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Nuevos líderes: chilenos transversales Opinión

Nuevos líderes: chilenos transversales

Gonzalo Jiménez
Por : Gonzalo Jiménez CEO Proteus Management & Governance y profesor de la Facultad de Ingeniería UC
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Alberto Mayol, Felipe Kast, la misma Beatriz Sánchez, apuestan a estos sentidos abiertos, han probado otras dimensiones, han salido de la caja. Son líderes de un tipo nuevo, transversales, que han estado en las veredas opuestas y han experimentado aquello de ser “otro”, porque no provienen de las elites tradicionales en política o, aún perteneciendo a estas, han trascendido tras procesar que el mundo dejó hace rato de ser de blancos, negros y grises. Ni hablar de la añeja dicotomía izquierda-derecha.


Hace unos meses, cuando aún ni siquiera se vislumbraba una candidatura, la periodista Beatriz Sánchez criticó duramente, desde su tribuna radial, el espíritu de encuentros como Enade, donde –decía entonces– los candidatos y las autoridades políticas corren a dar explicaciones a los empresarios. No se trata de un diálogo, afirmaba la hoy presidenciable del Frente Amplio, sino de una nefasta forma de relación histórica entre clase política y clase empresarial, que da cuenta de quién tiene el poder en Chile.

Probablemente, hoy su opinión siga siendo la misma, pero habría que ver si mantiene la dureza de sus dichos estando en una vereda distinta. Y es que ella, como todos los que están en política, cualquiera sea su audiencia, tiene la obligación de rendir cuentas, lo que en la cultura anglosajona llaman accountability.

Para bien, en los tiempos que corren, esta exigencia se ha traspasado a todo círculo de poder y dirigencial: tienen que rendir cuentas los políticos, los candidatos, los legisladores; pero también, y cada vez con más fuerza, los dirigentes empresariales y gremiales, incluso aquellos a quienes podríamos llamar “líderes espirituales”.

Lo vemos nítidamente hoy en el perfil público-ciudadano que ha tomado, motu proprio, el empresario Andrónico Luksic. Desde su comentado video respondiendo a las descalificaciones de un diputado, el dueño del grupo Quiñenco no ha dejado de estar disponible en distintas plataformas. Especialmente cómodo lo vemos a diario opinando y respondiendo a sus seguidores en Twitter, regalando libros, reuniéndose con ciudadanos que lo invitan, generando debate e incluso atendiendo pacientemente a quienes en malos términos le enrostran ser un “poderoso”, como él mismo inéditamente se autocalificó en el comentado video.

Son nuevas formas, prácticas que hasta hace unos años no habríamos imaginado en personalidades que nos tenían acostumbrados a un perfil más bien bajo, que tenían “salidas” una vez al año acaparando titulares, pero que estaban alejados de cualquier plataforma de comunicación con la ciudadanía.

El recién asumido presidente de la Sofofa, Bernardo Larraín Matte, en este contexto, parece estar tomando firme las riendas para enfrentar un desafío tan necesario y atractivo como complejo. Ya hemos sabido qué opina sobre temas de fondo y sus dichos están lejos de los eufemismos: «Creo en la libertad, aunque lleve a resultados desiguales». O «creo en una sociedad donde haya más movilidad que igualdad de resultados». Son declaraciones categóricas, que van al fondo de asuntos que hoy día atraviesan la dermis social y en los que parece no haber medias tintas para Larraín Matte. Otra avanzada es su proyecto +Simple = Mejor, que apunta a proponer al país una agenda de simplificación regulatoria que permita destrabar proyectos de inversión.

Por lo que le vemos hasta ahora, el nuevo timonel de la Sofofa quiere encarar todos los temas. Será interesante saber qué propone para que el mundo privado se la juegue por agregar valor a nuestra economía para alcanzar un real desarrollo a través de inversión en I+D –hoy más bien restringida a los pocos esfuerzos del Estado– para reinventar desde ahí nuestro modelo –la sostenida caída de las leyes del cobre confirman que no viviremos para siempre del metal–; y encontrar fórmulas para una mayor equidad social desde las oportunidades, como él se plantea. Cómo llegar con su mensaje y empatizar con la sensibilidad ciudadana es, sin duda, parte fundamental de estos retos para el nuevo líder de los industriales, como también para sus pares en CPC, Asimet, Asexma o cualquiera de los gremios empresariales.

¿Qué pasa en el mundo sindical? La reciente polémica en torno a la elección en la CUT no deja de ser indicativa de que estos estándares también son exigibles a quienes, con mayor razón, están más cerca de la sociedad civil, son más sensibles a sus demandas y dolores y, por lo tanto, tienen quizás una responsabilidad de gran altura en términos de rendir cuentas, transparentar, profesionalizar su quehacer. No solo la CUT, sino también otras dirigencias y grupos colegiados están muy al debe en estos nuevos estándares, más incluso que las cúpulas empresariales. Y, por tanto, se requiere que las tres patas de la mesa institucional, que incluye tanto a los privados, como autoridades y, por cierto, la sociedad civil, necesariamente asimilen los mejores patrones de un buen gobierno corporativo, mirado desde la óptica social.

En el mundo de los valores, personajes como el padre Felipe Berrios o Benito Baranda, son quienes han liderado la puesta en el tapete de dinámicas y temas nuevos, distanciándose de viejas jerarquías, porque han entendido que los paradigmas de “los mismos” de su clase dejaron de tener sentido para los ciudadanos.

Afortunadamente, en política vemos caras nuevas y, mejor aún, propuestas nuevas donde el hilo conductor es esta urgente necesidad de conexión con la ciudadanía. Alberto Mayol, Felipe Kast, la misma Beatriz Sánchez, apuestan a estos sentidos abiertos, han probado otras dimensiones, han salido de la caja. Son líderes de un tipo nuevo, transversales, que han estado en las veredas opuestas y han experimentado aquello de ser “otro”, porque no provienen de las elites tradicionales en política o, aún perteneciendo a estas, han trascendido tras procesar que el mundo dejó hace rato de ser de blancos, negros y grises. Ni hablar de la añeja dicotomía izquierda-derecha.

Diversidad, integración, imigración, un Estado que se hace cargo, son temas que están instalados en estas nuevas generaciones que, más allá de los resultados en la próxima elección, han sabido plasmar nuevas miradas, experiencias y debates. Es por eso que, frente a los que porfiadamente se aferran arriba, en las cúpulas, a las viejas formas de dominación y control autocomplaciente que no rinde cuentas, estos líderes transversales representan en forma colectiva una esperanza de un país más dialogante, próspero, equitativo y unido en sus ideales.

El parto para ver nacer este nuevo Chile no es fácil, rápido ni indoloro, pero contamos con la fuerza de esas nuevas generaciones y con el ejemplo de estos emprendedores institucionales. Solo tenemos que sumar la capacidad de cuestionarnos y trabajar con buena voluntad aquellos que estamos en la educación, el gobierno corporativo, el emprendimiento social, en los centros de pensamiento, así como los que desde el Estado tratan de hacer una diferencia para todos los chilenos. Puestas esas ruedas en movimiento, no veo cómo no podríamos dar a luz un país mejor.

Gonzalo Jiménez
Economista

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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