “El valor de la información que ahorra producción sin medir tiene mucho potencial y aumentó velozmente estos últimos años. Aún no se determinó cuánto”.

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