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El alza de la economía mundial no implica crecimiento sostenido Columna de Martin Wolf

El alza de la economía mundial no implica crecimiento sostenido

Según la Perspectiva Económica Mundial, incluso el comercio mundial se está fortaleciendo. Pero hay que poner esta alza en contexto: apareció luego de muchos años de bajas en los pronósticos. El futuro parece mucho peor que hace algunos años, incluso si el crecimiento finalmente repunta.


Por Martin Wolf*

La economía mundial está mejorando. La pregunta aquí es: ¿qué tan firme y duradera será esta mejora? Puede que la recuperación económica cause desilusión, puede que dure un momento, o puede que señale el comienzo de un período de crecimiento rápido y sostenido. Este último resultado parece ser el menos probable, pero no estamos necesariamente destinados al fracaso.

La Perspectiva Económica mundial del Fondo Monetario Internacional nos muestra cuál es la situación. Se esperaba una mejora en la economía y puede que así esté sucediendo. El año pasado, la economía mundial creció un 3,1 por ciento (en Paridad del Poder Adquisitivo). Ahora el FMI pronostica que el crecimiento será de un 3,5 por ciento en el 2017 y de un 3,6 por ciento en el 2018. Estos pronósticos son más o menos idénticos a los que se publicaron en octubre del año pasado. Según la Perspectiva Económica Mundial, incluso el comercio mundial se está fortaleciendo. Pero hay que poner esta alza en contexto: apareció luego de muchos años de bajas en los pronósticos. El futuro parece mucho peor que hace algunos años, incluso si el crecimiento finalmente repunta.

El principal motivo de esta recuperación es que  por fin están quedando atrás tres impactos sucesivos: la crisis financiera del 2007-09, la crisis de la eurozona del 2009-13 y la baja de precios del 2014-15. Las economías más afectadas disfrutan ahora de una recuperación cíclica: se espera que todas las regiones y economías más significativas gocen de algún crecimiento. A medida que dichos impactos se disipan, la confianza vuelve. Las crisis financieras tienen particularmente efectos a largo plazo, pero incluso estos no duran para siempre. Las firmes políticas de apoyo monetario también han ayudado. Podríamos al fin estar a puertas de terminar el malestar post crisis.

En suma, según la Perspectiva Económica Mundial, «a menos que hayan progresos inesperados, se proyecta para unos pocos años más que en muchas economías avanzadas la continua recuperación y el cierre gradual de las brechas en la producción sigan incrementando moderadamente por sobre el potencial». Entre las economías emergentes, la transformación en los exportadores de productos ha sido especialmente considerable.

Entonces, ¿qué podría condicionar la duración y firmeza de esta alza?

En el mejor de los escenarios habría que pensar en el fortalecimiento de la confianza y el aumento de la inversión en las economías emergentes y en las de alto ingreso (con la notable excepción de China, donde el ritmo de inversión necesita disminuir). Esto podría fortalecer el crecimiento en la producción, ya que un capital nuevo y más eficiente reemplazaría al stock viejo y pasado de moda de hoy. Con inversión productiva y el aumento del crecimiento potencial, también sería más fácil salir del endeudamiento.

Ese sería el escenario más gratificante. Lamentablemente está lejos de ser el único. Podemos identificar fácilmente una serie de riesgos de sufrir inconvenientes.

La primera serie de riesgos es de carácter político. La respuesta en contra de una economía mundial abierta en los países de alto ingreso es real y ya considerable, como es en el caso de la elección de Donald Trump. Pero hasta ahora el incremento del proteccionismo y por consiguiente la ralentización del comercio mundial no son los únicos peligros. Riesgos incluso mayores son la ruptura en la cooperación e incluso el conflicto abierto entre las grandes potencias.

La segunda serie de riesgos es la nueva agenda política de los Estados Unidos. Probablemente el mayor peligro es que las excesivas ambiciones de crecimiento económico sean usadas para justificar políticas fiscales excesivamente expansionistas y políticas monetarias demasiado negligentes. Esto podría generar, en un corto o mediano plazo, un boom e incluso una reelección segura de Trump, algo similar a lo que sucedió con las políticas que implementó Richard Nixon en 1972. A largo plazo, esto podría ser enormemente desestabilizador.

La tercera serie de riesgos también está relacionada con la agenda de los republicanos: se trata de la desregulación financiera irresponsable. Los efectos a corto plazo de soltar los frenos a un sistema financiero inestable podrían ser positivos también. Los efectos a largo plazo,sin embargo, podrían incluir una crisis más devastadora incluso que la de hace una década.

La cuarta serie de riesgos tiene que ver con la evolución a mayor plazo de la economía China. A corto plazo, las autoridades tienen la habilidad de sostener el crecimiento de acuerdo con los objetivos. Pero el crecimiento dependiente del crédito. A largo plazo, parecen elegir entre más endeudamiento o un crecimiento aún más lento. El cómo los chinos manejen esta situación sigue siendo vital para las expectativas de la economía global.

La quinta serie de riesgos surge desde las otras economías emergentes. Particularmente, el impacto del gobierno de Trump podría ser altamente desestabilizador, por el incremento en las tasas de interés y el alza del dólar estadounidense.

La sexta serie de riesgos está en Europa. Como señala la Perspectiva Económica Mundial, en la economía rezagada de la eurozona, el precario desempeño económico se podría vincular con las debilidades del sector financiero, reduciendo la demanda, y por ende los suministros de manera permanente. El país europeo más vulnerable ante el malestar sería Italia. Pero Francia tampoco estaría libre de esto. Mientras tanto, existe el riesgo de que una dura o incluso caótica salida del Reino Unido de la Unión Europea terminase dañando sustancialmente la economía de aquel país.

Finalmente, están los factores políticos, aparte de la ascendencia al poder de un demagogo de derecha en los Estados Unidos. La llegada de la dictadura plebiscitaria en Hungría, Polonia, Rusia y Turquía no da buenas señales para sus economías. Preocupaciones similares surgen en Sudáfrica porque las buenas políticas dependen de legisladores sensatos. Es por esto que ellos no  pueden darse por sentados, especialmente ahora.

La gran pregunta es entonces  si los políticos darán el apoyo necesario a la economía. Ahora existe una oportunidad razonable de una recuperación cíclica. Pero transformar eso en algo más duradero significará un delicado acto de equilibrio. Los legisladores deben apoyar la inversión pública y privada, promover la innovación, mantener  economías abiertas y competitivas y reducir la regulación cuando esta sea excesiva, así como mantenerla cuando sea necesario. Los legisladores también deben asegurarse de que los beneficios del crecimiento estén compartidos de manera mucho más amplia que antes.

Esta alza es una oportunidad. Si no se aprovecha, podría significar sólo un fugaz aumento económico. Pero podría (y debería) ser más que eso.

* Traducido por Pablo Lagos Yampo, Traducción Inglés Español Universidad Arturo Prat de Iquique (UNAP)

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