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Cuando las convicciones fallan Opinión

Cuando las convicciones fallan

La menor confianza en las convicciones les jugará en contra a quienes quieran ser más prudentes, especialmente cuando varios de los nombres que se manejan para llenar las vacantes que hay en la Fed son críticos abiertos de las tasas bajas. Si el grupo de convencidos de que la inflación viene pronto logra conformar una mayoría, entonces podríamos ver el comienzo de un ciclo restrictivo, algo para lo que muchos inversionistas, y más importante aún, sus portafolios, no están preparados.


Los bancos centrales típicamente tienen la misión de mantener la estabilidad de precios. En teoría, la actividad importa en la medida que afecte las expectativas inflacionarias que, a su vez, son uno de los principales determinantes de la inflación futura. El caso de la autoridad monetaria de EE.UU. (la Fed) es distinto, ya que en 2012 se le encargó explícitamente velar por “máximo empleo y precios estables,” un mandato dual.

Aunque por varios años el estado de ambas variables apuntaba a la necesidad de una política monetaria expansiva, el desempleo hoy es más bajo que el que se estima de “largo plazo”, cumpliendo una parte del mandato. Sin embargo, esto ha despertado las alertas, porque en teoría situaciones así vienen acompañadas de presiones inflacionarias.

Así, un grupo de (sobre)precavidos ha recomendado retirar el estímulo monetario (subir las tasas) más rápido de lo que lo están haciendo.

El problema es que, a pesar de años de advertencias, la inflación no ha llegado y hoy está bastante por debajo de la meta. Esto ha sido enfatizado por un segundo bando que apoya la mantención de las tasas bajas para seguir estimulando la economía y el empleo, al no haber señales de mayor aumento en los precios. Las dos visiones se plasmaron en la última reunión de política monetaria de la Fed en septiembre, donde se discutió extensamente sobre las causas y consecuencias del bajo crecimiento de salarios y precios.

Ha sido difícil para estos dos grupos ponerse de acuerdo, en especial porque no hay mucha claridad sobre por qué no hay inflación. En su última conferencia, Janet Yellen, presidenta de la Fed, mencionó que “el déficit de inflación respecto al 2%… es un misterio, y no diré que el comité comprende claramente las causas de esto”. En su opinión, son factores puntuales, como la caída en los precios de medicamentos o los planes de celulares, los que explican buena parte de la menor inflación, pero que por su naturaleza transitoria debiéramos ver una normalización.

Pero hay otros puntos de vista. Por ejemplo, en un reciente discurso, Lael Brainard, también miembro del comité de política monetaria, argumentó que la caída en la inflación de tendencia podría explicar lo que ha pasado, siendo este un factor de carácter más permanente y difícil de revertir. Para ella, el hecho de que los salarios crezcan poco a pesar de la enorme mejora del mercado laboral, lleva a pensar en que la relación entre ambos se habría debilitado, o hasta roto.

Viendo la parte media llena del vaso, estas diferencias son las que llevan al desarrollo de la disciplina e, idealmente, a que se encuentre una respuesta a esta dicotomía. Pero, por otro lado, las decisiones deben tomarse ahora, con la incertidumbre aún presente. Y ambas posiciones tienen asociadas recomendaciones distintas: subir tasas sin mirar mucho la inflación si es que sus bajos niveles son transitorios, o retrasar el plan de alzas si es que no lo fueran.

Ambas opciones también tienen riesgos. Subir mucho y/o muy rápido expone a generar una recesión. El hacerlo muy lento se expone a peligros asociados a la estabilidad financiera y además abre un flanco por un posible sobrecalentamiento de la economía a futuro, que a su vez obligaría a subir tasas más rápido, volviendo al escenario donde se llega a una recesión.

Probablemente, veremos un tibio, pero correcto, proceso de alzas graduales, buscando ser lo menos disruptivas que se pueda. Si es así, el actual ambiente favorable a la toma de riesgo continuaría, principalmente porque la Fed no entorpecerá las mejoras que se están produciendo en el resto del mundo. Pero la menor confianza en las convicciones les jugará en contra a quienes quieran ser más prudentes, especialmente cuando varios de los nombres que se manejan para llenar las vacantes que hay en la Fed son críticos abiertos de las tasas bajas. Si el grupo de convencidos de que la inflación viene pronto logra conformar una mayoría, entonces podríamos ver el comienzo de un ciclo restrictivo, algo para lo que muchos inversionistas, y más importante aún, sus portafolios, no están preparados.

Jorge Cariola
Economista Grupo Security

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