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La agenda pro crecimiento es urgente Opinión

La agenda pro crecimiento es urgente

Es urgente que el sector privado y el mundo público trabajemos para diversificar nuestra matriz productiva, incorporar más valor agregado a la canasta exportadora e incrementar la inversión en Innovación, formando capital humano de excelencia –lo que implica mejorar sustantivamente la calidad de la educación terciaria– e impulsar la modernización tecnológica aplicada a mejores procesos productivos.


Nadie puede estar contento con el crecimiento 2016 de 1,6% del PIB, que ratifica otro año de desaceleración económica –iniciada en el segundo semestre del 2013– producto de la caída de precios de los commodities y la mantención de una cobredependencia en la exportación de productos primarios.

Pero debemos abandonar las trincheras donde algunos solo inculpan a las reformas como responsables de este menor crecimiento y no miran el entorno mundial que explica parte importante de la ralentización de nuestra actividad ni menos hacen una autocrítica sobre las malas prácticas empresariales ni la poca visión de futuro en cuanto a invertir en innovación y tecnologías.

Como país debemos construir espacios de diálogo para consensuar nuevos caminos para impulsar una nueva fase de crecimiento, pero eso implica que los actores empresariales abandonen el ideologismo antirreformista.

Es urgente que el sector privado y el mundo público trabajemos para diversificar nuestra matriz productiva, incorporar más valor agregado a la canasta exportadora e incrementar la inversión en Innovación, formando capital humano de excelencia –lo que implica mejorar sustantivamente la calidad de la educación terciaria– e impulsar la modernización tecnológica aplicada a mejores procesos productivos.

Le hace mal al país mantener el actual clima de desconfianza y debemos pasar a un escenario de mayor diálogo y colaboración.

Para volver a crecer se requiere dialogar y construir una agenda pro crecimiento de corto plazo, donde se priorice –a modo de ejemplo– la urgencia de estimular el desarrollo de nuevas industrias, como la de las Energías Renovables –que en el período 2014-2016 aprobó una diversidad de proyectos que significan más de US$ 30.000 millones en inversión en ERNC– o el turismo sustentable; se debe agilizar la inversión pública en infraestructura y hospitales; se debe tener una política más activa de atracción de inversión extranjera; se debe seguir fomentando el emprendimiento –en especial en regiones– con los programas gubernamentales como los Co-works y los Centros de Desarrollo de Negocios; hay que crear un Fondo para financiar innovaciones que apunten a incrementar el valor agregado de nuestra canasta exportadora.

Esa agenda pro crecimiento debe construirse en conjunto y con mucho diálogo entre los diversos actores y eso no se construirá con “cónclaves”; sino con un diálogo-país donde estemos todos(as) los que queremos un crecimiento para que Chile sea más diversificado en su matriz productiva y más integrado socialmente.

José Miguel Ortiz
Diputado
Presidente Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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