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El potencial de Latinoamérica basado en las Fintech… ¿o Techfin? Opinión

El potencial de Latinoamérica basado en las Fintech… ¿o Techfin?

Uno de los principales retos de las Fintech, hoy, es alcanzar la pureza de la información que reciben pues a partir de ahí radica el procesamiento que le dan a la misma y la escalabilidad que pueden llegar a tener. Sin embargo, si se toma como información de entrada la factura electrónica y, a partir de ahí, se conectan servicios financieros, estaríamos a las puertas de convertir a nuestra región en referente mundial en una industria en la que el desarrollo apenas está dando sus primeros pasos.


El año pasado escribí en El Mostrador una columna comentando sobre el acelerado posicionamiento de las Fintech a nivel global, al punto de que una de éstas (PayPal) ya estaba pautando en el Superbowl de los Estados Unidos.

Tiempo después, leo un informe del Banco Interoamericano del Desarrollo (BID) y de Finnovista (empresa aceleradora de proyectos Fintech), que indica que tres de cada cinco empresas de estas características fueron establecidas solo en los últimos tres años: entre 2014 y 2016. Dicho reporte identifica 703 empresas de esta industria, de las cuales 65 son de Chile.

La definición de Fintech (Financial Technologies) data de empresas de servicios financieros que aprovechan las últimas tecnologías para crear productos y servicios pioneros e innovadores. Sin embargo cuando analizamos el caso de América Latina nos encontramos con empresas que se aprovecharon de las últimas tecnologías para crear plataformas sumamente innovadoras las cuales conectan servicios financieros. O sea a la inversa. ¿Será que en nuestra región se está consolidando una categoría llamada Techfin?

Es importante tener presente que Latinoamérica es considerada la región mas desarrollada del mundo en facturación electrónica, solo comparable con los países nórdicos. Y dentro de la región, Chile fue pionero no solo en el uso de la facturación electrónica, sino en la confirmación electrónica de las mismas por parte del comprador y talvez la parte con mayor potencial, el factoring electrónico y el registro único de cesión de créditos.

El reto: pureza e inclusión financiera

Uno de los principales retos de las Fintech, hoy, es alcanzar la pureza de la información que reciben pues a partir de ahí radica el procesamiento que le dan a la misma y la escalabilidad que pueden llegar a tener. Sin embargo, si se toma como información de entrada la factura electrónica y, a partir de ahí, se conectan servicios financieros, estaríamos a las puertas de convertir a nuestra región en referente mundial en una industria en la que el desarrollo apenas está dando sus primeros pasos.

En el informe se indica que una de las mayores diferencias entre América Latina y los países desarrollados es que aquí existe un gran sector de la población -el 49%, según cifras de Global Findex-, que todavía no tiene acceso a servicios financieros formales, convirtiendo a la inclusión financiera en uno de los grandes objetivos del siglo XXI para gobiernos, agencias de desarrollo, bancos multilaterales y ONGs de América Latina.

Por lo anterior, vale la pena hacer un análisis de qué tanto aprovechamos esta oportunidad en la empresa de la que formamos parte, y en cómo podemos impulsar la eficiencia operativa entre nuestros ecosistemas de clientes y proveedores, y a partir de ahí, impulsar en un ambiente abierto, sin costo de ingreso, basado en un estándar país y con beneficios para todas las partes, esta nueva industria que rápidamente se posiciona en el mundo.

Ya sea como Techfin o como Fintech, lo más rescatable es que en Latinoamérica y en especial en Chile tienen una oportunidad no solo de participar, sino de liderar esta nueva era que muy rápidamente está obligando a la industria financiera a cambiar en los últimos años lo que no ha cambiado en los últimos 100 años.

Sergio Chaverri
Cofundador de Gosocket

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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