Publicidad
La política incide en el rumbo del estímulo monetario de Europa

La política incide en el rumbo del estímulo monetario de Europa

El BCE y su presidente, Mario Draghi, no pueden permitirse perder la buena voluntad de la canciller alemana Angela Merkel, que ha dejado perfectamente en claro que quiere un aumento de la tasa de interés para los ahorristas alemanes alrededor de las elecciones, una demanda que está en directa contradicción con la orientación de expectativas del banco. Para el BCE, no cumplir es perder el favor del más poderoso dirigente político de Europa.


¿Notó que cuando el Banco Central Europeo, en su reunión de junio, respondió a la recuperación económica cada vez más fuerte de la zona del euro anunciando que no reduciría las tasas de interés que están en un bajo nivel récord, el euro bajó en lugar de subir?

Los mercados, aparentemente persuadidos de la promesa del BCE de que se atendrá a su última orientación de expectativas en cuanto a que las tasas de interés no subirán durante largo tiempo, no hicieron subir el euro cuando se dieron los primeros pasos hacia un aumento de las tasas. Eso dice mucho sobre la credibilidad de los preanuncios monetarios del BCE en los mercados.

Eso es bueno también, porque el banco central va a necesitar toda la credibilidad que pueda conseguir al aproximarse las elecciones nacionales de septiembre en Alemania. El BCE y su presidente, Mario Draghi, no pueden permitirse perder la buena voluntad de la canciller alemana Angela Merkel, que ha dejado perfectamente en claro que quiere un aumento de la tasa de interés para los ahorristas alemanes alrededor de las elecciones, una demanda que está en directa contradicción con la orientación de expectativas del banco. Para el BCE, no cumplir es perder el favor del más poderoso dirigente político de Europa.

Por supuesto, Merkel no puede despedir a Draghi, cuyo mandato no es renovable. Pero puede contribuir a convertirlo en una figura sin poder en los últimos dos años de su período. El apoyo tácito de la canciller a las políticas de Draghi ha alentado a algunos miembros del consejo gobernante a votar a la manera de Draghi. Ella puede también alentar el debate sobre quién será el sucesor de Draghi, que sería la forma clásica de socavar la autoridad del actual titular del cargo.

El mandato oficial del BCE es, por supuesto, manejar la tasa de inflación. Pero como en la UE no hay unión política (ni unión fiscal), siempre ha quedado claro que el banco central presta una considerable atención al trasfondo político, razón por la que se cuidó de no hacer nada que pudiera agitar las aguas durante la campaña presidencial francesa.

Además, si bien las tasas de interés negativas tenían sentido cuando el banco central estaba combatiendo la deflación, no son apropiadas para la recuperación cada vez más robusta de la eurozona, aun cuando la inflación se mantenga por debajo de la meta del 2%. Cuanto antes el BCE las recomponga, mejor.

Algo que suma presión sobre el BCE para que aumente las tasas de interés en septiembre es la probabilidad de que el banco central tenga que postergar la reducción paulatina de su plan de flexibilización cuantitativa (QE por la sigla en inglés) hasta después de las elecciones italianas, que están programadas para la próxima primavera (boreal), luego de que los políticos italianos coquetearan con una elección instantánea para este otoño. Un alza de las tasas de interés en el otoño europeo daría al BCE un respiro para posponer la reducción de

Publicidad

Tendencias